jueves, 15 de octubre de 2015

SE ME ANTOJA QUERERTE 4 #SMAQ


Débora y Rendel.

El nuevo local que tenía Débora con su socio iba marchando muy bien. Ya el socio le había asomado la posibilidad de abrir un nuevo local.

Esa mañana Débora se reunió con un abogado para arreglar todo lo correspondiente a sus bienes.



Reunida ya con el abogado quería dejar sus acciones en partes iguales a su madre y a Alejo, con todo lo que había pasado quería dejar listo eso para cualquier eventualidad. Se había comprado un carro sin decirle a nadie y estaba arreglando el papeleo de eso e incluirlo en su testamento.



Aunque Débora no sabía manejar, estaba tomando clases diarias para defenderse mejor si necesitaba usar el carro en algún momento. Parte de las diligencias estaban listas, le había tomado toda de la mañana. Habían otros documentos que registrar y notariar pero ya se encagaría de eso el abogado, ahora ella se iría al salón de belleza hasta el cierre.



Ramiro, el socio de Débora se había ido una hora antes del cierre para terminar unas cosas pendientes de otros negocios que tiene. Ella atendió a un par de clientas fijas que sólo querían atenderse con ella. Despidió por el día de hoy a los empleados, cerró la caja junto a su asistente que se fue antes que ella. Débora cerraría todo y se iría a casa.



Al salir del local se encuentra de frente con una moto que le parecía familiar, a un lado, un hombre estaba sentado en el muro. Al verla se levanta.



–Hola Arquímedes –Débora cada vez que escuchaba ese nombre se le revolvía todo pero no iba a discutir por eso, ya no había remedio.
–¿Qué quieres Rendel? Ya no sé como decirte que me dejes en paz –Se puso nerviosa una vez que lo vio.
–Vine en son de paz mi pana, mírame –dio una vuelta
–Desarmado y sin los panas. ¿Crees que vengo a joderte?
–Ya lo has hecho varias veces el que estés desarmado no quiere decir nada.
–Te recuerdo que me diste cuatro tiros y aquí sigo, con el brazo medio jodío pero ya mejorando. –Débora se puso más nerviosa.
–Móntate que te llevo a casa.

Se quedó pensando unos instantes y luego habló.
–Vamos a hacer algo mejor, vamos a tomarnos un café y hablamos.
–¿Hablar? ¿De qué vamos a hablar?
–Por fa vamos a sentarnos a conversar, han pasado muchas cosas y yo no pudo seguir con esta angustia cada vez que te veo.
–Si va, pero yo no quiero café, vamos a tomarnos unas birras, allá arriba en los chinos.



Se montaron en la moto y subieron por la urbanización hasta llegar al restaurante chino.



–Rendel, quiero llevar la fiesta en paz, quiero estar tranquila, quiero que tú hagas tu vida, estés metiodo en tus asuntos que no me importa cuales son, pero a mi me dejes tranquila.
–Me quisiste matar guevón, de vaina y me dejas pega’o, tú si eres arrecho.
–Fue un momento de desesperación y rabia, me habías violado Rendel, me violaste, ¿qué querías que hiciera? Si encima tienes amigos en la policía.
–No te voy a decir que estamos tablas porque a mi casi me haces cruzar el páramo.
–Otra cosa, tu primo si que no va a temblarle el pulso para hacerte algo si se entera que te me acercas, de hecho si sabe que estoy contigo aquí –Sonó el celular –Mira, es él.

–<<Hola Alejo, ¿cómo estás?>>
–<<Holabien quería saber si estaba todo bien por allá, estoy llamando al local y no responde nadie>>
–<<Si, escuché el teléfono cuando sonaba pero ya estoy cerrando, en un ratico salgo a casa>>
–<<Ah ok, que bueno, avísame cuando llegues por fa>>
–<<Seguro, un beso>>



–¿Para que sigues pendiente de ella si ya no son novios?
–Bueno Régulo, porque ella me importa, la amo, la adoro y le dije que no la iba a dejar sola. Rendel la tiene en la mira y la quiere joder.

Régulo, el bombero volteó los ojos hacia arriba soltando un suspiro –Ese primo tuyo es una basura, va a terminar por hacerle algo a ella o a su mamá…o a ti. –Se levantó de la cama desnudo y se fue a orinar –Pero me parece que estar llamándola mientras estás conmigo me parece un poco corta nota –Se sacudió el pene y regreseo a la cama.

–Tú si eres descarado, me acosté contigo estando con ella y ahora te me pones digno, no me jodas.
–Bueno, ese es tu peo, tu te acostaste conmigo porque quisiste, yo tampoco te obligué.
–Vamos a dejar la conversa hasta aquí y yo mejor me voy.
–No vale, coño quédate vale, quiero dormir contigo, siempre te vas.

Alejo se había levantado de la cama y se había puesto el interior. Régulo al verlo con el interior blanco puesto y aquel enorme cuerpo, comenzó a excitarse de nuevo.
–Mira como me pusiste, quítate eso y regresa a la  cama.



–Alejo es un imbécil, pero es mi familia, me da arrechera que esté contigo.
–Ya no está conmigo Rendel, ya te lo dije, pero sigue pendiente de mi.
–¿Entonces por qué no te empatas conmigo coño? Maldita la hora en que te operaste. Tú me gustas de hombrecito, no así.
–Pero aquí sigues, me buscas, me persigues, me violas.

Rendel vio a los ojos a Débora y se le tensaron todos los músculos, su cara se estaba poniendo roja mientras apretaba un tenedor que lo dobló con la fuerza que ejerció con su mano.
–Esas son las cosas que me asustan de ti, te pones violento.
–Voy al baño a mear.



Entró al baño y sacó una bolsita, aspiró un poco de lo que contenía, cerró los ojos y se fue a orinar.

Al regresar pidió dos cervezas más.

–Claro, como Alejo es papia’o, bonitico y trabaja, te gusta, pero como yo soy un malandro, feo y sin trabajo fijo, pues me rechazas.
–Básicamente es eso. Y no es por lo papia’o” y bonitico de Alejo, hay más cosas en él que me gustan pero no podemos estar juntos.
–¿Qué? ¿Tiene un buen machete? Yo también lo tengo y te lo metí.
–Qué básico eres Rendel, a veces hasta me das lástima, tú pudiste ser un buen muchacho, de hecho lo eras hace unos cuantos años, pero te juntaste mal y mira.
–Ay si mira quien habló la empresaria que se superó que ahora tiene cuca y se siente mujer.
–Ay Rendel, yo no vine aqui a que nos insultáramos, vine para aclarar las cosas contigo. Yo no te amo, no me gustas, no quiero tener nada contigo. Pero quiero por lo menos llevarnos bien, no te voy a decir que quiero ser tu amiga porque eso no va a suceder, pero si que nos llevemos cordialmente.



Pidieron la cuenta y salieron del local.

–Bueno Rendel, me voy
–Yo te dije que te llevo a tu casa.
–No hace falta.
–Que te montes no joda, ¿me vas a despreciar la cola también?

Débora lo vio a los ojos y se montó –Me dejas una cuadra antes, no quiero que me vean contigo.
–Te da pena que te vean con el malandro del barrio.
–No. No quiero que Alejo me vea contigo y se arme un pleito que puede terminar mal.

Antes de arrancar Rendel se volteó a ver a Débora y le dijo algo que la dejó paralizada.
–Ojalá esas cuatro balas me hubiesen atravesado el corazón pa dejarme muerto y no saber de ti. –arrancó la moto a toda velocidad.



Llegó a su casa luego de caminar desde la cuadra donde la dejó Rendel. Al entrar al apartamento, la mamá la esperaba en la cocina, se abrazaron y cenaron juntas.



–Hoy estuve con Rendel conversando mami.
–Pero…¿tú te volviste loca? Ese hombre es peligrosísimo, y más después de lo que le hiciste y lo él que es capaz de hacer.
–Si mamá, lo sé, no te voy a decir que ha cambiado, pero Rendel está enamorado de mi, a su manera, dentro de su rollo que carga, pero lo está y eso me da más miedo, pero tenía que hablar con él.
–Ay hija, ten cuidado, mira que ahora eres una mujer empresaria y no es que eres millonaria pero tienes dinero y eso es delicado y más con ese hombre pisándote los talones.
–Me dijo que hubiese preferido morir con los disparos que le dí y nos estar viviendo esto.



A Débora se le salieron las lágrimas y Desiré la abrazó –Cálmate mi niña, calma, vamos a ver un rato televisión.

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