miércoles, 31 de agosto de 2016

A QUE NO TE ATREVES 8.


La bola de nieve.

Nestor estaba con su esposa Virginia haciendo compras en el mercado municipal de la ciudad como todos los sábados. Sólo ellos 2, sus hijos en su asuntos de fin de semana.
Seguía triste y se le notaba, la situación con Calixto estaba tensa y tenían días que no se veían.

Mientras compraban unas hortalizas, al lado había un puesto de revistas. Virginia se acercó y vio una revista que le llamó la atención. “Muchos años de casa y tu vida sexual nula. 10 claves para revivir la pasión”. Tomó la revista y la puso en el carrito, Nestor la vio y aguantó las ganas de llorar.

–Voy un momento al baño, espérame aquí.
–Déjame tu celular para sacar unas cuentas no me traje el mio.
Nestor se fue, Virginia desbloqueó el celular y lo primero que sale es una conversación.
<Yo te amo y no quiero perderte Nestor, pero esto no puede seguir así, tienes que contar lo nuestro>
<Es difícil para mi, son muchos años ocultando esto. Me siento mal>
<Yo me siento peor, porque te amo y no puedo estar contigo>
Regresaba Nestor y Virginia se puso nerviosa y se le cayó el celular, se desprendió la carcaza y la batería se salió.
–Ay chico me asustaste.
–Deja yo lo recojo, sacaste las cuentas.
–No, enciéndelo y me lo das.
A Virginia le temblaban las manos. No podía sostener nada.
–¿Estás bien mi amor?
–Sí, sí, ¡estoy bien, estoy bien, vamos a pagar y nos vamos!

Pagaron en ese local y fueron a comprar queso para luego irse.

Una vez en el carro, se sentía la tensión que Nestor no entendía. La presión se liberó cuando Virginia habló.­
–¿Sabes desde cuando no hacemos el amor tú y yo?
Nestor volteó a verla. –No entiendo la pregunta.
–Si la entiendes.
–¿Por eso compraste esa revista?
–¡Respóndeme Luis!
–Qué se yo mujer, no me acuerdo, hace 1 mes, 2 meses. No llevo la cuenta, no pensaba que eso te preocupaba.
–9 meses, que no me pones una mano encima, 9 meses Luis, que no me tocas, no me acaricias, no me besas.
–Todas las mañanas te beso. No sabía que había pasado tanto tiempo…es normal no, el deseo baja.
–Hace año y medio hacíamos el amor más seguido, ahora nada.
–Mujer deja la angustia, hoy lo haremos.
­No se trata de eso Luis ¡por favor! Es todo, nuestro matrimonio se desmorona y tú no haces nada, yo te busco, te animo, te abrazo y tú no respondes.

Nestor estacionó el carro para conversar.
–¿Quieres el divorcio? ¿Eso es lo que estás tratando de decir?
–Noooo ¡Por Dios Luis! No entiendes nada, quiero salvar nuestro matrimonio, quiero que reacciones, quiero que seas el hombre cariñoso de hace unos años, el esposo apasionado, con ganas de tener sexo siempre.
–Ya te dije que hoy lo haremos, te prometo que llegamos a casa y estamos juntos.
–No te estoy pidiendo que hagamos el amor ahora Luis, estoy pidiéndote que despertemos, que volvamos a ser los de antes. Enciende el carro, quiero llegar a casa.

Llegaron al apartamento y ambos guardaron la compra. Hubo un mometo de complicidad mientras guardaban las frutas en la nevera. Se comieron unas fresas entre los dos y luego Nestor la besó. Cerarron la nevera y, besándose, se fueron hasta la habitación.
–¿No hay nadie en casa?
–¿Qué importa? Estamos en nuestra casa y aquí hacemos lo que nos de la gana.
Entraron a la habitación, cerraron la puerta y Nestor desnudó a su mujer y se lanzaron en la cama.
Diego llegaba a casa y al dejar sus llaves en la entrada de la casa sobre la mesita, se fue al pasillo para ir a su cuarto y escucho gritos y gemidos.
Apoyó la oreja en la puerta del cuarto de sus padres y escuchaba a ambos que emitían sonidos. Diego se sonrió. –Carajo pero están dándose duro…que de tiempo sin escucharlos, las cosas como que van mejorando.
Entró a su cuarto.

Nestor sobre su esposa estaba a punto de venirse, se le acercó para besarla y se corrió dentro de ella para luego echarse a un lado con el corazón y la respiración acelerada. Cerró los ojos y se quedó dormido por unos instantes.
Virginia le dio las espalda y se puso a llorar, unos minutos más tarde se voltea y despierta a su esposo.

–Luis, Luis, despierta, oye.
–¿Qué?, dime.
–Quiero preguntarte algo y quiero que seas sincero conmigo.
–Me estás asustando, tienes una cara. -Nestor la veía a los ojos, estaba sudado y despeinado y algo confundido por la actitud de Virginia.

–¿Quién es Calixto?
Nestor se tensó y un nudo en el estómago no lo dejaba enderezarse.
–No me mientas y no me digas que nos sabes, leí una conversación entre ustedes por el celular.
Virginia le recitó la conversación exatamente como estaba escrita, Nestor estaba pálido.
­–Repóndeme, ¿quien es Calixto? ¿es tu amante? ¿eres gay? ¡Me estoy volviendo loca pensando que tienes otra mujer y hoy me entero de esto, quiero que me expliques!
–Es mi hijo Virginia, tuve un hijo con una mujer mientras estaba contigo.
–¡¿Qué?!

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