¿Venganza?.
Luego de haberse enterado de lo que vio en aquella caja,
Adolfo se quedó callado pensando que iba a hacer. No lo tenía claro pero
necesitaba hacer algo, tenía todo en contra, sin casa, sin familia y sin
trabajo.
Habían pasado varias semanas disimulando, sonrriendo,
teniendo sexo, ya había recuperado la movilidad de las piernas pero se lo
ocultaba a Bernardo mientras planificaba lo que haría.
Lo primero que hizo fue hacerse un examen para verificar que no tenía VIH, guardó
dinero para poder hacerlo sin ayuda de Bernardo. Efectivamente no tenía nada.
La rabia y la impotencia lo consumía no sabía como seguir disimulando el asco
que sentía.
Una tarde mientras terminaba de acomodar una laptop
recibió una llamada.
–<Hola mi amor, prepárate esta noche porque vamos a
celebrar tú y yo tu cumple>
–<¿Ah si? ¿Qué vamos a hacer?>
–<Vamos a cenar y luego a hacer el amor, así que te
pones tu mejor pinta que te busco en la noche para irnos, ¿ok?>
–<Ok mi amor, espero que sea un restaurante caro>
–<No te lo iba a decir, pero…vamos al restaurant
Valle>
–<Ok, te espero entonces amor>
–Te va a salir bien cara la cena maldito enfermo. -Fue al
closet y sacó de ahí la caja escondiéndola en su closet en la parte de arriba.
Llegaron al resturante y cerca de ellos había otro
cumpleaños.
–En esa mesa hay 2 trans, me impresionan que no le hayan
dicho nada la gente del local.
–Bueno aunque no lo creas el restaurant es Gayfriendly, mira la placa que hay ahí y
la bandera en frente.
Pidieron el primer plato y Adolfo pidio lo más caro y
también una botella de vino.
–No deberías tomar mucho alcohol, mira que tienes que
tomar tus pastillas.
–Hoy es un día especial y quiero emborracharme.
–Llevas varios días actuando extraño amor, no he querido
preguntarte pero hoy que es tu cumpleaños te veo así y me extraña. ¿te pasa
algo? ¿quieres contarme algo? ¿he hecho algo malo?
Adolfo lo miró fijamente a los ojos y solo se imaginaba
hacer miles de cosas. Pensó en el arma que consiguió escondida y cargada en el
clóset de Bernardo.
Pasó por su mente matarlo o gritarle todo lo que sabe,
atropellarlo.
–Nada amor, debe ser que estoy sin trabajo, en esta
silla, el vih, todo eso en conjunto.
–Ya hemos hablado de eso, estás con el tratamiento, vamos
progresando con tus piernas y trabajo tienes, no estás de vago, haces cosas.
–Es verdad, son tonterías mías. Vamos a brindar. –Levantó
la copa y sonrió. Las chocaron y Bernardo se levantó para darle un beso en la
boca.
–Como te detesto
Jorge, no se que voy a hacer pero me la vas a pagar.
Siguieron conversando y Adolfo ya estaba pidiendo la
tercera botella.
–Me va a salir caro este cumpeaños.
–Me lo merezco
–Es verdad. ¿Mierda el cumpleañero se levantó arrecho de
la mesa y se va o se va al baño jajaja, los trans lo tienen a monte.
–Pero la han pasado bien, ya estaban cuando nosotros
llegamos
Una hora después estaban pidiendo la cuenta. Bernardo
tuvo que pagar con dos trajetas de crédito para cubrir el monto.
–Después de esto te voy a echar una cogida que no
olvidarás.
Entraron al apartamento y Bernardo alzó en brazos a
Adolfo. Lo tumbó en la cama y lo desnudó para primero comenzar con un beso
negro y luego introducir uno a uno sus dedos hasta casi meter los 5. Mientras
lo hacía besaba a Adolfo y cada vez empujaba
más sus dedos dentro de su culo.
Bernardo se montó sobre él en el pecho para que mamara su
pene mientras el movía la cabeza para que se lo metiera todo en la boca.
Volvio a lamer su culo para luego buscar el condón y
penetrarlo.
–¿Suave o duro?
–Duro, mételo todo.
Embadurnó el condón con lubricante y lo metió en aquel
dilatado culo. Tomó de los hombros a Adolfo e hizo fuerza para que se pusiera
en 4. Los movimientos eran cada vez más rápidos y fuertes. Volteó a Adolfo boca
arriba y le pidó que sostuviera sus piernas hacia su pecho y volvió a
penetrarlo.
Se puso encima de él y empujó sus piernas para subirle el
culo y esta vez colocado de manera recta lo penetraba completamente. Mientras
Bernardo seguía moviéndose, Adolfo se corría sobre su abdómen sin haberse
tocado, sus ojos se pusieron en blanco. Bernardo cada vez le daba más y más a
prisa y con fuerza hasta que no pudo más, retiró el pene y el condón. Derramó
todo el semen sobre las nalgas y el culo de su novio para luego restregarlo.
Se acercó a su cara.
–Aunque ya no es tu cumpleaños, igual te lo vuelvo a
decir, Feliz cumpleaños mi amor.
–Gracias. -Se besaron.
Al día siguiente Adolfo se había levantado temprano para
hacer el desayuno. Mientras estaba en la cocina escucha ruidos en el cuarto,
era Bernardo moviendo las puertas del
clóset y sacando cosas. Adolfo se acerca caminando sin hacer ruido y lo ve pero
se retira y va a su cuarto. Un temblor invade su cuerpo.
–¿Dónde coño está esa caja? Estaba aquí. No se pudo quedar
en la mudanza yo la vi. -Hablaba en voz baja.
–¿Estás buscando esta caja Jorge?
–Bernado volteá asustado y ve a Adolfo con la caja y
apuntándolo con el arma.
–Baja el arma Adolfo que tú no sabes manejar eso.
–¿Cómo sabes? –Cargó el arma y lo volvió a apuntar
–Casi 2 años engañado, casí un año viviendo contigo,
meses atormentándome en esa oficina y haciéndome creer que estaba enfermo. ¿Tú
crees que esto va a terminar bien?
–Te puedo explicar.
2 disparos impactaron en el cuerpo de Bernardo que cayó
al suelo golpeando su cabeza con la mesita de noche y se le vino encima una
ropa que estaba en el closet.
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