martes, 16 de febrero de 2016

MALAS INFLUENCIAS. Acercándome a Dios.


Esa noche llegamos a mi casa. Llamé a Humberto para decirle que estaba con Tomás en mi casa que se sentía un poco down. Hablé con los gemelos que se arrecharon conmigo porque les había dicho que iba a jugar con ellos PlayStation.
–<<Seguro vas a tirar con Tomás, no le veo otra explicación y me debes un cuento>>. Chao. -Me trancó el teléfono Abel.



–Los gemelos que se ponen celosos. ¿Quieres comer algo? ¿tomar?. –Tomás se me vino encima y me dio un beso en la boca. –Wao sin preambulos. -Lo abracé y comenzamos a besarnos, le quité  la camisa y él la mía. Se acercó y me lamió las tetillas mientras me desabrochaba el pantalón. Se agachó y me bajó el interior y comenzó a mamarme el guevo desesperadamente, lo levanté.

–Espera, espera, estás como desesperado, cálmate, lo vamos a hacer pero relájate disfrútalo.

–Te tengo ganas y quiero hacerlo coño, tengo tiempo que no hago nada.

–Mira, ya, con calma. -Lo besé suavemente y profundo para que se relajara, nos fuimos a la cama.



Lo recosté de la cama y le quité los zapatos, las medias y el pantalón. Terminé de desnudarme y me puse sobre él sin acostarme encima. Comencé a besarle el cuello, dándole suaves mordiscos, al igual que en las orejas, lo beso y comienzo a bajar por su pecho haciendo lo mismo, busco sus tetillas y las muerdo, gime, se estremece y sigo bajando. Su ombligo pequeño y poco profundo recibe mi lengua y mis dientes, sus vellos que siguen hacia su pene los recorro con mi nariz y labios.Me paseo por sus muslos y muerdo su parte interna para luego llegar a la rodilla y también morderla, cuando bajé a la pantorrilla, escuché un grito ahogado y de repente siento en mi cara algo caliente, Tomás había acabado y mucho, comenzó a temblar.

Aproveché y me puse un condón, tenía que cogérmelo, le levanté las piernas y escuché a Tomás.

–Quiero que me lo metas y ya. -Lo hice, lo penetré hasta el fondo y comencé a moverme despacio, lo sacaba y lo metía. Tomás no había perdido la erección y comenzó a masturbarse, sentía mi pene caliente, la cara de Tomás era otra, estaba como poseído, se notaba que estaba disfrutando el sexo. Lo volteé y se lo metí boca abajo, el hombre me apretó el guevo y logró que acabara pero seguí cogiéndomelo cuando lo puse en 4, quería que acabara de nuevo. Y lo hizo.



Se quedó callado y a los segundos comenzó a reirse.

–¿Qué pasó?

–Wao François me hiciste acabar sin tocarme, lo que hiciste me encantó.

–Para que veas que lo mio no es sólo tirar y que no sólo que te penetren vas disfrutas del sexo. -Me abrazó y así nos quedamos dormidos hasta el día siguiente.



En la mañana aprovechando que estaba en casa y ya se había ido Tomás luego de desayunar, me puse a revisar mi correo. Recibí uno de una amiga del colegio que tenía añales que no sabía de ella.

Me envió la invitación para el bautizo de su hija, era el sábado de esta semana en La Lagunita. Iglesia Santa Ana a las 11 am

Salí a comprarme un traje pues el que tenía ya estaba casi desteñido y pasado de moda.



Ese sábado Tomás no podía ir porque tenía otro compromiso, Ernesto iba a estar en Margarita, le dije a dos amigos más y nada. Humberto y los gemelos iban a irse de paseo. Decidí ir solo y punto.



Era sábado me había puesto mi traje beige y una corbata vinotinto y una camisa de rayas azul celeste delgadas. Eran las 9:30 de la mañana y no había llegado nadie, me pareció raro, saqué la invitación que imprimí. 11 am.

Que ladilla, llegué antes. -Arrugué la invitación.



Me puse a recorrer la iglesia alrededor, era hermosa. Me voy por la parte de atrás y hay como una pequeña casa, supongo que del cura, oigo ruidos y me acerco, al asomarme veo aun tipo que viene sin camisa. Musculoso pero no al extremo, unos pectorales que lo adornan unos vellos rebajados. Estaba en bluyín, el cabello castaño oscuro y la cara limpia sin barba ni bigotes, hermoso.

–Buenos días ¿qué se le ofrece?

–Ah disculpe es que vengo para un bautizo y llegué algo temprano y me puse a caminar y conocer la iglesia que es muy bella.

–Así es. Mucho gusto me llamo Carlos y soy el cura de esta iglesia.

Yo creo que en ese momento acabé sin darme cuenta. Ni en mis fantasías más perversas había aparecido un cura así.

Se estiró para tomar algo de una repisa que estaba alta y me oriné al verle marcados los oblícuos.

–Vaya, nunca me habría imaginado que fueras tú el cura. -Se agarró el paquete, no sé para qué, pero lo hizo.

–¿Por qué, porque tengo cuerpo de gimnasio, soy joven y apuesto.

–Que bueno que destaques tus virtudes externas. -Le dije

–Pasa ven a tomarte un café mientras esperas por la gente. Quítate el saco que hace calor. ¿No te importa? -Se desabrochó el panatlón y se quedó en boxer, los flojos, eran de la cara de bugs bunny pequeñita repetida por toda la tela, era tan mata pasión que me dio morbo. Tiene un culo que debe estar bendito.

–No que va, que me va importar estás en tu casa o bueno en la del Señor, no creo que se moleste.



Fue a buscar el café, trajo una bandeja con 2 tazas, una jarrita de leche y unas galletas, me pareció un poco marica eso pero bueno, ya el ambiente se prestaba. Se sentó al lado mio en el mueble doblando una pierna encima del sofá, se le veía una bola, no sé si fue a propósito pero se la acomodó  con la mayor de las lentitudes.

–Ponte cómodo mientras te sirvo el café.

Me quedé igual que él pero en interiores cortos. –Tú tampoco tienes mal cuerpo y El Señor te dotó de un buen instrumento. –Dijo eso y me entró un calor que ya estaba sudando.

 –¿Has escuchado de Sodoma? –este carajo era un enfermo y me gustaba.

–Si -Le dije.

–Bueno, vas a llevar guevo por ese culo. –Me dijo eso y se tiro encima de mi No sé en que momento pasó pero él ya estaba sin boxer y yo con su guevo en mi mano. Me quitó el interior y empezó a mamarlo. El curita sabía lo que hacía, lo veía mamar y veía sus hombros bien formados, se detuvo y me dio un beso. –Tienes un guevo hermoso y divino, huele rico, que Dios lo bendiga –Qué manera de ponerme cachondo diciendo esas cosas–.



–Te cojo con condón o sin condón.

–Siendo cura debería confiar en ti, pero tienes pinta de ser un bicho, así que ponte condón.

–Como quieras, igual te voy a coger. -Abrió el paquete, estiró el condón y se lo puso de una en un guevo nada despreciable, se echó lubricante y ahí tirados en el sofá me penetró. Me levantó las piernas y comenzó a darme con fuerza, sus abdominales se marcaban con cada empujada que me daba y yo quería gritar. La respiración la tenía entrecortada.

–¿Te gusta como te cojo?

–Dios, si.

–No es Dios quien te coge, soy yo, Carlos. –Y me dio más duro, se levantó del sofá y fue a un cuarto. Regresó con el alzacuellos puesto.

–Para que te acuerdes que te cogió un cura. Agárrate de mi cuello. -Lo hice y me alzó para volver a penetrarme. –Mírame a los ojos mientras te cojo.



Iba caminando mientras me tenía ensartado, abrió una gaveta y sacó… UNA HOSTIA, me la puso delante de mi –El cuerpo de Cristo.

–Amén. -Eso terminó de volarme los tapones.

–Coño termina de darme duro, me dijiste que esto era Sodoma.

Le dije eso y el tipo me puso en el piso acostado para luego levantarme y ponerme la espalda en línea recta y con mi cabeza en el piso, me abrió las piernas y él parado comenzó a cogerme. Aquel guevo encontró, apenas entró, mi próstata y la estaba tocando, yo me vine enseguida, la leche me llegó a la cara pero ese hombre siguió. Me puso en 4 en el sofá y cada vez que empujaba movía el mueble. Lo llevó hasta la pared.

Siguió empujando hasta que se detuvo y lo sacó. –Ponme la cara, ponme la cara, dale.

-Me volteé y el cura derramó su leche bendita, y caliente, en mi cara y pelo.



Nos tuvimos que duchar de nuevo, eran casi las 11 de la mañana. Cuando ya estaba vestido nuevamente, Carlos se puso la sotana y me dijo –Puedes irte en paz. –Ya mi guevo volvía a despertarse pero teníamos que ir a la iglesia.



Por mi culpa la misa comenzó tarde, yo me estaba durmiendo, el cura me dejó aguevoneado, pero valió la pena. Estaba a 4 puestos de donde estaban los padrinos y los papás así que tenía a Carlos cerca, de vez en cuando me echaba una mirada y yo le picaba el ojo. Al lado tenía a una señora que debía tener 70 o 75 años.

En un momento en que todos estaban de pie y yo también, la señora me hala el saco para que me siente.

–Este cura es guapísimo ¿verdad?. -Yo me limito a sonreir. –La gente de por aquí dice que es gay pero no de esos enfermos que se acuestan con niños, no, hace sus cosas con hombres de su edad. También dicen que el cura está bien armado.

–Señora pero usted no debería de estar hablando de esas cosas aquí en la iglesia –Y hace una hora me cogió el cura.

–Tú harías buena pareja con él.

–¡Señora! ¿Pero usted está de acuerdo con que los curas tengar relaciones? ¿Cómo sabe que yo soy gay?

–Claro y se casen con quien quieran, esa gente ahí reprimida, ¿quién sabe adónde se va todo eso que no sale del cuerpo?. Lo sé porque yo los huelo cuando están cerca y además te vi entrando por la parte de atrás donde vive el cura y no saliste de ahí sino una hora después.

–Señora no vaya a decir nada.

–Tranquilo joven, además como le dije la gente lo sabe y no dice nada y las mujeres de aquí están contentas con él, saben que es gay pero no les importa, se ponen cariñosas con y le regalan dulces, tortas, le traen comida. ¿Quiere saber algo más?

–Cuénteme.

–Muchos de los maridos de esas mujeres, han estado con el cura.

–Ah mira, que curioso.

–Hace poco nos enteramos en mi familia que mi nieto, el más pequeño es gay, tiene 16 años, yo hablé con el y le dije que cuando cumpliera 18 años lo traía para acá con el cura, lo que pasa es que mi nieto está desesperado por perder la virginidad y yo le voy a regalar eso y que mejor que con un cura.

–Señora, admiro su mente abierta, más bien demasiado mente abierta.

–Ay mijo, si yo le contara. -Y me contó.

–Yo era puta cuando tenía 16 años, trabajaba en el bar de mi abuelo y me pusieron a hacer eso porque tenía que llevar plata a casa, cuando cumplí 18 años me fui con uno de mis clientes, un señor de 32 años muy bueno, padre de mis 8 hijos, nunca nos casamos y enterré a 7 hijos. El padre de mis hijos murió hace 15 años. Yo he visto de todo mijo y sé como son las cosas, lo que pasa es que ahora todo es más abierto y pervertido y hay que cuidarse pero desde siempre han pasado estas cosas.



Tanto hablé con la mujer que nos quedamos solos en la iglesia y ya se había ido todo el mundo.

–Ahí está el cura, vaya a hablar con él, si está ahí es porque lo está esperando.

–Bueno pero por lo menos dígame su nombre.

–Mijo confórmese con saber que soy la mamá de Jack. –En ese momento se acercó Carlos y me distrajo.

–¿Cómo que la mamá de Jack? –Cuando volteé ya no estaba.

–¿Tu viste a esa mujer?

–¿Qué mujer?

–Llevo rato hablando con una mujer que estaba aquí sentada.

–Aquí no ha habido ninguna mujer, ¿cómo es que es tu nombre?

–François, me contó una historia ahí de su familia, sus hijos, que fue puta, que sabe que eres gay.

–Jajajajaja Mira chico pues va a ser cierto lo del mito urbano de la señora que se le aparece a la gente cada vez que hay bautizos. Siempre escuché el rumor pero nadie que me dijera que se le apareció y ahora vienes tú y me cuentas eso.

–Pero es que me dijo que era mamá de un…amigo mio, eso me descolocó.

–Acompáñame a tomar otro café, ¿quieres?



Le dije que si, pero en realidad mi mente estaba en otro sitio.

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