Una
relación bajo amenaza.
Jessica llegó al hospital, se consiguió por
casualidad al doctor y este le dijo que su hijo estaba fuera de peligro, aún
estaba en la UCI pero lo podía visitar.
–¿Mi marido esta con mi hijo?
–Si, si, de hecho está dentro, vaya, puede entrar,
recuerde ponerse la bata, el tapabocas y se lava las manos.
Jessica se recogió el pelo en una cola y
subió las escaleras que dan a la UCI. Vio a Yonaikel salir de la unidad.
–Mami.
–¡ERES UN MARICON DE MIERDA, MALDITO
DESGRACIADO, COGIÉNDOTE A TIPOS Y LUEGOS VIENES A HACERMELO A MI, DEGENERADO!
–Los gritos iban incluídos con golpes, cachetadas y carterazos mientras que la
gente alrededor se limitaba a a ver sin intervenir.
Yonaikel se tapaba la cara para evitar los
golpes pero no los detenía.
–Y NI ME LO NIEGUES, PORQUE TU AMANTE SOLTÓ
EL YOYO Y ME DIJO TODO. MARICON, ERES UN MARICON. Ya en el suelo le daba
patadas pero el motorizado se levantó intentando detenerla agarrándole los
brazos.
–Ya mami, cálmate ¿sí? Deja el escándalo,
la gente no tiene porque saber.
–¿QUE? ¿TE DA PENA QUE ESTA GENTE SEPA QUE
ERES MARICO, QUE TE ACUESTAS CON HOMBRES?, ¿TE DA PENA? AAAAY POBRECITO, LE DA
PENA.
–Ya Jessica, que no respondo, te estás
pasando, deja la vaaaina.
–¿NO RESPONDES? ¿QUE? ¿ME VAS A DAR UN GOLPE O UNA CACHETADA
COMO LAS JEVAS? Jessica le dio otra cachetada, pero Yonaikel no aguantó y la
agarró del cuello y la empujó hasta la pared.
–O te callas o te reviento a coñazos aquí.
–Señor suelte a la dama.
Yonaikel se volteó y sin mediar palabra le
lanzó un golpe al hombre en la nariz que lo tumbó al suelo del mareo.
Volvió a coger del cuello a Jessica.
–Si soy maricón, ¿cuál es el peo? Me gusta
un culo de hombre. ¿Qué? ¿Me vas a dejar? No, verdad, porque soy el macho que
te resuelve coñodetumadre, así que cállate la boca. Cuando salga el carajito
del hospital vamos al registro pa lo del concubinato pa que nos den el
apartamento y te mudes ahí con los chamos.
–¡Imbécil! Vete de aquí.
–Claro que me voy, tengo que trabajar pa
que tú comas guevona.
Salió del hospital, se montó en la moto y
aceleró, tomó la autopista rumbo a la empresa pero primero decidió pasar por el
automercado.
–Yonaikel, el señor Gouveia está reunido no
puedes…
Abrió la puerta del despacho. Fernando
estaba reunido con el gerente, el supervisor y dos asistentes.
–Yonaikel, espera afuera por favor.
–Que se salga esta gente.
–Espera afuera.
Yonaikel sacó el arma que tenía en la
espalda metida en el pantalón. La cargó.
–O se salen o me los quiebro aquí a todos.
Fernando les hizo un gesto de que se fueran
y que no había problema.
–¡Baja el arma Yonaikel por favor!
Se volvió a poner el arma atrás, se sentó y
se puso a llorar. Fernando se acercó.
–Disculpa, tu mujer vino y me lanzó una
concha de mango y la pisé. Perdóname.
–Tranquilo man. Ya el mal está hecho, ya
que carajo, se iba a enterar de cualquier manera.
–¿Quien te golpeó, tienes la frente
hinchada y la boca.
–La loca de Jessica, me cayó a coñazos en
el hospital.
–¿Estás bien? Fernando se agachó. Yonaikel
volvió a llorar y se abrazó a él.
–NO, no estoy bien pana, marico te me metiste
en la cabeza y de ahí no te sales guevón, pienso en ti y se me para, me cojo a
una jeva y el guevo se me baja, se me aparece tu culo y la verga se me pone
tiesa. ¿entonces, que es eso, qué me pasa? ¿me gustas, estoy enamorao de ti?
Fernando se le acercó lentamente a los labios
y lo besó. Yonaikel cerró los ojos y respondió al beso. Le puso las manos en
las mejillas.
–Yo no sé si tú estás enamorado de mi, pero
yo de ti si, desde hace mucho tiempo.
–No marico, no, no, no me digas esa vaina,
¿queseso? Somos dos hombres marico, cómo me vas a gustar, yo tengo jeva, unos
chamos, ¿queseso de novio?.
-Asúmelo Yonaikel, te gusto, te gustan los
hombres. ¿es tan horrible enamorarse de mi?
–NOJODA, pa aguantá el chaleco en el
barrio, “epa bro, mira te presento a mi novio, si, mi novio, un hombre” “Aaay
vaaale nos salió parcha el Yonaikeeeel” Chamo, soy un varón, y salgo con jevas,
duermo con jevas, me cojo a las jevas.
–Y te coges a hombres mi amor.
–¡NAGUEVONA no me digas mi amor chaaaamo,
deja la vaina!
–Quédate a dormir conmigo una noche, anda.
-Me voy, voy pa la chamba, ya me desahogué
y ya dije la mariquera que tenía que decir, listo, dejemos este peo hasta aquí.
Nos vidrio algún día mi pana.
Yonaikel llegó a la empresa, una vez arriba
pasó por el pasillo sin saludar a nadie a pesar que a él lo saludaban todos,
solo sonreía al pasar. Llegó a la oficina
de su jefa que ya le había dicho que lo quería ver urgente.
–Hola Jefa, ¿cómo me le va?
–Creo que igual que a usted Yonaikel,
mal…¿le pasa algo?
–Ay jefa toy enamorado de la persona
equivocada, pero mal ¿oyó? Meando fuera del perol, la vaina burdeloca.
–¿Quién es esa mujer que lo volvió loco y
no es Jessica?
–Nooo jefa, la persona que me enamoré es de
un culo pelúo, guevo y bolas. Un carajo. No joda yo no soy parcha vale y me
gusta este pana, no entiendo como pasó
la vaina, yo iba, me lo cogía y tal, me daba la mercancia, mis pañales la vaina
y listo, fino, una cogida y me daba lo que le pedí.
–Ya va, usted me está diciendo que está
enamorado del hombre este del automercado.
–¡Eeeelena! Ese mismo. El portu.
–Yonaikel usted tiene un problema, usted no
se está dando cuenta que es homosexual o bisexual.
–¿Que esa vaina? Sexual yo soy, burda.
–Que usted es gay. O le gustan los hombres
y las mujeres.
–Pero es que ahora veo a una jeva desnuda y
el guevo se me baja, entonces me pongo a pensar en el culo del portu así
redondito, pelúo y ese hueco uf cerradito, mire, mire, ya me encarpé.
–¡Ay Dios mio Yonaikel, no sea tan gráfico,
no me tiene que dar tanta explicación y siéntese que no quiero verle eso!. Yo
lo llamé por otra cosa. Usted hace tiempo me contó que conoce a muchos policías
y a escoltas que fueron policías y todo eso.
–Aja, ¿que quiere? ¿No me diga que se va a
poner un escolta? Yo mismo soy, yo la cuido.
–No, no es eso. Conocí a uno, pero quería
saber si usted lo conoce, si sabe de él.
–¿cómo es? ¿nombre?
–Es alto, fuerte, moreno claro, se llama
Tom, no me sé el apellido.
–¿Tom? Claaaaaro jefa, el Tom, mire ese
pana es más bueno que el pan ¿oyo? Ese usted puede confiar con los ojos
cerrados, como yo pues, lo que pasa es que yo no soy tan bueno. Pero ese carajao
es calidá. Él es escolta de un pesao, un bicho con billete parejo, epa, ese
tipo es familia de su…¿novio? El machuque este, Fabián.
–Si, es tio de Fabián. El caso es que me
dijo que me alejara de este hombre y de Fabián, no por Fabián, me dijo que él es
un buen muchacho, el tío parece que no es de fiar.
–Si Tom le dijo eso, hágale caso jefa.
Luego de hablar de nuevo de sus
preferencias, Yonaikel se fue a trabajar y
María Corina recibió una llamada de Fabián, que la buscaría al trabajo
para llevarla a su casa y hablar. –Debo explicarte quién es mi tío en realidad–
Fabián salió del estacionamiento, estaba
nerviso y pensando en todo lo que había pasado, sus padres unos
narcotraficantes, su familia unos mafiosos y todo el dinero que él tiene
proviene de los negocios ilícitos, no podía creer toda esa historia que fue
ajena hasta hace unos días.
Tomó la autopista, al incorporarse, una
camioneta negra lo obliga a orillarse al canal lento, lo rebase y le frena. 4
hombres encapuchados se bajan con armas largas y sacan a Fabian a empujones de su carro.
–¡Móntate!
–¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren?.
Le pusieron una capucha en la cabeza y lo
metieron en el asiento de atrás.
–¿Qué me van a hacer?
–Tranquilo, ya te vas a enterar.
–Ustedes son unos matones de mi tío
Ernesto.
–Coño, muy inteligente, como tu tío.
Deberías trabajar con ellos en el negocio.
Viajaron toda la noche. María Corina estaba
desesperada sin saber nada de Fabián. No había otra cosa que hacer, tenía que
llamara a la única persona que podía ayudarla en este momento; Yonaikel.
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