lunes, 29 de octubre de 2012

SexoRama 9. EL HERMANO DE MI MEJOR AMIGO

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Mal augurio en estas vacaciones cuando mis padres me dijeron que no podíamos ir. La tienda de mis padres no iba muy bien y nos teníamos que quedar en la ciudad de Julio a septiembre. Acababa de cumplir los 18 y estaba desilusionado.

Tuve suerte cuando mi buen amigo de Eduardo, me propuso ir con él a un camping en la costa, pero este año sus padres no iban, iría sólo él y su hermano mayor. Me propuso ir con ellos una semana. Yo lo comenté en casa y les pareció una excelente idea. Armé mi bolso y nos fuimos a pasar una divertida semana en contacto con la naturaleza.
Se está muy bien en un camping, te pasas el día en traje de baño, en la piscina, la playa, haciendo deporte con amigos. El hermano de Eduardo nos dejaba a nuestra cuenta, él iba a descansar y no le importaba si pasábamos el día en la playa o llegábamos un poco tarde al motorhome. Yo me la pasaba pendiente de unas chamitas del grupo, pero sin mucho éxito.
El hermano de Eduardo nos propuso un día ir a un playa más alejada, a casi una hora de camino y como no había acceso para carros no la conocía mucha gente. Nos pareció buena la idea, hicimos unos sanduches y nos fuimos.
El camino era algo intrincado pero cuando llegamos nos dimos cuenta de que había valido la pena. Sólo una pareja, bañándose.. desnudos. La playa era magnífica.

Dejamos las toallas y el hermano de Eduardo nos propuso bañarnos desnudos. Yo me desnudé el primero. La parte que me cubría el bermuda era muy blanca pues nunca le había dado el sol. En cambió me fijé que Eduardo y su hermano tenían el culo moreno.
El agua estaba estupenda, al rato salí a descansar y tomar el sol. No pude evitar ver al hermano de Eduardo tomando sol, era un hombre de 27 años, vientre de gimnasio, sin nada de barriga, tenía bien depilada la entrepierna, el culo moreno y apretadito, y un pene mucho más grande que el mío. Estuve estudiando su cuerpo un rato, no sé que me pasó por la cabeza.
Cuando llevábamos media hora ahí, Eduardo se llevó los lentes y las chapaletas para bucear.
El hermano de Eduardo me hizo una señal:
-Te has fijado en esa pareja que tenemos ahí, el novio le está metiendo mano.
Los miré y era verdad. Se estaban metiendo mano, el chamo tenía una erección de campeonato y ella empezó a masturbarle. Lo intentaban hacer con disimulo, pero la excitación era evidente.

-Te gustaría tener una chica así a tu lado, ¿eh?
-Uffff claro.
-Todo llegará a su momento.

Me fijé que al hermano de Eduardo se le estaba endureciendo el pene. Como lo tenía depilado se veía mejor que el mío. A mi también se me paró. Estuvimos un buen rato observando y comentando aquel panorama. Estábamos excitados.

-Tienes que tener cuidado con el sol, tú nunca has tomado el sol desnudo y te puede hacer. Ven para ponerte crema. Ponte sobretodo en las partes que no te vas a quemar.

Sacó el pote de protector y cogió un poco, se la pasó por el pecho y empezó a embadurnarse el pene. Más bien se estaba pajeando. La verga le crecía cada vez más. Yo me di la vuelta y se ofreció a ponerme por la espalda. Su pene se mantenía completamente erecto. Debía medir como unos 20 cms. Me hubiera gustado tenerlo en las manos.
Empezó a embadurnarme la espalda y fue bajando hasta el culo, masajeando mis nalgas. Estaba muy caliente. Abrí las piernas instintivamente. Se retiró de golpe.

-Hola... dijo Eduardo -el agua está buenísima. Al final hay un banco de erizos, vayan con cuidado y no se acerquen a esas rocas. Las señaló.
-Vaya, viene un grupo de turistas. Nos han aguado la excursión. Nos vamos que ya es tarde.

Pasé el resto de la tarde turbado. Me sentía extraño. Por la noche no podía descansar. Dormía sólo con boxers, el sol me había quemado mucho y las sábanas me molestaban. Tenía la piel encendida. No dejaba de pensar en la pareja de la playa y luego se venía a mi mente el hermano de Eduardo, desnudo tomando el sol a mi lado mientras me embadurnaba de crema el culito. Tenía deseos de tocar la verga del hermano de Eduardo, metérmela en la boca, sentirla, masturbarle. Mi boca se aguaba de deseo. Las horas pasaban y mi cabeza me daba vueltas entre excitación, calor y confusión.
Oí un ruido en el motorhome y me levanté, el hermano de Eduardo estaba en boxer tomando un whisky, viendo la tele.

- No me podía dormir, hace mucho calor.
- Yo tampoco, que me quema la piel. Me rozan las sábanas, parecen lija.
-No me di cuenta que tenías la piel roja, ven que te pongo crema hidratante.

Me di la vuelta y empezó a untarme por la espalda. Notaba como el fresco de la crema penetraba los poros de mi piel. Fue bajando con su mano hasta el final de la espalda, esparciendo la crema que era rápidamente absorbida por mi reseca piel. Pensé ahora o nunca. Me bajé el boxer hasta los tobillos, dejando libre mi culito.

-Tomé demasiado el sol de espaldas y me ha quemado también el culo.

El siguiente paso sería decisivo. Se hizo el silencio. Agitó el bote de crema y se puso más crema en la mano.

- Tendré que ponerte también crema ahí.

Su boxer se abultaba. Empezó a untar las nalgas, abrí las piernas para que metiera  su mano.

-Hace ya varios días que no tengo sexo y por eso no podía dormir. Me di cuenta que me mirabas en la playa y dejaste que te untara de crema. Necesito desahogarme.

Su dedo invadía mi estrecho culo, me incliné hacia adelante para ofrecer mejor penetración. Continuó entrando el dedo hasta insertarlo completamente.

-Nunca había hecho esto a un carajo. Me has estado provocando todo el día. Tengo remordimiento, pero si no lo hago ahora me arrepentiré siempre. Tienes un culito más rico que el de mi mujer.

Estuvo un rato quieto mientras mi virginal orificio se acomodaba a su dedo. Cuando no sentí molestias le pedí que continuara. Empezó a rotar el dedo en círculos, masajeando el interior. Me abría el culo poco a poco, con maestría. El placer era máximo.

-Tengo la verga dura, mastúrbame.

Con la mano libre agarró mi pene y empezó a masajearlo. Poco a poco, con suavidad. Paró un momento y note como intentaba entrar un segundo dedo, tuvo que poner más crema para facilitar la penetración. Realizó la misma operación que antes, esperó un poco y empezó a rotar ambos dedos.

-No aguanto más, métemela.

Retiró con suavidad los dedos. Me acomodé en el sofá boca abajo, doblando las rodillas y levantando el culo todo lo que pude. Se puso detrás. La punta de su verga frotaba mi culo. Estaba listo para el estreno.
Con una mano cogió su verga y empezó a presionar contra el hueco. Intenté relajarme pero me dolía. Estaba abriéndome el culo como una flor. No podía gritar porque podría despertar a Eduardo. Mordí un cojín.

-Aguanta, que empieza a entrar.

El dolor era intenso pero soportable. Noté como mi esfínter cedió ante su presión, se abrió cediendo a su verga. Al entrar esperó un poco a que me relajara y mi trasero se acostumbrara al invasor.

-Que estrechito está, es mejor que cualquier mujer que me he cogido.

Mi culo se fue acostumbrando y empezó a entrar más. Noté como se había dilatado lo suficiente para recibir toda su verga. Sus bolas chocaron contra los mías.

-Ya ha entrado toda. Te la has tragado sin protestar. Eres un valiente.

Empezó un movimiento con la pelvis hacia adelante y atrás. El dolor se había transformado en un intenso placer. Sus embestidas eran cada vez más fuertes, notaba las entradas de su miembro y como chocaban nuestros testículos.

-Me vengooooo!!!!

Su pene se hinchó y me inundó el culo de semen. Lanzó varios chorros, era caliente y espeso. Se quedó quieto, relajado.

- Que acabada, hacía tiempo que no salía tanta. Déjame sacarlo.

Chorretones de semen caían por mis piernas, tenía el agujero abierto y no podía retener la cantidad que me había echado.

-Me siento muy bien, te estoy muy agradecido, ¿qué puedo hacer por ti?
-Me apetece mucho que me la chupes.
-Nunca se la he chupado a nadie, pero como me lo han hecho muchas veces creo que se como hacerlo. Serás el primero.

Se agachó y cogió mi verga con la mano. No dudó. Abrió la boca y se acercó a mi erecto pene. Se lo tragó entero. Recorrió con la lengua el pene desde la base al prepucio. Se detuvo en la punta, relamió el glande y se lo volvió a tragar. Me agarró las bolas y las acarició. Yo le acaricié la cabeza y empecé a moverla, quería cogerlo por la boca. Encontré muy excitante que yo fuera el primero al que le hacía una mamada.
Estaba muy caliente y no tardé en acabar. Se apartó con el primer chorro y le fue al pecho. Solté varios chorros más. Quedé relajado.

-Creo que nos iría bien una ducha.

Agarramos las toallas y nos fuimos a las duchas del camping. Entramos en las duchas. Abrió el chorro y esperó a que saliera caliente, yo me puse en la ducha de al lado. Empezamos a ducharnos. No pude evitar mirar como se enjabonaba el cuerpo. No resistí y le dije:

-Déjame enjabonarte.

Agarré la esponja y puse un buen chorro de jabón, me metí con él en la ducha y le acaricie todo el cuerpo mientras le enjabonaba. Nos fundimos en un beso y volví a acariciarle la verga. Le volvía a crecer. Me arrodille.

-Quiero que tú seas el primero al que hago una mamada. Lo recordaré siempre.

Me metí su miembro caliente en la boca. Empecé a chupar con ansias. Sus bolas estaban calientes, más arrugadas que antes. Mi mamada era frenética y su pene cada vez crecía más.

-Calma, calma. Se nota que es tu primera vez. Poco a poco. Saboréala, recorre de punta a punta con la lengua. No hay prisa. Así, así. Vas aprendiendo rápido.

Seguía sus instrucciones al detalle y procuraba esmerarme con la mamada. Le estaba dejando el pene brillante y se le hinchaba por momentos.

-Me están viniendo ganas de cogerte otra vez.
-Tus deseos son órdenes.

Me levanté y me puse de cara a la pared, saque el culo hacia atrás.

-Quiero sentirte otra vez dentro.
-chico, estas super cachondo.

Me enjabonó bien el culo para limpiarlo y hacer más fácil la penetración. Puso su verga otra vez contra mi culito y volvió a presionar. Ya conocía esa sensación. El agua y el jabón ayudaron a la penetración. Entraba mucho mejor que antes. Me cogió con menos delicadeza que la primera vez, con más fuerza y agresividad. Me excitaba ser poseído por un hombre varonil en unas duchas públicas, que me vieran en esa pose, con el culo sacado hacia fuera. El hermano de Eduardo estaba como poseído, embestia con brutalidad mi culo, y empezó a decirme palabrotas:

-Esto es lo que se merece una zorra como tú. Me has puesto quesúo. Te voy a coger todos los días. Vas a volver a tu casa bien puta. Te voy a dejar el culo como bien abierto.
Nunca me habían tratado así y me estaba poniendo como una moto, encendido a mil. Acabamos teniendo sexo como posesos y descargó otra vez en mi culo, gimiendo con mucha fuerza.
Dormí hasta bien entrada la mañana. Me levanté con el culo hecho polvo. Adolorido pero satisfecho. Volvimos a tirar cada noche durante el resto de la semana. Incluso le convencí para que volviéramos solos a la playa nudista. Allí me sentí como la pareja que vimos la primera vez, nos masturbamos mientas tomábamos el sol después de habernos untados todo el cuerpo.

Ahora me depilo como él, y solo pienso en volver a casa a Eduardo para estudiar…

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