martes, 9 de octubre de 2012

SEXORAMA 8. El padre, el hijo y yo

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HISTORIA CEDIDA GENTILMENTE POR  Mártin Djokovic

Bañarse en una bañera es algo muy relajante, inversamente proporcional al estrés que produce esperar a que se llene de agua, pero en este caso sería diferente, así deje que se llenara y me dirigí a la cama, y a pesar de no saber como llegamos a un acuerdo, ahí estaban los dos, apoyados a la cabecera de la cama, con ambos pies sobre la cama. Jorge estaba con su ropa de trabajo, bien formal, con su traje negro, camisa roja, sin corbata. Gustavo estaba de ropa casual, acostado al lado de su papá, los dos tenían las manos apoyadas en la entrepierna, el parecido era impresionante, Gustavo va a ser idéntico a su papá a su edad. Ambos me miraban fijamente, por momentos se hablaban al oído, hasta que fue Jorge el que decidió romper el silencio:
-¿ y entonces?... vas a hacer algo?
-Ustedes mandan, y yo obedezco.
Gustavo se movió como para venir hacia mí, pero Jorge lo agarró del pecho, e hizo que se recostara de nuevo por la cabecera.
-Espera, no vayas Gustavo, deja que el venga a nosotros. – Me miró con una sonrisa de descarado. El sabía como hacer las cosas, por algo era el veterano.
Obedecí a sus órdenes, lentamente recorrí sus cuerpos, dando leves mordiscos, intercambiando entre pierna y pierna, tocando a Jorge con la derecha, y a Gustavo con la izquierda, llegue a sus entrepiernas, y los miré fijo, igual que ellos a mí, desde ahí, fui subiendo sin desviar mi mirada de la de ellos, levanté un poco la franela de Gustavo, sentí su abdomen liso, avance hasta el pectoral. Con la derecha, desprendí un botón de la camisa roja, y metí mi mano para sentir el abdomen peludo y duro de ese hombre de cuarenta y tantos años que tan bien se conservaba. Era la comparación perfecta, un hombre maduro, de los que no se depilan, porque “eso no es para hombres”, y el joven que años atrás me enamoró con su ternura. Saqué mi mano y avance a sus rostros, ahí estábamos los tres, con una mano en cada cabeza, pegué nuestros rostros, y me imagino que como yo, ellos también decidían definitivamente dejar atrás la “moralidad” y seguir adelante. Fue Jorge el que tomó la iniciativa, con sus manos tomó mi cabeza, y la de su hijo, nos puso de frente, e incentivó un beso. Así lo hicimos, mientras besaba a Gustavo, pude ver en el rostro de Jorge que realmente estaba excitado, era lo que yo necesitaba para dejar atrás algún posible remordimiento, y entré de una vez al juego, bese apasionadamente a Gustavo, y el respondió de la misma forma. Jorge nos separó, y ahora aproximó su boca a la mía, parecía un tigre hambriento por devorar mi boca, sentí su lengua y mi pene empezaba a subir, sentí la mano de Gustavo apoyarse en mi hombro, bajó por mi espalda, llegó a mi culo, y ahí se quedo jugando con el, presionándolo fuerte, estimulándolo sobre el pantalón, eso me dejaba loco. Jorge aparto nuestros labios, todavía tomando nuestras cabezas, ahora besó en los labios a su hijo, y de la misma forma que a mi, Gustavo respondió sin problema, y mientras los observaba tocaba sus bultos ya bien duros dentro de sus ropas. Yo me puse entre ellos, estaban los dos arrodillados en la cama, y yo acostado, en medio de sus bultos, sintiéndolos con mi rostro, metiéndolos en mi boca por sobre la ropa, entonces le bajé el cierre a los dos, y saqué sus vergas, duras, largas, morenas, una velluda, y la otra depilada, me las metí al mismo tiempo, eso hizo que se soltaran, ahora Gustavo me pegaba en el rostro con su propia verga. Empezó a quitarle la camisa a su papá, mientras éste se sacaba el saco, acto seguido Jorge le saco la franela a Gustavo, y yo recorrí con mis manos por los torsos ahora descubiertos, morenos
-El agua. – Dijo Jorge.
Tuve que parar lo que estaba haciendo, y fui corriendo a ver la bañera, ya estaba en la medida ideal, la temperatura perfecta, como todo lo que estaba ocurriendo, fui a buscarlos, Jorge se paró rápidamente, y me agarro de la cintura, apoyó su cuerpo al mio bruscamente, e inspiro excitado a mi oído, llevó su mano a mi cabeza, la estira hacia atrás y como un vampiro se apoderó de mi cuello, mientras me hacía una lenta pero fuerte penetración. Gustavo se acercó a nosotros me dió un beso, y me sacó la franela y recorría mi cuerpo con sus manos, nos quedamos ahí un rato, El padre, el hijo y yo, un hombre de espíritu no tan santo, pero siempre apasionado.
Fuimos hasta la bañera y nos desvestimos, fui el primero en entrar, y cuando me di la vuelta padre e hijo se daban un beso apasionado, ahora disfrutando también el cuerpo desnudo el uno del otro, y yo el de ellos. Sumergieron sus cuerpos por completo, y luego Jorge se sentó en una esquina con las piernas abiertas, sentó a su hijo en el medio de ellas, y después me llamo a mí, nos besamos esta vez con más fuego. Ambos se sentaron en el borde, uno al lado del otro empecé a mamarles la verga, desde abajo veía como Jorge besaba a su hijo con ganas, y Gustavo se dejaba dominar, y también lo disfrutaba, hasta que Jorge me levantó, se pararon los dos, Gustavo en frente, y Jorge atrás, Jorge me agachó para que le mamarle el guevo a su hijo, mientras el me lamía el culo, a veces escupiendo y volviendo a lamer, esa lengua, y esa barbilla me llevaron al delirio, mamaba con velocidad la verga de Gustavo y lo masturbaba parando para lamerle la cabeza, metiéndola por dentro del prepucio. Jorge se volvió a parar, y metió su pene, arañándome por dentro, pero llevándome a la locura, tomó mi guevo firmemente y me masturbó lentamente. Jorge se sentó nuevamente en el borde, y esta vez, era Gustavo el que me penetraba mientras le mamaba la verga mojada y velluda a su papá. Después de un rato nos arrodillamos en la bañera y yo seguía chupándole la verga a Jorge. Todos los sentidos al máximo, oído, olfato, tacto, gusto, y vista… Oh dulce visión, por los espejos que nos rodeaban, podía ver todo detalladamente, veía como Gustavo se movía acelerado, respiraba del cansancio, pero principalmente de placer, ya que llevaba su cabeza hacia atrás y gemía fuertemente, Jorge, con el cuerpo moreno velludo completamente mojado, guiaba mi cabeza, desde la punta hasta la base de su larga, gruesa, no circuncidada y velluda verga. De su boca salía una gran cantidad de saliva, y dio justo en la punta de su guevo, lo lamí, y volví a chupar aceleradamente, esta vez, tomó mi cabeza, la presionó metiéndolo hasta el fondo. Sacó su pene y por fin pude tomar aliento. El solo se rió y dijo:
- ¿te gusta comértelo?.
-si, le dije con ganas de más.
 Jorge se paró, me levantó de donde estaba, y sin decir una palabra, salió de la bañera, y nos hizo un gesto de que lo acompañáramos. Ambos obedecimos las órdenes de nuestro ex-militar y hombre más experimentado. Se sentó en la cama, y me dijo que me sentara sobre su pene, de espalda a él, me senté, y su tremendo pene entró de una, nos movimos un rato en esa posición, cuando llamó a Gustavo, y le dijo que me chupara el pene, me sorprendió que Gustavo no tuvo ningún problema y obedeció las órdenes de su papá, con el padre penetrándome duro, y el hijo mamándome el pene hasta el fondo, deliré. Jorge, saco su pene, retrocedió en la cama, y dijo que me vuelva a sentar, obedecí, esta vez me senté de frente a él, me sostuve por mis propias piernas un rato mientras él me cojió de una manera súper acelerada que me volvía loco, hasta que finalmente se cansó, y yo ya con las piernas doloridas me senté sobre él. Gustavo me tomó de los hombros, y levantó mi cuerpo, cuando dio un último empujón, gimió fuerte y alto, con su verga todavía adentro, lubricando aún más mi culo con su semen. Jorge dijo:
- Ahora te toca terminar a ti. – Dicho esto, tomo la cabeza de Gustavo e hizo que me chupara el pene, mientras el metía, un dedo, dos, después tres dentro de mi y aceleraba esa penetración.
No aguantaba más, me venía, iba a acabar, estaba viniendo.. Ahí estabaa… ese sonido.. Esa sensación… ese sonido.
Mi cuerpo estaba mojado, mi miembro estaba mojado, mi ropa interior se lleno de ese líquido caliente y pegajoso. Me levanté de la cama, mire la hora y fui al baño, oriné con la verga durísima y entre a la bañadera. Prendí la ducha de la que salía el agua bien caliente, y el vapor nuevamente se apoderaba del cuarto de baño. Salí de la bañadera, me seque, limpie el espejo, me mire a los ojos, y mis pensamientos, así como el ruido de los albañiles trabajando en la reforma de mi casa seguían.
No había más nada que hacer a no ser levantar la cabeza y seguir adelante, toda esta situación fue algo que yo nunca pedí, fue una situación la cual aproveché y la disfruté al máximo, un hombre maduro exmilitar, ahora ejecutivo y un gran amor de colegio, dos fetiches sexuales realizados, y de manera muy placentera. Salí del baño y cuando iba a cerrar las persianas de mi ventana, vi que uno de los albañiles me estaba mirando, cuando me acerque a cerrar la ventana, el rápidamente me saludo y continuo su trabajo, yo solo me reí y “olvidé” cerrar las persianas mientras me vestía.

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