lunes, 26 de diciembre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 9 Capítulo 6


Se cierra el cerco.

Luego de 4 horas de espera anotado en una lista, Carmelo logró montarse en un avión de regreso a su país.
Al llegar al aeropuerto, espera su maleta, lo chequean y al salir a buscar un taxi que consigue apenas salir, Se recibe una notificación para no dejarlo salir. Demasiado tarde, el taxi había tomado la autopista.
Los italianos denunciaron a Carmelo por al muerte de su amigo y aunque no sabían el nombre de la mujer que los acompañó, la involucraron en el crimen.

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Carmelo llegó de noche a su apartamento y tenía una citacieon para ir a la policía, luego de leerla, la rompió en pedazos y la tiró al suelo.
Se dio una ducha, volvió a vestirse y salió a la calle con el arma de aquel motorizado que degolló.
Se fue a la avenida donde trabajan las mujeres, trans y hombres ejerciendo la prostitución. Estacionó el carro una cuadra más abajo de la avenida.  Cargó el arma, su corazón comenzó a bombear sangre a gran velocidad.

Su victima estaba cerca, muy cerca. La tomó del cuello y le puso el arma en la cabeza.
–Si gritas te disparo aquí mismo Shhhhh
–No me hagas nada papi, ¿quieres sexo gratis? Yo te lo hago pero no hay que llegar a la violencia, vamos a hablarlo.
–Si quiero sexo, contigo o con quien sea.
–¿Ves? Ya no estamos entendiendo. ¿Dónde quieres aquí?
–Primero tienes que estar muerta. –Un disparo certero en el medio de los ojos la tumbo al suelo. Se escucharon gritos y gente correr. Carmelo le arrancó la poca ropa que tenía y se desabrochó el pantalón. Boca abajo, le abrió las nalgas y penetró a la infortunada mujer. Comenzó a penatrarla con desespero, se aferarba a los hombros de  la mujer, sudaba copiosamente y no soltaba el arma.

Por esa calle bajaron 2 prostitutas trans que lo vieron, una de ellas gritó al fijarse lo que estaba haciendo.
–Vuelves a gritar y vas a quedar como ella. Sigan bajando.
Cogió del cabello a la mujer y dio 3 empujones y eyaculó dentro de ella. Se levantó. Con la ropa que le había quitado se limpió el pene, se secó el sudor y se acomodó el pantalón para bajar a su carro.

Las mujeres que habían visto la escena estaban justo en el carro de Carmelo, alrededor había gente. Carmelo cogió el arma y las apuntó.
–Abres la boca y te mueres. -La otra mujer levantó los brazos. El médico forense se montó en su carro.
Una de las muchachas memorizó la placa.
–¿Qué haces?
–Anotando la placa, ese enfermo lo tienen que atrapar. ¿Tu viste lo que hizo?
–Mató a Sandra.
–¡Si y se la estaba cogiendo! Muerta. Vamos a la policía.
–¿Qué? ¿estás loca? Nos van a dejar presas a nosotras.
–¡Coño vamos!

Carmelo regresó a su apartamento con un fuerte dolor de cabeza. Se preparó un cigarro de marihuana y luego llamó al celular de Bertha.

–<<Aló>>
–<<Pásame a Bertha, quiero hablar con ella>>
–<<Maldito enfermo, Bertha se está muriendo, la policía te anda buscando por asesino>>
–<<Pásame a Bertha, quiero hablar con ella>>
Darío colgó la llamada y apagó el celular.


Carmelo estaba lleno de furia, volvió a tomar el arma, la cargó y apuntó hacia el balcón, respiraba agitado. Salió al balcón  y disparó hacia el cielo todas las balas que quedaban, se tiró al piso a llorar mientras varias alarmas sonaban.
Comenzó a golpear el piso con el arma repetidas veces hasta que vio sangre que venía de su mano.

Fue a su habitación, buscó más balas, un bolso para llevarse ropa, dinero y salió del apartamento.

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