jueves, 18 de febrero de 2016

MALAS INFLUENCIAS. Conociendo a Jack.


Me senté en la barra del Pullman y pedí un vodka con naranja. Eran las 7 de la noche así que todavía no estaba full, la gente que había eran los recien salidos del trabajo, algún motorizado y uno que otro que no tenía más nada que hacer y entró ahí, como yo.


Se me acercaban algunos a sacarme conversación pero en mi mente solo estaba Jack, su mamá, Eduardo, el negro que estaba con él, el abogado, Susana y su hermano Sergio. Todos dando vueltas en mi cabeza y ya iba por el tercer vodka, entre la gente que llegaba y la música que comenzaba a animar el ambiente, se hicieron las 9 de la noche. Terminé el trago y me fui al baño. Orinando se acercó alguien, era un conocido de la vida, me saludó y conversamos mientras orinaba.

–¿Estás solo?

–Si, vine a beber un poco y relajarme y quiero seguir solo, no quiero compañía.

–Vale, vale, bueno hablamos en otro momento.



 Me volví a sentar en la misma silla y pedí mi cuarto vodka. Un hombre moreno y algo musculoso se sentó a mi lado.

–Esto está aburrido ¿no?

–Seeeh – Le dije y volteé a verlo bien. –Yo te conozco de algún lado -Le dije.

–Nos vimos en el consultorio del psicólogo.

–Aaaah es verdaaad, que me viste el guevo cuando meaba. ¿Y sigues casado? Jajaja

–Jajajaja ahí voy, estoy escapado quería divertirme un rato, a pasarla bien y tomar algo y que bueno que te encontré.

–Podemos divertirnos de otro modo y en otro sitio. -Le puse la mano en la pierna y la moví hacia su paquete, él me retiró la mano.

–Tranquilo, no voy en busca de eso. Cuéntame, ¿qué tienes? Tienes cara de pocos amigos.

–Bueno, me acaban de rechazar para un polvo, mi papá empatado con una tipa que encima que es una puta se quiere aprovechar de él y no quiero que jodan a mi papá.

–¿Y no crees que tú papá esta grandecito para que haga lo que quiera?

–Si, lo que no quiero es que caiga como un guevón.

–Deja que él solo se de cuenta.

–Y también estoy metido en un peo arrecho, me involucré accidentalmente en unproblemón y ahora no sé como salir.

–¿Y qué te pasó?

–Noooo, eso no te puedo contar, sólo puedo decirte que alguien me vigila y me cuida que no sé quien es , porque no le he visto la cara pero lo he tenido cerca.

–Tu vida es una película.

–Si pues, lo arrecho es que el tipo me da morbo, fantaseo con él pero es un…

–¿Un qué?

–Un…guevón que no da la cara. Pero verga tengo unos sueños con el carajo, que me coge y me lo cojo.

–Eres versatil.

–En la cama soy lo que quiera la gente. –Estaba a punto de pedir  mi quinto vodka pero primero me levanté al baño.

–Mira, no me has dicho tu nombre, yo me llamo François. –Le di la mano tambaleándome.

–Jack, mucho gusto

–Ya regreso Jack que me meo. –Caminé unos pasos y caí en cuenta que se llamaba Jack, JACK, JACK, JACK  me volteé y ya no estaba el hombre, pero me estaba orinando y fui al baño. Me sentía mareado.

Maaaarico me caí a  palos con Jack y no me fijé en él, el tipo que me tiene mal y yo de aguevoneao no me fijé.

–Chamo estás hablando solo.

–Cállate la boca mamaguevo, yo hablo con quien me dé la gana.

–Tranquilo pana, relájate.



Salí del baño y fui a pagar mi cuenta, tenía que irme pero no podía manejar así, el local estaba full y salí para la calle.

–¡Móntate! Te llevo, así no puedes manejar.

–Cooooñoooo, mi Jack  no se fue, te vi la cara hoy y no me acuerdo.

–No sé de que hablas. -Me haló de la chaqueta montándome en la moto y arrancamos.



Fui todo el trayecto abrazado a Jack su cuerpo era perfecto aunque no lo había visto. Llegamos.



–Eres un imbécil. Te tuve al lado y te pusiste misterioso y no bebiste conmigo.

–No sé de que estás hablando, dame las llaves de tu carro.

–¿Por qué no me das la cara? Bueno ya me la diste, estabas a mi lado en el Pullman.

–Tú no sabes nada mí.

–Quítate ese casco y dame la cara. –Intenté quitárselo y me agarró el brazo doblándomelo hacieendome caer al piso.



–No vuelvas a hacer eso.

–¿Por qué? ¿Me vas a matar a mi también como hiciste con Susana y quien sabe cuantos más? -Me levantó del piso y se quitó el casco, yo tenía la visión borrosa pero vi que tenía un pasamontañas  solo se le veían los ojos y la boca. Me agarró con fuerza del saco y me dio un beso en la boca.

Aquel beso fue interminable, un beso bien dado, un beso con pasión con una lengua juguetona, mordió la mia, mordió mis labios, volvió a besarme y luego se separó pero solo escasos centímetros de mi boca y me habló.

–Cuando yo quiera sabrás de mí, no antes. Ve a acostarte y pasa la borrachera. Te vuelvo a conseguir borracho en algún sitio y te quito la rasca a golpes. -Me soltó, se puso el casco, se montó en su enorme moto y arrancó, como siempre, a toda velocidad y me dejó ahí en el edificio de Humberto.

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