viernes, 23 de diciembre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 9 Capítulo 5


Se cambian los papeles.

Bernardo estaba tirado en el piso respirando con dificultad y tapándose una de las heridas con la mano.
–Ayúdame…por favor.
–¿Te mereces que te ayude? -Le puso el arma en la sien. –Lo que mereces es que te mate querido Jorge. Me hiciste la vida imposible en el trabajo, inventaste que tenia vih, me atropellaste y te fuiste y todo porque te jodí cuando éramos carajitos, te molestaba con mis compañeros. 3, asesino, 3 se suicidaron por tu culpa. Todo porque el niño no soportó el chalequeo. Ahora pidiéndome ayuda.
Bernardo lo sujetó de la camisa para halarlo hacia él.
–Llama a una ambulancia por favor, vamos a olvidar todo esto. Yo te amo.
Con el arma en la mano le dio un fuerte golpe en la nariz partiéndosela.
–¿SI? ASI TAN TRANQUILO YO LLAMO A LA AMBULANCIA, TE CURAS Y SOMOS FELICES, ¿ME AMAS? SI CLARO. ¡TE VAS A MORIR DESANGRADO AHÍ MALDITO ENFERMO! TE QUIERO VER DESANGRARTE.
Bernardo estaba desmayado mientras Adolfo seguía gritándole hasta que se dio cuenta que no se movía.
–¡Jorge! ¡Jorge! ¡RESPONDEEEEE! –Lo sacudió varias veces y se levantó del suelo llorando. Cogió el teléfono y llamó al 911 para solicitar una ambulancia, también llamó a la policía.
Les contó por teléfono a grandes rasgos lo que vivió con Jorge, ahora Bernardo. Aún llorando, hizo rápidamente su maleta y se fue en el carro de Jorge sin rumbo fijo.
20 minutos después llegaba la ambulancia que se encontró a la policía recavando huellas y cualquier detalle que pudiera esclarecer el siniestro. Adolfo había dejado la puerta abierta.

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Cuando Bernardo ya estaba en la clínica operado y estabilizado lo interrogaron.
Admitió sobre la falsa identidad y habló de la venganza hacia sus compañeros. Insistió que lo que ocurrió en su apartamento había sido un asalto. No denunció a Adolfo.
Determinaron que había sido herido con su propia arma y que el ladrón se había llevado el arma y su vehículo.

15 días después de salir de la clínica, se realizó el juicio contra Jorge, tuvo que pagar uan fianza y hacer trabajo comunitario por 180 días, más terapias con un psiquatra para tratar su trauma infantil y poder superarlo.

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Luego de cumplir el trabajo comunitario comenzó a trabajar por su cuenta con sus dos trabajos; terapéuta e ingeniero de sistemas. Le costó recuperar su identidad pues oficialmente estaba muerto, pero lo ayudó que todo fue una estafa y alteración de documentos. Alquiló una habitación mientras tanto. Usando su experiencia como hacker logró desviar el dinero de sus cuentas como Bernardo, que estaban congeladas a una cuenta virtual a su nombre y poder disponer de dinero para mudarse.
Recuperó su carro que Adolfo había abandonado en una zona abandonada y que también limpió sus huellas de la parte interna del carro.
Jorge no había visto a Adolfo desde hace más de 6 meses hasta que revisando la aplicación Foursquare, vio que estaba comiendo en un local y salió corriendo hacia allá pues estaba cerca.
Al llegar al sitio, era un restaurante chino, popular por sus cervezas económicas. Entró al lugar y no lo ubicaba.
Se fue –Pensó, pero al ver al frente una persona con una gorra levanta la mirada, también tenía unos lentes. Se ven a la cara y Adolfo se quita los lentes. Jorge se acerca, al llegar a la mesa y sin hablar se sienta.

–Llevo semanas enviándote señales para que me ubicaras, no sé porqué, pero hoy sabía que llegarías aquí.
–Desde hace unos meses se de ti pero, no quería buscarte, Hoy me decidí.
–He vivido en la calle, en casa de amigos, en hoteles, he pedido dinero prestado. En mi casa no me aceptan a pesar que les dije que no tenía vih. Mi papá no me creyó. -Soltó un par de lágrimas. –Me dijo que ya no era su hijo, que esa enfermedad no tenía cura y que me fuera de ahí antes de que se las pegara.
–Lo siento mucho Adolfo, la familia es lo más importante para uno, es el apoyo. Ellos tendrán que recapacitar.
Adolfo sacó de su pantalón el arma y la puso en la mesa.
–Ya no tengo familia, estoy solo en esta ciudad, solo me tengo a mi. -Empujó el arma hacia Jorge. –Faltan 4 balas.

A Jorge se le paralizó el cuerpo y se quedó mirando a Adolfo a los ojos, comenzó a  sudar frío.

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