lunes, 7 de agosto de 2017

NOVENA TEMPORADA. De RepenteTú. Capítulo 1


Un nuevo comienzo.

Incomunicado totalmente, sin visitas, sin llamadas, sin hablar con nadie. Emilio vivía el peor de sus momentos en el centro de rehabilitación; la abstinencia total. Lo único que lo calmaba para sorpresa de él, era cuando se masturbaba y eyaculaba. Un par de horas de total descanso y desconexión.

Había una sola persona que lo podía visitar y era luego de sobornar a la directora del centro: Ernesto el amigo fiscal de Emilio.
–Mi amor, sé que no he estado al 100% contigo, pero el trabajo me tiene absorbido, pero hoy vine para proponerte algo.
–Si es sacarme de aquí acepto, este encierro me está matando.
–No Emilio, es sacarte de ese foso en el que estás metido, has estado a punto de morir, dos veces intentaste violar a tu mejor amigo, mataste a una persona, has perdido tus bienes y dinero, lo que te queda es el apartamento y tiene deudas.
–¿Y qué quieres hacer conmigo?
–Salvarte, ayudarte para luego vivir juntos.
–¿Juntos? Yo tengo novio.
–¿Novio? ¿quién? ¿Gilberto? ¿Dónde está él? Viviendo en tu apartamento de gratis y apenas pagando agua, luz y teléfono para que no se los corten, pero ¿A venido a visitarte?.
–Es mi novio.
–No voy a discutir eso contigo, yo estoy aquí porque quiero ayudarte y te quiero.
Emilio agachó la cabeza y la sostuvo con sus manos. –Perdóname Ernesto,  yo hago lo que tú me digas, quiero salir de todo esto, quiero olvidarme de Jesucristo, ese carajito me jodió la vida.
–Ese carajito no tiene la culpa de lo que te pasa, la responsabilidad es tuya. Me gusta que quieras ser ayudado. Nos vamos a Cuba ya tengo los contactos, los médicos, todo, sólo esperan que tu autorices el traslado y digas sí.
–Sí.

Una semana después Ernesto y Emilio estaban en el apartamento de este recogiendo las cosas que se llevaría.
–No te había dicho pero me voy a quedar en Cuba 3 meses contigo, pedí mis vacaciones vencidas para poder acompañarte en la primera etapa de tu tratamiento.
–Gracias, eso significa mucho para mí. -Emilio lo abrazó y comenzó a llorar.

–Estoy en ese momento en el que necesito beber y drogarme.
–Ya, cálmate, respira profundo, tómate un café, te lo preparo.
–No, lo que quiero es otra cosa.
–No Emilio, no.
–Quiero sexo.
Ernesto se detuvo sorprendido abriendo los ojos. –Quiero cogerte, hagámoslo ahora.
–No tenemos mucho tiempo.
Emilio se le abalanzó y le dio un beso en la boca y comenzaron a desvestirse. Los besos eran apasionados, salvajes. Mordidas, saliva, lengua, todas juntas para disfrutarse. Ernesto lo halaba del cabello, Emilio le cogía las nalgas. Estaban en interiores.
Ernesto le bajó el interior hasta la rodilla y le tomó el pene apretándolo mientras seguían besándose. Emilio hizo lo propio.
La cerradura de la puerta de entrada al apartamento sonaba. Un manojo de llaves se escuchaba a lo lejos aunque ellos, enfocados en su sexo no se percataron.

Ernesto se agachó para hacerle sexo oral, la mano de Emilio detrás de la cabeza de su amante para hacer presión.
Una tos sacó de concentración a Emilio que vio hacia la puerta de la habitación. Era Gilberto que los veía incrédulo.

­–Vaya, no sabía que te habían dejado salir.
–Gilberto, hola. –Ernesto tuvo que sostenerse para no caer y poderse levantar, se subió el interior al igual que Emilio.
–¿Entonces lo de ustedes sigue? Yo pensé que había sido una vez por lo del reencuentro y tal y ya.
–Mira Gilberto no te hagas el novio ofendido que no te queda, ni siquiera has visitado a Emilio, no te has interseado en él y además vives de gratis en este apartamento que lo tienes como una pocilga.
–Emilio me dio permiso de quedarme.
–Hasta hoy, tienes que recoger tus cosas e irte porque está vendido, en 15 días lo ocupan.
–Yo estoy alquilado aquí pago los servicios y el condominio.
–Se deben 8 meses de condominio que no has pagado.
–No me van a sacar tan fácil de aquí, tengo abogado y la ley me protege.
–Gilberto, ¿por qué tenemos que llegar a esto?
–Eres mi novio y me entero que estás libre ahora y encima te traes a tu amante aquí.
–Te recuerdo que tú hiciste lo mismo y sabes el desenlace Gilberto, no te la des de víctima.
Gilberto bajó la mirada y habló de nuevo.
–Como sea, no me van a sacar tan fácil por lo menos 3 meses para que consiga un sitio.
–En casa de tus padres, lo tienes fácil.
–Voy a hablar con mi abogado, ustedes sigan en lo suyo, tiren que yo regreso a vivir aquí.
–Haz lo que te dé la gana. Nosotros nos vamos de este país y tú te irás de este apartamento quieras o no.

–¿Y para dónde van? ¿Me vas a dejar?
–No te interesa donde vamos.
–Erneeeestooo. Me voy a  Cuba para rehabilitarme allá.
–¿A Cuba? ¿qué es eso? Esa isla se está cayendo, rehabilitate aquí.
–No vamos a debatir eso ahora contigo, la decisión está tomada.
–Cállate Ernesto, aquí mi novio es Emilio, no tú.
–Ya no Gilberto, lo nuestro se acabó, yo me voy y no voy a continuar con una relación que nunca fue para ningún lado, solo me chuleaste.
–Ah vaya, bien, bueno, mi abogado se va a comunicar contigo, de aquí no me voy. Voy a regresar.

Gilberto se fue. Ernesto estaba rojo de la rabia, Emilio temblaba y sudaba frío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario