jueves, 9 de mayo de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 48

¿Asesino o justiciero?.
-¿En serio no tomaste nada? Tienes una mirada distinta.
La esposa del Ministro se le lanzó a los brazos y lo besó mientras su mano derecha apretaba con fuerza la entrepierna del hombre.
-Coño pero estás salvajita, cálmate.
-Hazme tuya, cógeme.
El ministro estaba excitaro pero no entendía la actitud de su esposa, que no era justamente una mujer fogosa en el sexo.
Ella le quitó la chaqueta y halando la camisa hizo volar los botones, desabrochó el pantalón de su esposo y ella dejó caer su vestido quedando completamente desnuda.
-Tócala, está húmeda.
El ministro puso su mano en la vulva de su mujer y sintió el flujo caliente, tanto que le quemó y retiró la mano secándose en su barriga.
-Tienes una brasa entre las piernas.
La mujer le dio una cachetada al hombre, este se molestó y le lanzó un golpe.
-¡Más nunca se te ocurra pegarme maldita perra! -La lanzó a la cama y la penetró. Ella no mostró en su rostro ni dolor ni incomodidad.
-Eres tan poco hombre que no me haces sentir nada. -Recibió una cachetada por parte de su esposo y esta apretó su vulva tan fuerte que el dolor que sentía el hombre en su pene lo hizo gritar. Soltó. 
La piel del pene estaba roja y sensible al tacto. -¿Qué hiciste?
-Hacer lo que deberías hacer tú, hacerte sentir. 
-Eres una maldita.
-Tú un pobre guevón que no sabe complacer a una hembra y eres un corrupto de mierda.
Se paró de la cama, ella también.
-Te vas a ir de mi casa y te comunicarás con mi abogado para...-De repente sintió una presión en el pecho, su cara se ponía roja, se retorcía mientras se arrodillaba en el suelo. Extendía su mano pidiendo ayuda.
-¿Te estás mueriendo? Te lo mereces.
La mujer de pie frente a él iba desapareciendo y el rostro y cuerpo de Bernardo estaba ahora frente al ministro, que sorprendido por el cambio se desplomó en el suelo, sin vida.

Bernardo se vistió con la ropa de la mujer, llamó a la policía para decirle lo que había sucedido.
--Si me quieren buscar estoy en el restaurante Churrasco Grill--.
Bajó a planta baja y le contó al vigilante lo que había hecho y se fue.

Se montó en su carro estacionado una cuadra antes del edificio y se fue a su casa.

Randy estaba sentado sobre Kimberly, levantaba y bajaba su cadera mientras veía como el pene de su amada entraba en su culo. Estaba espaldas a ella.
-¡Aaaah, aaaah, aaaah, coño, que rico, coño. - Se masturbaba mientras seguía moviéndose. Kimberly no hacía nada, disfrutaba verlo gozarse su pene.
El enorme pene entraba y salía con facilidad en el culo de Randy que sudaba a borbotones. Mientras eyaculaba en las sábanas no paraba de moverse y gritar.
-Estoy a punto, ya viene.
-Ya va, ya va. - Se bajó masturbó a Kimberly y el orimer chorro bañó su cara, el resto se lo bebió gimiendo mientras tragaba el semen con el pene en su boca.
Ki.berly se retorcía, la sensibilidad de su pene le erizaba la piel, mientras Randy exprimía las últimas gotas que salían del pene. Miraba las tetas de su chica y se detuvo.
-Quiero que te las quites por favor, no puedo verlas, me perturba eso.
-Randy eso forma parte de mi transformación, quiero verme femenina.
-En al cama eres todo un macho, cambias, gruñes, te comportas como hombre.
-Eso es en el sexo, en mi vida cotidiana quiero ser una mujer.
-Compláceme anda...siempre podrás ponertelas de nuevo cuando yo no esté.
-Ah coño que bonito, me vas a hacer quitármelas para que después me dejes.
-No quise decir eso...es que...no puedo verte con eso...yo...
-Ya Randy, vamos a dejar el tema. Ya veo que tú tampoco eres el indicado para mi.
-No me vayas a dejar por favor, te lo pido, no me dejes, yo me muero si te vas.
-Eres inmortal
-Soy un pobre diablo sin ti, moriré si no te tengo.
-No digas tonterías Randy. Yo no voy a quitarme los senos por un capricho.

-Déjame solo.

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