miércoles, 6 de enero de 2016

MALAS INFLUENCIAS 3. La muralla que me cayó encima. #FrançoisSomosTodos


Cuando mi jefe me mandó la dirección y leí que decía Agua Salud, estuve a punto de decirle que no podía, pero es que mi jefe…no se le puede decir no a esa mole de pelos. Por cierto mi jefe se llama Arlindo, nombre que no cuadra para nada con él, jefe suena mejor y así me siento como dominado, yo el empleado obediente. ¡Qué morbo me daba eso!.


Decidí irme en taxi, ni de vaina iba a ir en mi carro, aunque el tipo me cobró sobreprecio los pagué sin chistar, le dije que me buscara cuando lo llamara y por supuesto otro dineral, pero el polvo vale la pena.



El edificio era pequeño pero casi en ruinas, sucio y oscuro. Estaba en el tercer piso, toqué la puerta y me abrió aquel mastodonte que me recibió sin camisa y yo sin poder detener la micción. El lugar estaba desordenado y olía entre húmedo y basura, hacía calor.

–Disculpa el desorden pero llegué hace rato de la marcha y me puse a comer y tomarme unas cervezas.

Tirado en el sofá que estaba roto y sucio, estaba Juan, el niñato de la limpieza, estaba vestido igual que en la marcha, así que ni se había duchado.



–Juan ve a comprar lo que quieras allá abajo.

–Pero todo está cerrado, déjame tranquilo, además ya llegó Fransuá y así tiramos los 3.

El jefe fue hasta el sofá y agarró por el brazo a Juan levantándolo Le dio 2 carajazos en la cara.

–TE DIJE QUE BAJARAS Y ESPERAS QUE TE LLAME ME QUIERO QUEDAR SOLO CON FRANÇOIS. –Lo empujó, sacándolo del apartamento. Yo quedé impresionado pero no dije nada

–Siéntate voy por 2 cervezas. Me dio una a mi y abrió la suya bebiéndosela de un solo trago, lanzó la lata al piso y me levantó de la silla.

–Viniste a que te cogiera no, vamos a cogerte. -Me desabrochó el pantalón y me lo bajó de un tirón junto con el interior, me agachó para que se lo mamara un rato.

–Mójalo bien pa metértelo.

Me tumbó boca a bajo sobre la mesa y puso su enorme verga entre mis nalgas, aquello lo sentía caliente, escupió mi culo y comenzó a meterlo.

–¿Estas abiertico? –Cuando iba a responder lo metió. El dolor fue fuerte pero no pude moverme porque me tenía agarrado del hombro. Cuando ya lo metió completo, que sentía que me habían metido una pierna, comenzó a darle suave, pero me sujetaba fuerte por mis hombros.



No sé como hizo pero sin sacarlo, me subió las piernas del piso y me volteó para ponerme frente a él y estar montado sobre la mesa. Empezó a moverse pero la mesa parecía que no iba a aguantar mucho, así que me dijo que lo abrazara, me alzó y sin sacarlo comenzó a moverme cogiéndome en el aire hasta que nos fuimos al cuarto.

Aquello estaba peor que la sala, lleno de ropa, platos, microondas, televisores, condones usados –que por cierto no se puso– y paren de contar. Me tiró en la cama y esa mole se vino encima de mi. 140 kilos aplastándome, se incorporó un poco para mover mis piernas y penetrarme de nuevo. Esta vez se puso más rudo y comenzó a darme duro, tanto que la cama se movía, no mucho porque no había espacio, pero sonaba por todos lados.

Yo empecé a pellizcarle las tetillas y eso lo puso más animal, llevó mis piernas hasta mi cabeza y se montó sobre mí. Mi culo parecía una fosa, era impresionante lo abierto que lo tenía.

–Me gusta tu culo, le entra mi palo y tú aguantas que jode, todavía no acabo.

–Sigue, que yo quiero más.

 Me levantó de la cama y me pegó contra la pared para cogerme de pie. Sentía que el guevo me iba a salir por la barriga, era una monstruosidad. Me mordía las orejas y me daba nalgadas –bien duro–.

–Métete el guevo tú, anda. –Se quedó quieto y empecé yo a moverme. Me empujó contra la pared y se quedó así unos segundos.

–Vamos a la cama. –Volvimos a la posición que estábamos pero ahora me tenía la espalda levantada y el parado en la cama cogiéndome. Se volvió a agachar.



–Abre la boca. –Me dijo, sacó el guevo del culo y apuntó hacia mi boca. 3 chorros me bañaron la cara para luego metérmelo en la boca y terminar de descargarse ahí dentro. Comencé a masturbarme y cuando vio que ya estaba a punto se lo metió en la boca y se tragó mi leche.



Buscó 2 cervezas y nos acostamos en la cama. Al terminar la cerveza, nos sentamos pegados a la cabecera.

–Bueno, aquí vivo desde que mi ex me dejó en la calle, me quitó todo y me arruinó la vida, no conseguí trabajo en ninguna otra empresa del ramo. Ahora arreglo televisores, electrodomésticos, de todo,  gano bien, lo normal, para vivir y poder pagar mis deudas y el alquiler de esta pocilga.

Ya había entendido el porqué de tanto microondas.

–¿Pero tu esposa te dejó en la calle?

–Si, la arrechera de verme tirando con dos hombres la volvió loca y como ella era la del dinero pues mira, me jodió.

–¿Y Juan?

–Bueno, me pidió ayuda, que lo sacara de donde estaba y bueno me lo traje a vivir aquí, me lo cojo y le pago sus vainas.

––¿Ya no trabaja?

–Si, sigue limpiando oficinas.

–¿Por qué le pegas? -Arlindo me miró a los ojos y respondió.

–Porque no hace caso, es un flojo de mierda y quiere que uno le haga todo, ni siquiera arregla nada aquí.

–¿Para que lo tienes aquí entonces? -Arlindo me volvió a ver y sus ojos brillaron. Era tanta la rabia que sentía por esta vida que ahora le toca vivir que el niño es su válvula de escape, vuelca toda su rabia y frustraciones hacia él y lo maltrata, lo ve como el culpable de su situación y esa es una manera de cobrarse, sometiéndolo y teniéndolo cerca para cuando sienta ira.



Arlindo se puso a llorar. –Le pago todo a ese mocoso y no hace nada, yo no es que gano un dineral pero gano mucho más que él y no colabora, ni siquiera por haber estado ese día ahí.

–Yo también estuve ahí jefe, me siento responsable.

–Le tengo una arrechera a todo, a él, a mi, a esto, esta mierda de vida que llevo. Por unos minutos de sexo se me jodió mi vida perfecta. –Arlindo no paraba de llorar, yo tampoco. Esa tarde que lo vi en el camión bailando feliz era una careta, un momento  para olvidarse de su miserable vida y disfrutar del momento.

–Lo siento.-Fue lo único que le dije por lo de aquel día. –Trata de buscar algo con algún amigo, trabajar en lo tuyo. ¿por qué no das clases? Yo lo hago. Puedes empezar haciendo eso y vas encaminando tu vida.

–No lo había pensado, no sé hasta donde ha llegado la influencia de esa mujer para cerrarme las puertas.

–Inténtalo. Ten fe. –Ya parecía Carlos Fraga. –Ponte positivo. Haz una cosa, comienza por acomodar esto, botar la basura, recoge la mierda que tienes regada, mueve las energía de este lugar, habla con Juan, sin pegarle y dile que te ayude.

–Gracias carajito. Sabes que te tengo mucho aprecio, eres muy inteigente y un excelente trabajador. No te pierdas.

–No vale, tienes mi número, llámame cuando quieras, no sólo para tirar, que también, porque tu no joda tiras como un demonio.

–Creo que eso es lo único que hago bien ahora.

–No te pongas así, vas a salir adelante.

Me metí a bañar, aquel baño daba tristeza, el piso sucio y gastado, la cortina mugrienta, la ducha y las llaves casi a punto de caerse.

Cuando se duchó él aproveché e hice un cheque por 20 mil bolívares, con una nota.

–Esto no va a solucionar ni enmendar lo que hice aquella tarde, pero puede ayudarte para resolver algunas cosas. Un abrazo François. -Lo metí en la mesita de noche y terminé de vestirme.



Llamé al taxista, ya eran las 12:46 de la madrugada. Arlindo llamó a Juan pero no contestó.

Cuando llego a mi casa, recibo un mensaje.



–<Te dije que estás protegido, que puedes ir tranquilo por la ciudad que no te va a pasar nada. Usa tu carro, yo te protejo siempre, Jack>.

–<Gracias, buenas noches> -No sabía que más decirle, me angustiaba no saber quien era el tal Jack.



Días después recibo un mensaje por WhatsApp de Arlindo. Me envió una foto con una leyenda que decía:



–<Te hice caso y acomodé la sala, me ayudó Juan ¿qué te parece?>

–<Genial, que bueno jefe, repite eso por toda la casa y verás como cambia todo.

–<Ya ha empezado, he recibido más trabajo y de gente que no es de la zona, y he estado arreglando aparatos que habia dejado sin atender y los arreglé, me pagaron y bueno tengo mayor liquidez para comparar varios repustos y cumplir con los clientes>

<Por cierto, muchas gracias por el dinero, pero el cheque lo rompí, no uses tu dinero para eso, que se te multiplique por ese noble gesto>

<Gracias jefe, de aquí en adelante vienen cosas buenas> mándame más fotos>

<¿De mi guevo? Jajajaja>

<jajajaja de tu guevo y de tus avances en limpieza, un abrazo>

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