¿Luna de miel?.
Los italianos estaban con Bertha. Ella sobre uno de ellos
que la penetraba por la vagina mientras el otro le hacía sexo anal. El tercero
frente a ella para que le hiciera sexo oral.
En su vida Bertha imaginó estar con 3 hombres a la vez
teniendo sexo, lo que la tenía en una total excitación. En ese momento se le
olvidó que estaba casada, en su luna de miel y además embarazada.
Carmelo observaba la escena apartado de ellos. Estaba en
interiores tocándose.
El italiano que tenía el cuerpo bien trabajado en el
gimnasio y un pene de grandes dimensiones, tenía en sus manos su miembro que lo
movía incesantemente frente a Bertha hasta que la tomó por la cabeza para
sostenerla e introducirlo en su boca.
–Abre bien la boca ragazza,
te viene algo grande.
Bertha abrió la boca y recibió aquel pene que le tensaba
la comisura de los labios.
A la mujer se le salían las lágrimas mientras aguantaba
la doble penetración que los otros 2 le hacían. El hombre que la penetraba por
el ano, se fue a lavar el pene para turnarse con el hombre que le hacían la
felación.
–Ahora vas a disfrutar todo este pezzo en tu culo ragazza.
Bertha sintió como la atravesaba aquel miembro y su
reacción fue morder el pene que tenía en la boca, el hombre lo sacó de la boca
de ella dándole una bofetada para luego metérselo de nuevo.
Bertha gemía y decía que le dolía pero no quería que se
detuvieran. Hubo de nuevo un cambio. El que estaba acostado ahora estaría
frente a Bertha.
En el intercambio, Carmelo llamó al italiano alto y
musculoso para hablar con él. No perdió tiempo y le clavó la inyectadora en el
cuello vaciándola por completo. El hombre cayó en el suelo y Carmelo aprovechó
para penetrarlo.
Los otros 2 italianos compartieron del polvo blanco
mientras estaban con Bertha, cada uno inhaló 2 veces.
Carmelo se estremecía con cada movimiento, su piel
erizada evidenciaba una excitación total. Su cuerpo brillaba con su sudor
mientras aquel hombre, inmóvil, era sodomizado.
Mientras tenían penetrada a Bertha uno por detrás y el
otro por su boca, entre ellos se besaban para correrse los 2 a la vez dentro de
ella.
Ambos se tumbaron en la cama agotados y drogados, Bertha,
cansada, se acostó entre ellos mientras Carmelo terminaba con el otro italiano.
Se corrió fuera de él bañando las nalgas tonificadas del
italiano, las gotas de semen se delizaban por la piel lisa cayendo a la
alfombra.
Carmelo se puso de pie y se quedó observando al hombre.
Notó que no respiraba y esperó unos segundos, se agachó y le tomó el pulso en
el cuello y en la muñeca. No tenía.
–Bertha, Bertha despierta, nos tenemos que ir, ¡párate
coño!. –La sacudió y abrió los ojos.
–Vístete que nos vamos.
–¡Mmmmmm! Pero si esta es tu habitación, ¿cómo nos vamos
a ir? No me cogiste.
–Nos vamos, este tipo está muerto.
–¿Qué? ¿lo mataste para tener sexo con él?
–¿Qué? ¿lo mataste para tener sexo con él?
–Se me fue la mano, ahora nos tenemos que ir.
–Pero…¿Y estos?
–Están drogados. ¡Coño vamonos que tengo que entregar la
habitación!
Carmelo terminó de recoger su maleta mientras Bertha se
lavaba.
Salieron de la habitación.
–Bajas conmigo pero no estés cerca de mi para que no te
vean, entrego la habitación pago lo que debo y nos vamos a otro hotel.
–Yo me tengo que ir al mío, Darío me espera.
–Darío debe estar tirando con alguien, no está pensando
en ti.
Llegaron a planta baja y comenzaron a caminar hacia la
recepción, Bertha detrás de Carmelo unos pasos más atrás.
Mientras caminaban, Carmelo iba de frente mirando hacia
el recepcionista, Bertha volteó a su derecha, al observar al fondo, vio a su
esposo y a su mejor amigo sentados en la barra del restaurante que está en el
lobby. Darío volteó y también la vio y a Carmelo.
–Carmelo, mi esposo está aquí, me siguió, nos vio. Está
con el maricón de su amigo. ¿Qué hace él aquí en Italia?
–Mierda…¿Qué va a estar haciendo Bertha? Está tirando con
su amante.
–Maldito Rogelio
–Ve al baño mientras yo cancelo por favor.
Bertha caminó hacia el baño, Carmelo se concentró en el
recepcionista. Rogelio corrió hacia el baño. Darío iba directo a la recepción.
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