El pana Bruce me puso a mamar su güevo ahí, sentado en la butaca. Dejé que manejara la situación y me movía la cabeza para que me metiera todo en la boca.
–¿Tú venías a
consulta o tirar? –Me saqué el gúevo y le respondí.
–Vine a consulta
pero ahora quiero que me cojas. –Me empezó coger por la boca dándome duro hasta
que se detuvo.
–Vámonos a un
hotel. Le digo a la secretaria que
cancele mis citas.
Agarró su maletín
mientras se arreglaba el pantalón, cogió las llaves del carro y salió.
–Octavia, cancela
todas mis citas de hoy, se me presentó una emergencia en casa. Buenas tardes a
todos y disculpen, tengo una emergencia familiar, programen una nueva cita.
Señor François, mil disculpas sé que es su primera cita. –Salió del consultorio
y me esperaría abajo mientras yo anotaba otro día para la consulta. El hombre
moreno y su esposa no estaban cuando salí.
–Disculpe
señorita, ¿y la pareja que vino para acá? El moreno alto.
–Ellos se fueron
cuando usted entró también se les presentó un inconveniente.
Salí del
consultorio y bajé a planta baja, no lo vi y lo llamé por el celular.
–<<¿Dónde
estás?>>
–<<Nos vemos
en el hotel L’country, estaciona en el centro comercial y me buscas en la
calle, estoy en una Tacuma roja.>>
Mientras
estacionaba recibí un mensaje de Jack.
–<Y pensar que
este te iba a solucionar los problemas, vas a tener que buscar otro
psicólogo>
–<No sé de que
hablas> -Le puse para ver hasta donde llegaba su vigilancia.
–<Vas al hotel
que está frente al CC donde estacionaste. Cuídate, mosca con ese tipo, no es de
fiar>
Me monté en la
camioneta de Bruce.
–Te voy a echar
una cogida que no vas a olvidar.
Justo antes de
entrar, la moto que me estaba siguiendo desde que salí de mi casa pasó frente a
nosotros. No sé a quien miraba de los dos, pero hizo un gesto con los dedos
índice y medio de te estoy vigilando
que me dio susto.
–¿Tú conoces a ese
tipo? –Me preguntó.
–No…¿y tú?
–Tampoco,
entremos.
Llegamos a la
habitación y lo primero que me dijo fue que nos ducháramos. Cuando estábamos en
la ducha que abrí las llaves me dijo que me agachara. Puse las rodillas en el
piso y comencé a mamar pero no era eso lo que quería. Me agarró del cabello y
me echó hacia atrás la cabeza.
–Quiero orinarte.
-Comenzó por el cuello y bajó al pecho para luego subir a la cara
–Abre la boca. -Me
la inundó con su orina, la escupía y volvía a llenarme. Cuando ya estaba
terminando de orinar me la echaba en el pecho y en la cara.
–Me gusta que sean
así bien putas y se dejen hacer lo que quiero. Tírate en la cama.
Se secó las manos
con la toalla y buscó en su maletín el lubricante, condones y una bolsita
transparente con polvito blanco. Se puso un poco en el espacio que hay entre el
pulgar y el índice y lo aspiró, se volvió poner y me lo dio a mi.
–No, yo no uso
drogas.
–No te estoy
preguntando inhala, dale. –y me pegó la nariz a su mano y lo hice. De inmediato
me puse eufórico y agitado, quería que me cogiera ya. Se pusso el condón y me
lo metió de una, no sentí ni dolor ni ardor. Lo metió y comenzó a cogerme con
un ímpetu y una fuerza que me estaba volviendo loco. Yo en 4 y él casi de pie
sobre la cama metiéndomelo, me daba nalgadas, a ratos lo sacaba y lo volvía a
meter de inmediato, lo volvió a sacar y me lo metió en la boca con todo y condón,
sabía a vainilla. De nuevo me lo metió y siguió dándome durísimo y rápido.
Me volteó y me tiró
en la cama para cogerme de frente poniendo mis rodillas entre mi cabeza, se
puso sobre mi y volvió a ponerse salvaje.
–¿TE GUSTA AH, TE
GUSTA PERRA? -Una cachetada bien dada. –DIME TE GUSTA ESE GUEVO PERRITA, ¿TE
DOY MÁS DURO?
–Me gusta, dame
duro párteme ese culo pues, cógeme. -Otra
cachetada.
–ASI ME GUSTA QUE
TE PONGAS PERRA Y PIDAS GUEVO –Otra cachetada
Y así como media
hora y el hombre no acababa, yo tampoco. Pero al rato se detuvo y me vio a los
ojos.
–TE VAS A TRAGAR
MI LECHE PERRITA, ABRE ESA BOCA. –Siguió empujando unos segundos más y lo sacó,
se quitó el condón y se puso de pie con sus piernas en mis costados. Se
masturbó apuntando su guevo a mi boca y aquel lechero me bañó la cara, probé de
su leche, se agachó y con su mano me quitó el exceso de la cara y me puso a
chupar sus dedos.
–Bébetela toda
perrita que ahora te voy a coger, la verga la tengo tiesa
Me sacó de la cama
y me arrodilló de nuevo para orinarme. Me levantó y me pegó contra la pared y me volvió a
coger, esta vez sin condón Otra media hora cogiéndome hasta que acabé yo.
Siguió por un rato más y luego me metió al baño para seguir ahí. Cuando acabó
se tumbó en la cama y quedó rendido.
Busqué entre sus
cosas un analgésico, le vi ibuprofeno y me tomé dos con un poco de agua del
lavamanos. Me duché y me vestí. Bruce seguía durmiendo, agarré la bolsita de
coca y me la llevé, salí del cuarto para
buscar mi carro.
Cuando se me pasó
el efecto de la droga, me comenzó el dolor en el culo y eso que me había metido
2 pepas. Me tumbé en la cama y no supe de mí hasta que en la mañana del sábado
recibo una llamada. Era Tomás, la cabeza me iba a estallar.
Me dijo que por
favor nos viéramos porque de verdad necesitaba hablar conmigo, que era urgente,
le dije que viniera a mi casa. Me metí a duchar con agua fría y caliente a ver
si se me bajaba el dolor de cabeza, comí algo y me tomé otro analgésico.
Mientras esperaba a Tomás me tomé 3 cervezas, luego me serví un ron.
Una hora después
llegaba Tomás y yo me estaba sirviendo el tercer trago de ron.
Le abrí la puerta
y mi cara debía estar desencajada porque Tomás me vio y se impresonó.
–¿Estás borracho?
¿Estás bebiendo?
–Deja la
guevonada, apenas llevo 3 rones, ¿quieres uno?
–No…no, François,
vine a hablarte de algo serio y te encuentro así. -La verdad es que no estaba
ni siquiera tambaleándome de la rasca pero sí, no estaba con mis 5 sentidos.
–Coño siéntate y
cuéntame que yo te escucho, ah, antes de que hables, déjame mostrarte algo.
Busqué el celular y le mostré la foto de Alberto. Tomás abrió los ojos como
platos y la cara se le puso roja y comenzó a llorar sin esfuerzo.
–Para que veas que
todos los gais son unas putas, no puedes confiarte de naaaaaadieeee. Me lo tiré
aquí mira, aquí en este sofá, me peló ese culo.
–Eres una basura
François, contigo no se puede hablar y menos en ese estado. ¿pero qué clase de
amigo eres tú que te vas tirando a los novios de tus amigos?
–AAAAH QUE
EXAGERADO, sólo me he cogido a Alberto. No joda, las gracias me deberías dar
por abrirte los ojos y vieras la clase de puta con la que te empataste.
–Aquí la puta eres
tú –Me empujó y me sentó en el sofá.
–GRAN GUEVONADA
MARIQUITO DIME ALGO QUE NO SEPA. –Y lo dijo.
–TENGO VIH FRANÇOIS.
–Mierda…-fue lo
primero que pude decir. –¿Y te lo pegué yo? ¿Por eso me odias?
–¡Vete a la mierda
François!
–Ya va, ya va,
coño, no me dejes así ¿QUÉ COÑO PASÓ? ¿Fue Alberto?
Tomás no aguantó
más y se echó a llorar y lo abracé.
–Ya, ya, cálmate,
cálmate Tomás. –Lo senté en el sofa y le pedí que me contara.
Alberto nunca usó
protección con Tomás, pues le dijo que estaba sano y siempre lo mareó con el
exámen pero le decía que él siempre se protegía, le dije que como sabía que era Alberto y me dijo que sólo había
estado con él y conmigo. Le dije que me iba a hacer de nuevo la prueba para que
estuviese tranquilo y le dije que con Alberto había usado condón.
–Tomás, Tomás
óyeme, deja la angustia ¿sí? No te vas a morir no estés pensando en eso. Vamos
a ir a hacerte el examen confirmatorio y luego al médico para que te haga todos
los análisis que necesites ¿ok?. Yo te voy a acompañar.
–Tengo miedo
François.
–Te entiendo,
tienes miedo porque no sabes nada del vih. Lo primero que tienes que hacer es
decirle a Alberto y que se haga los exámenes él también -A todas estas la borrachera
se me había ido pal carajo, pero quería más alcohol.
Tomás dio un gran
suspiro y luego habló ¿Y ahora cómo le digo esto a mis papás?
–Ya va, vamos por
partes, primero vamos a ver que es lo que pasa con los exámenes, que te dice el
médico y luego le cuentas cuando ya tengas todo claro, decirle ahora es como
lanzarse al vacío, así que espera.
–Esas vainas serán
costosas, la consulta, los exámenes , las medicinas.
–Bueno las
medicinas las dan gratis, eso lo sabes, lo hemos visto, tiene que ir a un
hospital para que te hagan las pruebas y entres en el plan para que te den los medicamentos
si es que ya los necesitas pero primero vamos a consulta privada y hacerte los
exámenes que tengas que hacerte, yo te ayudo.
–Imbécil ese
Alberto y guevón tú por confiar, culpa de los dos. –Le dije.
Luego que se calmó
un poco, desayunamos, se metió en la computadora a buscar información pero le
dije que parara porque se estaba saturando de información y no iba a saber
procesar todo eso.
–Yo que me la daba
de correcto, serio, cuidadoso con todo ese tema, va y me pasa a mí.
–A lo mejor es un
aprendizaje, te toca vivir esta experiencia.
–¿Y por qué tú no
tienes vih? Las posibilidades contigo se multiplican por mil.
–Oye vale,
gracias. Voy a pasar por alto ese comentario estúpido y responderte. El vih o
cualquier enfermedad venérea es como la loteria, puedes jugar toda la vida y no
te toca pero a otras personas a la primera pum se lo ganan.
–¿Y que gané yo
con esto?
–Ahora no lo
verás, pero a la larga te darás cuenta que tienes que vivir tu vida más
relajada, sin tanto control, ni planificacion, vive la vida con
responsabilidad. Valorarás más los pequeños
detalles, te cuidarás más en tu alimentación, harás ejercicio. Yo, si, soy bien
puta pero me cuido, no estoy libre de que me pase pero disfruto usando la
cabeza, no te niego que a veces no he usado condón pero siempre, siempre hay
que cuidarse así tires con un cura que también son bien putos. Ven acá y dame
un abrazo.
Tomás me abrazó
fuerte.
–Gracias por
apoyarme en esto.
–Tranquilo, estoy
contigo y no te voy a dejar solo.
No pude aguantar
las ganas de llorar, pero tragué grueso y dejé correr las lágrimas mientras aún
abrazaba a mi amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario