miércoles, 23 de marzo de 2016

SEXORAMA. El calor excita. PARTE 1


El viernes en la noche estaba en casa aburrido, pensando que vendría un fin de semana y sin tener nada interesante que hacer.  De pronto me llegó un mensaje al celular de un amigo a quien no conocía personalmente, pero que me había enviado algunas fotos suyas, mmm, interesante figura.  Víctor me invitaba a ir a pasar un rato a un baño sauna ubicado en el centro de la ciudad, con el interés de conocerme.  Inmediatamente acepté su invitación y quedamos de encontrarnos al día siguiente, sábado, a las dos de la tarde en un parque cercano al baño sauna.



Cuando llegué a nuestra cita me pareció una persona agradable y medianamente atractivo.  Él estaba acompañado de un hombre maduro, cubano, de medio ver, asegurándome que era un hombre muy ardiente. La ventaja de tratar con personas adultas es que no apreciamos tanto la belleza física sino que disfrutamos del placer, sin inhibiciones ni miramientos.  Al llegar al sauna nos dirigimos los tres desnudos a la ducha, no sin antes colocar en los bolsillos de las sandalias unos condones y lubricante.  Ya en las duchas tomamos un baño los tres juntos, y sin mediar palabra, Víctor me tomó en sus brazos y empezó a besarme apasionadamente y noté su pene erecto que quería guerra.  Aprovechando el momento, el cubano se nos unió y nos besamos ardientemente los tres, sin miramientos, bajo el agua tibia nos empezamos a tocar y restregar nuestros cuerpos, besándonos y tocando nuestros penes.  Entonces Víctor sugirió que fuéramos a la sala de sauna.  Al llegar, habían otros hombres desnudos y al sentarnos, uno de los hombres empezó a acariciar el pene de Víctor y a besarlo, por lo que yo aproveché a acariciar al cubano y a Víctor, de pronto sentí la presencia de otro hombre con su pene erecto detrás de mí, quien empezó a besar mi cuello y mis orejas, me dio vuelta y besó ardientemente mis labios, metiendo su lengua sabia en mi boca.  Me dijo que yo le gustaba y quería tener sexo conmigo y ahí, entre cinco, nos acariciamos y besamos, chupando nuestros penes y tetillas.  De pronto Raúl, que así se llamaba el hombre, me pidió ir a un lugar privado para disfrutar juntos.  Accedí de inmediato. Nos trasladamos unidos de la mano a una habitación donde había una pantalla de tv exhibiendo una película porno, cerramos la puerta y empezamos a besarnos deliciosamente, de pronto, él levantó su brazo derecho y de inmediato empecé a lamer su axila, cosa que lo excitó tremendamente y empezó a exhalar y respirar profundamente, por lo que bajé a mamar sus tetillas y gimió de placer.  Viendo que mis caricias orales lo complacían, acosté a Raúl boca abajo, me puse en medio de sus piernas y las doblé, poniendo sus pies sobre mis hombros.  Inicié mi recorrido chupando sus dedos de los pies, cosa que le agradó muchísimo, gimiendo y diciendo que sentía delicioso, que nunca nadie le había hecho eso, que estaba a punto de correrse, por lo que dejé de besar y chupar sus dedos y procedí a recorrer sus piernas con tibios besos y tímidos mordisquitos hasta llegar a sus nalgas.  De pronto, sin que él se lo esperara, abrí sus deliciosas nalgas y empecé a chupar furiosamente su culito, empapándolo con mi lengua y restregando mi barbilla contra él, a lo que Raúl respondió moviéndose salvajemente, gimiendo y exhalando en forma excitante.  Luego subí besando su espalda, hombros, cuello y orejas e introduje mi lengua en sus oídos, lo que lo excitó aún más.  Ante esta situación le di vuelta y empecé mi recorrido de arriba hacia abajo, chupando su cuello, orejas, pecho, me detuve a jugar con sus tetillas mientras él me solicitaba que se las mamara, subí a sus axilas, él estaba loco de placer y gemía y se movía, diciéndome que se iba a correr, que ya no aguantaba, por lo que pasé a su estómago, bajé a su pene el cual estaba muy lubricado, lo introduje en mi boca y le di la mamada más inolvidable de su vida, él me agarraba la cabeza e intentaba separarme, pero yo seguía con frenesí, su pene era medianamente grueso, circuncidado, de cabecita puntiaguda y como de 18 centímetros, lo que me inspiraba a darle placer.  Lo metí hasta mi garganta, lo que lo hizo moverse y retorcerse diciéndome que nadie lo había mamado así antes, que lo volvía loco, que me deseaba.  Luego, bajé a sus ricas bolas las cuales se encogían como si fuera a llegar al orgasmo, las lamí, las metí en mi boca, chupé su pubis rasurado y levanté sus piernas, abrí mi boca tanto como pude y empecé a mamar nuevamente su culito, metiendo mi lengua dentro de él y chupando esa rica fruta mientras él agarraba su pene, como evitando el regarse.  Así, me apresuré a poner un condón en su pene y lo lubriqué, él acostado boca arriba, me senté de frente a él besé su boca y sentí su lengua jugar con la mía, ambos ya totalmente excitados.  Entonces con rítmicos movimientos, introduje su pene en mi ano, fui bajando poco a poco hasta ser todo suyo, sus ojos se cerraban.... gemía.... su respiración era agitada, por lo que, yo subía y bajaba cabalgándolo, al subir apretaba mi culito como escurriendo su delicioso pene y al bajar lo abría para que esa deliciosa pieza de carne me penetrara hasta la raíz de sus bolas.



El hombre no aguantaba más, me pedía que cesara, que ya se iba a correr, por lo que, me saqué su pene, quité el condón y lo mamé de nuevo, unos segundos, pues su leche tibia y deliciosa llenó por completo mi boca, con un sabor salado pero agradable, caliente y copioso, mientras Raúl gemía, brincaba, se retorcía y jadeaba sudoroso.  Cuando finalizó, chupé suavemente la punta de su deliciosa verga, lo que lo hizo escalofriarse, me abrazó y me besó.  Me pidió mi número telefónico y me dijo que nunca nadie lo había hecho tan feliz, que nadie lo había hecho regarse de esa forma y que deseaba que repitiéramos esos encuentros hasta que yo decidiera ser solamente suyo para siempre.  Nos quedamos ahí por un rato, abrazados y acariciándonos, luego nos despedimos y yo volví a buscar a mis amigos, pues aún estaba cachondo y con deseos de más.

Relato cedido gentilmente por Armando. 

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