viernes, 30 de junio de 2017

DE REPENTE TU 7. Capítulo 5


Más unidos que nunca.



Luego de cumplir otro mes juntos, Pablo decidió darle las llaves de su apartamento a Jesucristo para que entrara y saliera cuando quisiera. Y eso hizo.



Pablo le había pagado un traje de alquiler para la fiesta de la agencia que tendrían el viernes de esa semana.

–Sales de la Universidad y te vas a la tienda a probarte el traje para ajustarlo y te lo llevas, tomas un taxi.

Jesucristo normalmente se desocupaba a las cuatro de la tarde, así que algunas veces se iba al apartamento a esperar a su novio. Esa tarde lo hizo.

Llegó se sirvió un refresco, se quitó la ropa y se puso un bóxer. Sacó la cónsola de juego y se instaló en la sala a jugar.



Su celular repicó y repicó varias veces pero el muchacho estaba concentrado en el juego y no se percató, hasta que sonó el teléfono de la casa.

–<Aló>

–<¡Cristo! Nené te estoy llamando al celular, ¿por qué no atiendes?>

–<Ay novio es que estaba distraído jugando, ¿qué pasó?>

–<Qué tal el traje? Todo bien?>

–<¿Qué traje?> -Apenas Jesucristo hizo la pregunta se acordó que no había ido a la tienda.

–<Coño Cristo, no fuiste a la tienda vale, te dije que hoy te fueras para a allá que cerraban a las seis de la tarde, ya son las 7:30>

–<Ay novio se me olvidó por completo, me vine directo de la Universidad>

–<Siempre es el mismo peo contigo, te mando a hacer algo y se te olvida>

–<Es que la Universidad me absorbe mucho y se me olvidan las cosas>

–<A mi no, por eso te recordé ayer, mañana sin falta vas por favor, la vaina es el viernes y estamos a miércoles>

–<Esta bien, pero no se moleste novio>

–<Si me molesto Cristo, házte responsable de las cosas vale, no eres un adolescente, ya tienes 18 años> -Pablo se puso a pensar y en realidad estaba viviendo con un muchachito.

–<Siga trabajando y no tarde, ya déjeme de regañar>

–<Te voy a botar la cónsola>

–<Es suya>

–<Igual, beso, nos vemos luego>



Cuando Jesucristo colgó se sintió mal, apagó el televisor y recogió la sala. Se fue a la cocina y se puso a preparar unas arepas, ralló un poco de queso, sacó la mantequilla, puso un par de cervezas en el cogelador para que estuvieran más frías, colocó los platos, cubiertos, vasos y servilletas. Buscó un candelabro y le puso un par de velas que consiguió.

Puso en la plancha las arepas, cuando las volteó, bajó las cervezas del congelador a la nevera.



Pablo llegaba agotado de la agencia de publicidad, eran casi las 9 de la noche. Entraba al estacionamiento. Recibió un mensaje de José Arturo.

–<Nos vemos el viernes en la fiesta. Lástima que estaremos con nuestras parejas, te tengo unas ganas>

Pablo se pasó la mano por la barba y suspiró. –Este tipo no va a descansar hasta meterme en su cama. -Pensó. Recogió la chaqueta y unas carpetas y cerró el carro.



Al abrir la puerta del apartamentole llegó el olor de las arepas asadas y comenzó a salivar. El olor se mezclaba con el aroma del café recién colado. Terminó de entrar y vio en la cocina unas velas encendidas.

–Buenas noches novio, te invito a que cenemos juntos, siéntese.

Pablo se sentó y Jesucristo fue a buscar la cerveza para servirla.

–No sabes como me hace falta una de estas. Nené gracias por esta cena, que rico se ve esto.

–Disfrútelo, quiero pedirle disculpas por el olvido de hoy, mañana iré sin falta, voy en la mañana así pierda clases.

–¿Por eso me hiciste la cena, para que te perdonara? No hay nada que perdonarte mi rey precioso, simplemente quiero que estés atento a las cosas, a las responsabilidades, más nada.

–¿El viernes va a estar el señor Larrazábal?

–Si claro, va con su esposo, es la despedida. Ya se van a Panamá de nuevo.

–Que bien, menos mal.

–Deja esos celos tontos.

–Ese hombre se lo quiere coger o que usted se lo coja y eso no quiero que suceda.

–Ay nené, eso no va a pasar. Deja la angustia ¿sí?

–Esta bien.

–Mira, hablando de otra cosa, ¿que han sabido de tu amigo?

–Nada novio…estamos preocupados, no se sabe nada. Pero en el caso está trabajando el papá de Esperanza. ¡Hey! ¿usted adónde va? Deje eso.

–Voy a lavar los platos.

–No, no, no, usted se queda sentadito ahí mientras me habla del día de hoy.

El muchacho se puso a lavar los platos mientras Pablo le comentaba de lo nuevo que estaba haciendo. En el rincón del mesón vio un frasco de Nutella y lo agarró, mientras seguía comentándole.

Jesucristo comenzó a contarle de las prácticas de odontología, de los chismes. Pablo se bajó el pantalón y sacó el pene del interior, abrió el pote de Nutella y lo embadurnó. Mientras el muchacho seguía hablando, Pablo se levantó de la silla y se volteó.



–Mira, ¿por qué no dejas de limpiar los platos y te dedicas a limpiar esto que está muy sucio?

Jesucristo volteó a verlo y bajó la mirada, al ver el pene empatucado de crema de avellanas dejó la taza, se secó las manos y se agachó.

–Déjalo limpiecito.

El chico comenzó a lamer el glande y luego se lo metía en la boca mientras la lengua iba limpiando. Pablo introducía el dedo en el pote y tomaba una porción de crema y se la metía en la boca y otra la esparcía en su pene, se limpiaba el dedo con su boca y volvía a agarrar.

Jesucristo se metía todo el pene y jugaba con su lengua, Pablo volvía a echarse crema. El muchacho comenzó a mamar con movimientos constantes y su novio le sostenía la cabeza, cuando sintío que estaba a punto de venirse la sujetó con fuerza. Se corrió en la boca del chico que lo miraba con ojos de satisfacción.

–Ya puedes seguir lavando los platos.

–Pero yo sigo con mi guevo parado.

–Lava los platos, yo me encargo.



Pablo se agachó sentándose en el piso y frente a Jesucristo. Se metió el pene en la boca y comenzó a succionarlo. El muchcacho se estremecía, no podía lavar los platos y estar pendiente de la felación.

Pablo chupaba, succionaba, mordía y movía la lengua en todas direcciones.

–¡No aguanto novio, no aguanto, no aguanto, me vengo, me vengo!

–Vente pues, dame esa leche.

Y así fue. Jesucristo se corrió de inmediato al sentir la boca caliente de su novio.



Se fueron a la habitación a acostarse, desnudos. Mientras veían al techo sin hablar Pablo recordó que hace unas semanas Jesucristo le iba a contar algo y le preguntó.

Jesucristo se volteó a verlo. –Pero no se vaya a molestar. –Le dijo. ¿Se acuerda cuando le mamé el guevo en ese caminito detras de la facultad?

–Si, que nos pillaron y tuve que huir como un delincuente, aja.

–Bueno ahí intentaron violarme.

–¿Cómo es la vaina? ¿quién? ¿qué pasó?

–El que fue mi profesor de ingles…estaba borracho e intentó abusar de mi pero llegó gente y lo apartaron.

–BUENO PERO ESE MALDITO ENFERMO ME IMAGINO QUE ESTA PRESO, ¿LO MANDASTE A LA CARCEL?

–No…bueno es que es mi profesor yo lo quiero mucho pero es alcohólico novio.

–UN COÑO, ESE TIPO ES UN DELINCUENTE QUE BOLAS ESA VAINA ¿Y TU TAN TRANQUILO? ¿DÓNDE ESTA ESE GUEVON PA CAERLE A COÑAZOS?

–Por eso no quería decirle, mire como se puso.

Pablo se levantó de la cama. –¿COMO QUIERES QUE ME PONGA? INTENTARON VIOLARTE.

–Ya novio, tranquilícese, venga acuéstese.

–Voy al baño y hacer unas llamadas.

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