Cité a la parejita en mi casa a las 3 de
la tarde del domingo para la “terapia sexual”. Llegaron a las 3:15 de la tarde.
Tomás se trajo como 4 cajas de condones, no sé que pensaría que ibamos a hacer,
estaba impresionado no tanto porque trajo muchos sino de dónde los sacó que no
se consiguen. Los que tengo me los traía mi madre de Panamá las veces que vino.
Los recibí en interiores y estaban como
impactados. –¿Qué les pasa? Ya nos hemos visto desnudos, no veo porqué esas
caras. -Entraron.
–¿Y vamos directo al grano? –Me dijo
Tomás.
–Bueno, si quieres nos tomamos algo para
conocernos y a ver si hay feeling. -Les
dije irónicamente
Alberto me dio un beso en la boca para
romper el hielo que habían hecho ambos, Tomás se acercó y empezó a tocarme el
pecho, yo le agarré las nalgas. Se agachó y me bajó el interior y mientras, Alberto me besaba y se desabrochaba el
pantalón, Tomás comenzó a mamarme el guevo como sólo él sabe hacerlo. El carajo
no se como hace pero se lo traga todo y con una comodidad que asombra. Alberto
besa muy bien, ya se había quitado la ropa y se agachó para compartir mi guevo
con su novio.
Yo desde arriba veía a los dos como disfrutaban eso, de vez en
cuando levantaban la mirada, unas caras de puta que al lado de la mía soy un
querubín.
–Vamos al cuarto y me lo metes. -Me dijo
Alberto. Tomás estaba incómodo pues claramente Alberto quería conmigo nada más.
Fuimos al cuarto y le di un condón.
–Pónmelo si quieres que te coja. –Mientras me lo ponía, Tomás le mamaba el
guevo a su novio, sin decirle nada se apartó y se montó en mi guevo, yo estaba
acostado en la cama.
Tomás se acercó para volver a mamarle el guevo a Alberto. Mientras él cabalgaba,
no podía seguir en lo suyo pues el movimiento no lo dejaba.
–Toma, ponte uno y te coges a Tomás y sigo cogiéndote. -Alberto
se lo colocó, Tomás se puso a su lado y lo penetraron y yo detrás de Alberto.
El trensito en pleno movimiento. El del medio estaba gozando de lo lindo. Los
novios se besaban, yo dándole duro.
–Ven Tomás, ponte en 4. –Se puso en la
cama y Alberto se quitó el condón y puso al novio a mamar, ahora nos besábamos
Alberto y yo que se volvió a apartar de Tomás y se vino hacia mi.
–Cógeme. -Me dijo al oído. Lo puse en 4 y
le di con todas mi ganas, Tomás se sentó en la cama a vernos, se masturbó y
acabó. Agarré a Alberto por los hombros y me levanté de la cama para metérselo
y que me sintiera cada vez que se lo metía completo. Lo hice acabar, me bañó la
almohada de leche. Saqué mi guevo y el condón, le acabé en las nalgas. Se
volteó y me besó, para luego mamarme el guevo.
Tomás se levantó de la cama y se fue al
baño a ducharse. Alberto me paró el guevo de nuevo y me lo estaba mamando. Me
puse otro condón y volví a cogérmelo. Cuando Tomás salía del baño yo volvía a
acabar ahora en la espalda.
Se vistió a toda velocidad. –Yo me voy,
quédense y disfruten la noche.
–Espera Tomás, ¿qué pasa? -Le dije.
–¿Me vas a preguntar que pasa? Me
ignoraron, me ignoró mi supuesto novio.
–Deja la vaina Tomás es un juego. -Dijo Alberto
que no se levantó de la cama. Tomás se fue molesto.
–¿Y tú no piensas ir a buscarlo, decirle
algo? Normal, relajado.
–Ay no, ya hablé con él, hablamos, con
los tríos a veces es así, uno se inclina por una persona.
–Mira Alberto, vístete y te vas, luego
hablaré con Tomás.
–También es culpa tuya, te quedaste
conmigo cogiéndome.
–Yo no tengo compromiso con ninguno,
Tomás es mi amigo, pero tú no vas a ser novio de él, te lo aseguro.
–Tanta paja que hablé y le dije para que
ahora todo lo mande al traste de nuevo.
-Recogió sus cosas y se fue también.
Ya me tocará a mi calmar las aguas con
Tomás.
El lunes luego de las clases de inglés me
fui al supermercado para comprar unas cosas y ver si habían productos regulados
ya que me tocaba los lunes.
Luego de calarme una cola afuera ahora
estaba adentro buscando leche en polvo y otros productos que necesitaba, iba
por los pasillos, tranquilo viendo que llevarme. De repente empezó un
movimiento interno, iban a sacar pañales. La gente que estaba dentro que ya
habían adquirido leche no podían buscar pañales, tendrían que salir y hacer la
cola de nuevo.
Comenzaron gritos desde adentro, salió la
gente de seguridad, yo me quedé paralizado en el pasillo justo donde se ve
desde allí las cajas. La gente arrecha formando peo intentando agarrar pañales,
la gente de afuera al ver el alboroto comenzaron a entrar al local en manada, aquello era un tsunami de gente
que se llevaron a otros por el medio. Yo dejé el carrito ahí y me fui a la
parte de atrás del local, la gente venía hacia mi. Me metí en el baño. 10
segundos pasaron y la puerta se abre y las bolas me llegaron al cuello.
Un chamo que cargaba 6 latas de leche fue
a esconderse ahí. Era bello, ojos verdes, pelo castaño, blanco y una barba de 3
días.
–¿También estás escondido? -Me dijo. –Afuera
una turba estaba saqueando el supermercado.
Se escuchaban gritos y cosas que se
rompían; frascos, estanterías, vidrios.
–Si, la gente se me venía encima.
–Voy a cerrar la puerta con llave para
que no entren aquí.
–Tenemos que salir de aquí.
–Si pero ahora no, nos van a matar,
además estas leches me las quiero llevar.
–¿Eres buhonero? ¿bachaquero?
–Aja.
Me dijo que esa leche la vendía en 1.200
bolívares y el precio regulado es de 85, quedé impresionado. Me mostró 10
cédulas con las terminaciones de los números, o sea, el carajo bachaquea
diario, y se forra de plata semanalmente.
–Ya va déjame mear. –Dijo eso y me entró
un calor. Le hablé. –¿qué edad tienes?
–23 ¿y tu?
–30 – Los pelitos del guevo los tenía
castaño claritos claritos y me puso enfermo, y aquel guevo blanquito.
–¿Te gusta? Si quieres me lo mamas
jejeje.
–Déjame mear a mi ahora. –Afuera seguían
los gritos y ruidos como arrastrando cosas.
Cuando me puse a mear el chamo me vio.
–Cooooño, estás armado carajo.
–¿Te gusta? Si quieres me lo mamas. -Se
sonrió.
–¿Cómo te llamas?
–François ¿tu?
–Rafael. –Me extendió la mano y me haló
hacia él dándome un beso en la boca. Aquella lengua me hizo un lavado. ¡Dios!.
. De pronto empiezan a escucharse disparos, varios, muchos y empezaron los
gritos. Rafael apagó la luz del baño. –No hagas ruido, allá afuera están
saqueando.
Nos echamos en el piso y me siguió
besando. –¿Qué quieres hacer? Porque a mi me gusta de todo. -Me dijo.
–A mi también.
–¿Quieres tirar en este baño?
–No podemos salir ahora, tenemos chance
de hacer desastres -Los disparos seguían a lo lejos, dentro del local todavía
había gente llevándose lo que quedaba.
Nos quitamos la ropa y nos volvimos a besar
hasta que bajó a mi guevo y comenzó a comérselo.
Un
fuerte golpe en la puerta nos sacó de la concentración. Nos quedamos quietos unos
segundos. Veíamos por debajo de la puerta sombras que corrían de un lado a
otro, Rafael siguió mamando.
–¿Tienes condón?
Me preguntó a mi que cargo condones en
todos los bolsillos. –Si, en el bolsillo hay, pónmelo. –Me puso el condón y
siguió mamando hasta dejarlo bien mojado.
No se veía nada, solo el reflejo que
entraba por debajo de la puerta nos iluminaba, Rafael se puso en 4.
Volvieron a tocar la puerta, esta vez
tocaban a ver si había alguien y le dieron al pomo varias veces. Nos echamos
hacia atrás. La persona insistía. Nos tiramos al piso. Intentaban abrir la
puerta.
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