jueves, 21 de enero de 2016

Final de Temporada. MALAS INFLUENCIAS. El tormento de Tomás.


El pana Bruce me puso a mamar su güevo ahí, sentado en la butaca. Dejé que manejara la situación y me movía la cabeza para que me metiera todo en la boca.


–¿Tú venías a consulta o tirar? –Me saqué el gúevo y le respondí.

–Vine a consulta pero ahora quiero que me cojas. –Me empezó coger por la boca dándome duro hasta que se detuvo.

–Vámonos a un hotel.  Le digo a la secretaria que cancele mis citas.



Agarró su maletín mientras se arreglaba el pantalón, cogió las llaves del carro y salió.

–Octavia, cancela todas mis citas de hoy, se me presentó una emergencia en casa. Buenas tardes a todos y disculpen, tengo una emergencia familiar, programen una nueva cita. Señor François, mil disculpas sé que es su primera cita. –Salió del consultorio y me esperaría abajo mientras yo anotaba otro día para la consulta. El hombre moreno y su esposa no estaban cuando salí.

–Disculpe señorita, ¿y la pareja que vino para acá? El moreno alto.

–Ellos se fueron cuando usted entró también se les presentó un inconveniente.

Salí del consultorio y bajé a planta baja, no lo vi y lo llamé por el celular.

–<<¿Dónde estás?>>

–<<Nos vemos en el hotel L’country, estaciona en el centro comercial y me buscas en la calle, estoy en una Tacuma roja.>>



Mientras estacionaba recibí un mensaje de Jack.

–<Y pensar que este te iba a solucionar los problemas, vas a tener que buscar otro psicólogo>

–<No sé de que hablas> -Le puse para ver hasta donde llegaba su vigilancia.

–<Vas al hotel que está frente al CC donde estacionaste. Cuídate, mosca con ese tipo, no es de fiar>



Me monté en la camioneta de Bruce.

–Te voy a echar una cogida que no vas a olvidar.

Justo antes de entrar, la moto que me estaba siguiendo desde que salí de mi casa pasó frente a nosotros. No sé a quien miraba de los dos, pero hizo un gesto con los dedos índice y medio de te estoy vigilando que me dio susto.

–¿Tú conoces a ese tipo? –Me preguntó.

–No…¿y tú?

–Tampoco, entremos.



Llegamos a la habitación y lo primero que me dijo fue que nos ducháramos. Cuando estábamos en la ducha que abrí las llaves me dijo que me agachara. Puse las rodillas en el piso y comencé a mamar pero no era eso lo que quería. Me agarró del cabello y me echó hacia atrás la cabeza.

–Quiero orinarte. -Comenzó por el cuello y bajó al pecho para luego subir a la cara

–Abre la boca. -Me la inundó con su orina, la escupía y volvía a llenarme. Cuando ya estaba terminando de orinar me la echaba en el pecho y en la cara.

–Me gusta que sean así bien putas y se dejen hacer lo que quiero. Tírate en la cama.



Se secó las manos con la toalla y buscó en su maletín el lubricante, condones y una bolsita transparente con polvito blanco. Se puso un poco en el espacio que hay entre el pulgar y el índice y lo aspiró, se volvió poner y me lo dio a mi.

–No, yo no uso drogas.

–No te estoy preguntando inhala, dale. –y me pegó la nariz a su mano y lo hice. De inmediato me puse eufórico y agitado, quería que me cogiera ya. Se pusso el condón y me lo metió de una, no sentí ni dolor ni ardor. Lo metió y comenzó a cogerme con un ímpetu y una fuerza que me estaba volviendo loco. Yo en 4 y él casi de pie sobre la cama metiéndomelo, me daba nalgadas, a ratos lo sacaba y lo volvía a meter de inmediato, lo volvió a sacar y me lo metió en la boca con todo y condón, sabía a vainilla. De nuevo me lo metió y siguió dándome durísimo y rápido.

Me volteó y me tiró en la cama para cogerme de frente poniendo mis rodillas entre mi cabeza, se puso sobre mi y volvió a ponerse salvaje.

–¿TE GUSTA AH, TE GUSTA PERRA? -Una cachetada bien dada. –DIME TE GUSTA ESE GUEVO PERRITA, ¿TE DOY MÁS DURO?

–Me gusta, dame duro párteme ese culo pues,  cógeme. -Otra cachetada.

–ASI ME GUSTA QUE TE PONGAS PERRA Y PIDAS GUEVO –Otra cachetada

Y así como media hora y el hombre no acababa, yo tampoco. Pero al rato se detuvo y me vio a los ojos.

–TE VAS A TRAGAR MI LECHE PERRITA, ABRE ESA BOCA. –Siguió empujando unos segundos más y lo sacó, se quitó el condón y se puso de pie con sus piernas en mis costados. Se masturbó apuntando su guevo a mi boca y aquel lechero me bañó la cara, probé de su leche, se agachó y con su mano me quitó el exceso de la cara y me puso a chupar sus dedos.

–Bébetela toda perrita que ahora te voy a coger, la verga la tengo tiesa



Me sacó de la cama y me arrodilló de nuevo para orinarme. Me levantó  y me pegó contra la pared y me volvió a coger, esta vez sin condón Otra media hora cogiéndome hasta que acabé yo. Siguió por un rato más y luego me metió al baño para seguir ahí. Cuando acabó se tumbó en la cama y quedó rendido.

Busqué entre sus cosas un analgésico, le vi ibuprofeno y me tomé dos con un poco de agua del lavamanos. Me duché y me vestí. Bruce seguía durmiendo, agarré la bolsita de coca y me la llevé, salí del cuarto  para buscar mi carro.



Cuando se me pasó el efecto de la droga, me comenzó el dolor en el culo y eso que me había metido 2 pepas. Me tumbé en la cama y no supe de mí hasta que en la mañana del sábado recibo una llamada. Era Tomás, la cabeza me iba a estallar.



Me dijo que por favor nos viéramos porque de verdad necesitaba hablar conmigo, que era urgente, le dije que viniera a mi casa. Me metí a duchar con agua fría y caliente a ver si se me bajaba el dolor de cabeza, comí algo y me tomé otro analgésico. Mientras esperaba a Tomás me tomé 3 cervezas, luego me serví un ron.

Una hora después llegaba Tomás y yo me estaba sirviendo el tercer trago de ron.



Le abrí la puerta y mi cara debía estar desencajada porque Tomás me vio y se impresonó.

–¿Estás borracho? ¿Estás bebiendo?

–Deja la guevonada, apenas llevo 3 rones, ¿quieres uno?

–No…no, François, vine a hablarte de algo serio y te encuentro así. -La verdad es que no estaba ni siquiera tambaleándome de la rasca pero sí, no estaba con mis 5 sentidos.

–Coño siéntate y cuéntame que yo te escucho, ah, antes de que hables, déjame mostrarte algo. Busqué el celular y le mostré la foto de Alberto. Tomás abrió los ojos como platos y la cara se le puso roja y comenzó a llorar sin esfuerzo.

–Para que veas que todos los gais son unas putas, no puedes confiarte de naaaaaadieeee. Me lo tiré aquí mira, aquí en este sofá, me peló ese culo.

–Eres una basura François, contigo no se puede hablar y menos en ese estado. ¿pero qué clase de amigo eres tú que te vas tirando a los novios de tus amigos?

–AAAAH QUE EXAGERADO, sólo me he cogido a Alberto. No joda, las gracias me deberías dar por abrirte los ojos y vieras la clase de puta con la que te empataste.

–Aquí la puta eres tú –Me empujó y me sentó en el sofá.

–GRAN GUEVONADA MARIQUITO DIME ALGO QUE NO SEPA. –Y lo dijo.

–TENGO VIH FRANÇOIS.

–Mierda…-fue lo primero que pude decir. –¿Y te lo pegué yo? ¿Por eso me odias?

–¡Vete a la mierda François!

–Ya va, ya va, coño, no me dejes así ¿QUÉ COÑO PASÓ? ¿Fue Alberto?

Tomás no aguantó más y se echó a llorar y lo abracé.

–Ya, ya, cálmate, cálmate Tomás. –Lo senté en el sofa y le pedí que me contara.



Alberto nunca usó protección con Tomás, pues le dijo que estaba sano y siempre lo mareó con el exámen pero le decía que él siempre se protegía, le dije que como sabía  que era Alberto y me dijo que sólo había estado con él y conmigo. Le dije que me iba a hacer de nuevo la prueba para que estuviese tranquilo y le dije que con Alberto había usado condón.



–Tomás, Tomás óyeme, deja la angustia ¿sí? No te vas a morir no estés pensando en eso. Vamos a ir a hacerte el examen confirmatorio y luego al médico para que te haga todos los análisis que necesites ¿ok?. Yo te voy a acompañar.

–Tengo miedo François.

–Te entiendo, tienes miedo porque no sabes nada del vih. Lo primero que tienes que hacer es decirle a Alberto y que se haga los exámenes él también -A todas estas la borrachera se me había ido pal carajo, pero quería más alcohol.

Tomás dio un gran suspiro y luego habló ¿Y ahora cómo le digo esto a mis papás?

–Ya va, vamos por partes, primero vamos a ver que es lo que pasa con los exámenes, que te dice el médico y luego le cuentas cuando ya tengas todo claro, decirle ahora es como lanzarse al vacío, así que espera.

–Esas vainas serán costosas, la consulta, los exámenes , las medicinas.

–Bueno las medicinas las dan gratis, eso lo sabes, lo hemos visto, tiene que ir a un hospital para que te hagan las pruebas y entres en el plan para que te den los medicamentos si es que ya los necesitas pero primero vamos a consulta privada y hacerte los exámenes que tengas que hacerte, yo te ayudo.



–Imbécil ese Alberto y guevón tú por confiar, culpa de los dos. –Le dije.

Luego que se calmó un poco, desayunamos, se metió en la computadora a buscar información pero le dije que parara porque se estaba saturando de información y no iba a saber procesar todo eso.



–Yo que me la daba de correcto, serio, cuidadoso con todo ese tema, va y me pasa a mí.

–A lo mejor es un aprendizaje, te toca vivir esta experiencia.

–¿Y por qué tú no tienes vih? Las posibilidades contigo se multiplican por mil.

–Oye vale, gracias. Voy a pasar por alto ese comentario estúpido y responderte. El vih o cualquier enfermedad venérea es como la loteria, puedes jugar toda la vida y no te toca pero a otras personas a la primera pum se lo ganan.

–¿Y que gané yo con esto?

–Ahora no lo verás, pero a la larga te darás cuenta que tienes que vivir tu vida más relajada, sin tanto control, ni planificacion, vive la vida con responsabilidad.  Valorarás más los pequeños detalles, te cuidarás más en tu alimentación, harás ejercicio. Yo, si, soy bien puta pero me cuido, no estoy libre de que me pase pero disfruto usando la cabeza, no te niego que a veces no he usado condón pero siempre, siempre hay que cuidarse así tires con un cura que también son bien putos. Ven acá y dame un abrazo.

Tomás me abrazó fuerte.

–Gracias por apoyarme en esto.

–Tranquilo, estoy contigo y no te voy a dejar solo.



No pude aguantar las ganas de llorar, pero tragué grueso y dejé correr las lágrimas mientras aún abrazaba a mi amigo.

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