miércoles, 20 de enero de 2016

MALAS INFLUENCIAS. El sexo me persigue.


Alberto no paraba de enviarme mensajes suplicándome no decirle nada a Tomás, ya me tenía con las bolas acatarradas. Al despertarme al día siguiente, mi desayuno fueron 4 mensajes, 3 de Alberto con lo mismo y uno de Ernesto.


–<Epa guevón buenos días, ¿puedo acercarme a tu casa?> -El mensaje era de las 7 de la mañana, eran las 8.

–<Epa, si vente y desayunas conmigo>

Me duché rapidísimo y me fui a la cocina a montar unas arepas pero en el Tostyarepa, saqué pavo, queso amarillo, para rallar, jugo, mantequilla y cheez whiz. Saqué uno huevos para hacer revoltillos o fritos a gusto del visitante.

Llegó Ernesto y me ayudó con lo que faltaba para sentarnos a  desayunar.



–Tengo que contarte una vaina. -Yo y mi encanto de atraer a la gente que me quiere contar sus problemas.

–¿Qué pasó?.

–Es queeee…con el carajo que estoy saliendo, ¿sabes? El que conociste el día de la marcha de los gais.

–Marcha gay Ernesto, tú también eres gay, aja ¿que pasó con él? ¿te dejó?.



–No, no, es que llevamos varias semanas que nada de nada, bueno, yo…no se me para, entonces me he tenido que dejar coger, pero es que no se me para ni un poco.

–Esas cosas pasan.

–¿Desde hace casi 3 semanas? Todos esos días?.

Me sorprendí con lo que me dijo y me contó que se había visto con otro tipo por Grindr y tampoco funcionó. Realmente estaba preocupado y le dije que fuera a un Urólogo para descartar o simplemente tendría un bloqueo , no aceptación de ser gay, no sé.



–¡No chamo! ¿Qué Urólogo? A mi se me para en las mañanas, lo tengo duro cuando me levanto. –Me dijo eso y se me paró el guevo, ya lo mío es patológico. Hoy cuando vaya al Psicólogo en la tarde necesitaré horas para contarle todo lo que me pasa.

–Ah bueno, entonces la vaina no es física, hay otra cosa. –Ernesto se me quedó viendo a los ojos.

–¿Qué pasa? ¿ Que tengo?. Mámame el guevo y si se me para te cojo, quiero probar.

–¿QUÉ? -Dije “que” para extender la conversa pero mi güevo ya no me cabía en el boxer. Ernesto se bajó el pantalón para que se lo mamara…y bueno, me agaché. Comprobé que no tenía problemas de erección pues aquel guevo crecía en mi boca. Me lo tragaba, se lo mojaba bien de saliva, le lamía el glande y recorría mi lengua hasta sus bolas. Cuando me las metí en la boca, Ernesto me  detuvo.

–Pélame ese culo que te quiero coger. –Sacó un condón de su pantalón y yo me eché saliva en el culo y en su güevo. Me apoyé en el mesón y él se levantó de la silla. Me abrió las nalgas y comenzó a meterlo.

–La verdad que impotencia no tienes.

–Y tu culo está divino guevón.

–Dale duro pues, a ver si ese guevo aguanta.



Ernestó me agarró por los hombros y comenzó a darme duro, a ratos lo sacaba y volvía a meter.

–¿Te gusta ese culo?

–Uf chamo, rico ese culo, marico se siente divino ahí adentro. –Le apreté el guevo –¿Y ahora?

–Waaao, coño. Tu eres bien puta ¿no?

–Estabas tu chiquito –Se lo volví a apretar y ese hombre se corrió aferrándose a mis hombros y empujando como si quisiera entrar él en mi culo.



Se retiró. Me subí el boxer, él se quitó el condón y se subió el interior con el panatlón. Sonó el celular, el otro.

–¿Y ese celular? Un vergartario ¿qué haces con eso?

–Para cuando salga a la calle y si me lo roban no me angustie tanto.  <Buenos días fransuá, no te lo he dicho pero no sigas por ese camino del alcohol, te va a ir muy mal, cuídate, puedo ayudarte con eso. Jack>

<Jack yo todavía no entiendo porque haces todo esto, pero no quiero tenerte cerca de mi, siempre pasa algo. Te libero de toda responsabilidad>

–Chamo ¿y con quién te escribes? –me dijo, las manos me temblaban y lo único que pensaba era en alcohol, busqué una cerveza en la nevera.

–¿Va sa tomar una cerveza ahora?

–Me provocó. -Me la bebí de un golpe.



Ernesto no entendía porqué funcionó conmigo y con otros no, yo tampoco entendía pero no estaba en ese momento para analizar la situación eréctil de mi amigo.

–Yo creo que contigo hay confianza y química, disfruto el sexo contigo. -Ya llevaba 3 cervezas y Ernesto seguía hablando.

–Deberíamos empatarnos tú y yo.

–Deberías irte Ernesto, tengo cosas que hacer.

–Estás bebiendo como mucho ¿no? A ti no te gusta la cerveza.

Como pude saqué a Ernesto del apartamento y bebí 2 cervezas más, entré a Grindr, cuadré con un chamito de 21 años, tenía ganas de someter a un pasivo.

Cuando llegó a casa ya me había pasado al whisky, me lo cogí borracho, creo que hasta lo golpeé y le hice daño en el culo. No acabé y el chamo se fue, dicendo un poco de vainas que hasta el sol de hoy no recuerdo que dijo, yo también lo insulté.



Terminé  de beberme el trago y me metí a duchar, me vestí, tomé un café cargado con dos ibuprofenos y salí rumbo a la cita con el psicólogo. Recibí otro mensaje de Jack.

–<Ve con cuidado, te estoy vigilando. Jack>

Miré por el retrovisor y no vi a nadie y de repente una moto grande pasó a toda velocidad al lado de mi carro y se frenó 2 carros más allá, volteó y me saludó, el casco no me dejaba ver su rostro.



Llegué al consultorio “Dr Bruce Johanson” era el mismo nombre de la tarjeta que me dio mi mamá. Me puse a llenar mi historia, por ser la primera. Mientras la llenaba, llegaron 2 personas, una mujer y un hombre alto, moreno, que me llamó la atención, era papeado, la mujer era su esposa o novia, no sé, seguí llenando la historia, ellos hicieron lo mismo.



–Disculpe señorita,  ¿dode hay un baño?

–Salga del consultorio y a la derecha, al final del pasillo.

–Gracias. -Me fui al baño, me estaba orinando.

Ya en el urinario entró una persona, era el hombre que llegó con la mujer, pero se había quitado el saco.

–Hola…¿es primera vez que vienes a este psicólogo?

–Hola -Dije. –si, me lo recomendaron.

–Dicen que el tipo es gay, pero es muy bueno, tiene muchos pacientes.

Yo bajé  la mirada para verle el güevo. No estaba orinando, sólo se tocaba el guevo que lo tenía algo parado, y grande por cierto. Se guardó aquello y se fue a lavar las manos.

–Mi esposa me espera. Suerte.

El tipo me dejó con el guevo prensado y ni siquiera me lo vio ni intentó nada. Un calientapollas como dicen en España.



Luego de 45 minutos me tocó a mi, la secretaria me dijo que pasara. Entré.

El hombre hablaba por el celular, mirando por la ventana, se volteó y me dijo que lo esperara haciendo un gesto con los dedos. Cuando se volteó por completo seguía hablando por el celular y creo que con la esposa, decía mi amor y hablaba de los niños; otro enclosetado. Cuando me fijé en él sabía que lo había visto en algún sitio. Él levantó la mirada y cuando me vio a los ojos, abrió los suyos como plato y terminó la llamada. –Hablamos ahora cariño, tengo un paciente.



–Hola buenas tardes, ya nos conocemos, wao qué sorpresa.

–¿Ah si? Bueno si, no recuerdo de deonde pero tu cara me es conocida.

–Me mamaste el güevo en el baño del aeropuerto. –Mi cara debió ser un poema porque se rió.

–Pero relájate, tranquilo podemos terminar lo que empezó en ese baño. –Se acercó a poniendo frente a mi cara el cierre del pantalón que bajó lentamente.





Seguimos luego.

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