Diversidad.
El trayecto al hotel al que iban era largo, decidieron, por
alguna razón extraña, escoger uno discreto, lejano y poco conocido; Hotel
Himalaya en El Junquito.
Llegaron a recepción, entregaron sus cédulas. Vio la de él y
anotó el número y tomó la tarjeta para pasarle por el punto de venta. Cogió la
cédula de ella y la observó por varios segundos y levantó la mirada para verle
la cara y volvió a ver la foto.
–Soy yo señor, el de la foto soy yo. En mi cédula soy Juan
Carlos pero me llamo Yovana, soy una mujer.
–Pero aquí sale un hombre, no se que chistecito es este.
Aquí no aceptamos a parejas del mismo sexo, lo siento.
–Señor soy una mujer, no le haga caso lo que diga ahí.
–¿Entonces esta no es tu cédula?
–Es mi cédula señor pero… -Clemente se estaba poniendo
nervioso y pensaba en lo bizarra de la situación, le puso su mano sobre la de
Yovana para tranquilizarla.
–Señor, vinimos de Caracas hasta aquí, debe haber una manera
que este pequeño incidente no pase a mayores y nosotros podamos estar un rato
en este hotel.
–La habitación son 8 mil 3 horas, dame 15 mil y los dejo
pasar.
–¡Mire señor, usted lo que pasa es que es un retrógrado
ignorante y homofób…!
Volvió a ponerle mano esta vez en el hombro. –Pásela por 15
mil por favor.
–Tome, firma y cédula.
–Gracias. –Le dio la tarjeta a Yovana y caminó hacia la
habitación.
–Nos vamos a quedar 4 horas mi pana. –Le dio 2 mil en
efectivo.
–Mosca con lo que hacen allá adentro.
Alcanzó a Yovana y entraron a la habitación. Sencilla pero
limpia y confortable. El baño pulcro e igual de sencillo, con lo esencial.
–Ya estamos aquí, tengo que confesarte que estoy nervioso.
–Yo arrecha, déjame un momento que me calme ¿si?.
–Te entiendo, voy a ducharme.
Mientras se duchaba no dejaba de pensar en la persona con la
que en unos minutos iría a compartir la cama.
–Es un hombre
Clemente, por más mujer que se vea por fuera, para ti es un hombre tiene un
guevo entre las piernas, ¿para qué dijiste que sí para venir acá? Es que hay
algo en ella que me atrae y no sé que es. -Al bajar la mirada se dio cuenta
que su pene estaba erecto.
Tocaron la puerta del baño. –Clemente, ¿todo bien?.
-Si, si, ya salgo.
Se puso la toalla en la cintura tratando de disimular la
erección, Yovana estaba bajo las sábanas tapada, al ver al Clemente desnudo y
algo mojado le gustó lo que vio y tragó saliva.
–¿Podemos apagar la luz? –Dijo él.
–Como quieras, ven.
Clemente llegó al interruptor y lo tocó. Al quedar todo a
oscuras se quitó la toalla y se fue a directo a la cama. Apenas un reflejo que
entraba por la ventana dejaba ver la silueta de Yovana que ya se había
despojado de la sábana.
Sus pechos bañados de aquella suave luz, resaltaban sus
pezones que Clemente no les quitó la mirada y en eso se enfocó, los tomó en sus
manos y los acarició acercando su boca hasta tocar la aureola. Su lengua apareció
para jugar con el pezón que ya delataba la rigidez por el contacto.
Se paseó por ambos pezones y luego se besaron. El joven
evitaba llevar sus manos más abajo de la cintura y volvía a tocar su pecho.
–¿Me lo quieres mamar?
–¡Nunca he hecho eso!.
–¿Lo harías?
–¿Me lo harías tú a mi?
Clemente optó por besarla, pero ella lo apartó y bajó a su
entrepierna para comenzar, por vez primera, a hacerle sexo oral.
Despacio lo introdujo en su boca que sentía seca, tuvo
tragar y mover la lengua para activar las glándulas y segregar saliva y así
comenzar a lamer. Clemente cerró los ojos y se dejó llevar.
Ella algo inexperta pero se manejaba bien, una mano sostenía
el pene y la otra jugaba con los testículos que los sentía grandes. Tomó
confianza e introducía todo el pene en su boca que de vez en cuando rozaba con
sus dientes y Clemente brincaba ligeramente pero no le decía nada.
–Házmelo tu a mi.
–No sé…yo…nunca lo he hecho.
–¿Ni siquiera a un primo?
Clemente se puso a pensar y su mente echó hacia atrás 15
años. Su primo 3 años mayor que él, dejó que se lo hiciera. Tanto fue el tiempo
que estuvo haciéndole sexo oral que su primo se corió en su boca y eso fue lo
que hizo que repitieran cada vez que se veían.
Regresó a la habitación.
–Esta bien.
Yovana se acostó en la cama y Clemente bajó a su entrepierna.
Era un pene mucho más pequeño que el de él. Sin tocarlo lo introdujo en su boca
y comenzó a humedecerlo bajando y subiendo suavemente. Así estuvo unos minutos
hasta que se detuvo.
–Voltéate. –Le dijo, ella giro sobre sí misma dejando sus
nalgas expuestas hacia él que buscó un condón y lubricante.
Yovana con sus brazos por arriba de su cabeza esperaba el
momento de ser penetrada, iba a ser su primera vez en muchos años, estaba
tensa, sus ojos cerrados, obligados a estar así, sintío el frío del gel entre
sus nalgas y unos dedos que jugaban alrededor para luego erizarse al contacto
del pene y el látex rozando su piel.
Clemente movía su pene entre las nalgas antes de decidir
penetrar, retiró su mano y comenzó a hacerlo. Cuando sintió que ya entraba fue
bajando, bajando, bajando hasta estar casi sobre Yovana.
Se acercó al oído de ella y le susurró. –Se siente muy bien
ahí adentro, me gusta.
Yovana estaba aguantando, pero más pudo la excitación y se
corrió mientras Clemente aún la penetraba. La tomó por la cintura y la levantó.
Le abrió las nalgas y continuó moviéndose, esta vez más rápido. La chica gemía
sosteniendo sus pechos a causa del vaivén. Clemente se detuvo, con sus manos
apretó las caderas de ella mientras sentía como su semen brotaba de su pene.
Tres espasmos le hicieron moverse y empujar más hasta que un gruñido de él cerró
el acto y retiró su pene.
Ambos, tumbados en la cama boca arriba, se mantuvieron en
silencio varios minutos. Yovana volteó a verlo, él hizo lo mismo.
–No sé que decir, no entiendo qué pasó, cómo pasó y porqué
pasó pero me siento muy bien. -Dijo Clemente que la veía a los ojos mientras
sonreía.
–Todo esto es un descubrimiento para mi también, no era algo
que estaba esperando en mi vida, me gustan las mujeres, pero tú…no sé Clemente,
no sé.
–¿Qué vamos a hacer con Esperanza?
–Eso es algo tan complejo como lo que hoy pasó aquí. Me
gusta Esperanza, mucho.
–Yo estoy enamorado de ella y no quiero dejarla, pero me
gustas tú y esto me tiene confundido porque yo no manejo estas cosas, esta
diversidad sexual que hay ahora, yo soy hombre/mujer y ya, no es que esté en
contra de la homsexualidad o de la comunidad, simplemente es como un tema que
está ahí y no pensé que me tocaría tan de cerca, wao, Yovana me acabas de abrir
una puerta y sí, entré, pero no hay luz y estoy tanteando pero me gusta ese
sustico.
–Dejemos que las cosas tomen el camino y nosotros vayamos
caminando y veremos que pasa, pero me gustaría hablar con Esperanza, los tres.
–Estoy de acuerdo.
_______
Un mes después luego de tantos sí y no, compromisos de
estudio y trabajo, lograron cuadrar la fecha para reunirse.
–Bueno, ya estamos aquí los tres, ¿ahora será que vamos a
aclarar las cosas?.
Clemente y Yovana se vieron a los ojos y la vieron a ella.
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