2 Decisiones
dolorosas.
Fabián terminó de entrar a la habitación y cargó al
bebé. Se dibujó una sonrisa en su cara igual al niño que apenas podía ver entre
borrosos.
–¿Cómo se llama?
–No le he puesto nombre. Déjalo durmiendo que luego
para que se quede dormido cuesta y no le puedo dar pecho.
–¿Y no tiene leche de fórmula?
–No…no he comprado.
–¿Y por qué no le das pecho?
–Porque bebí alcohol, estoy un poco borrachita
jajaja.
Fabián cerró los ojos y acostó al bebé en la cama
que se puso a llorar.
–Voy a comprar leche y otras cosas para el bebé,
anótamelas aquí.
–Ay compra lo que se te ocurra, pañales, cremas,
compotas, no sé.
–¿Cómo no sabes? Es tu hijo.
–Y tuyo también, por eso estoy aquí para que te
encargues. Vine para que nos casemos, sea tu esposa y formemos una familia, nos
mantengas, cuido a tu hijo mientras te espero en casa para recibirte y tirar
contigo y darte más hijos.
Fabián la vio a los ojos y se rió. Todo lo que había
pensado e imaginado con Carolina mientras estaba en cautiverio se esfumó en
instantes viendo la actitud de aprovechada que estaba teniendo.
–¿Tienes una cuenta donde pueda depositarte un
dinero?
Carolina se volteó a verlo y sonriendo. –Espera, ya
te lo doy, ¿de cuánto estamos hablando?.
–Dame tu cuenta.
Fabián le transfirió una fuerte suma de dinero y le
dio las llaves de un pequeño apartamento en la afueras de la ciudad.
–Ahí vas a vivir con nuestro hijo, no les va a
faltar nada, yo me encargo del mercado y gastos del apartamento.
–¿Ah si? ¿y no te vas a casar conmigo? Me vas a
echar en ese aparatamento y te olvidas de nosostros.
–No he dicho eso. No me voy a desentender.
El muchacho se fue a comprar algunas cosas para su
hijo y dejó a Carolina calmando al bebé que no paraba de llorar.
Carolina buscó otra cerveza y se sentó en la sala.
Llamó al banco para saber la cantidad de dinero le había transferido
aprovechando que era una transferencia del mismo banco.
<<Su saldo actual es 5.000.000>>
La muchacha se ahogó con el sorbo de cerveza que
bebía. Sorprendida, colgó la llamada y comenzó a brincar mientras su hijo
seguía llorando. Buscó otra cerveza y fue a la habitación a ver a su hijo. Se
detuvo en la puerta para observarlo.
–5 millones, 5
millones para mi solita.
Fabián llegaba al supermercado. Cuando se bajaba del
carro y le daba la vuelta se encontró con María Corina que también iba a
comprar algunas cosas.
–Hola mi amor.
–Hola Fabián.
–Que bella mi beba en ese cochecito. –Subió la
mirada y vio a María Corina. –¿Lo nuestro va a seguir?
–No Fabián, yo quería sentarme a hablar con usted
pero ya que nos encontramos, le diré. Me voy a quedar con Tom, le voy a decir
que sí cuando me pida matrimonio nuevamente. Lo siento.
–No lo sientas María Corina, es lo que quieres, es
la persona que amas. Me duele, me duele mucho que no sea yo con quien quieras
casarte, no puedo forzar las cosas.
–Le apareció otro hijo de una tal Carolina, su mujer
cuando estaba secuestrado.
–¿Por eso me dejaste? Enterarte de Carolina y
nuestro hijo.
–No, yo me enamoré de Tom, ver a la muchacha llegar
a su apartamento era lo que faltaba para ya decidirme a irme y comenzar de
nuevo.
–No me voy a olvidar de ti nunca María Corina, te
amo desde hace muchos años, pero no pudo ser, me toca seguir.
–Dele una oportunidad a Carolina, quien sabe y sea
la mujer de su vida.
Fabián se sonrió. –No creo, no es lo que busco en
una mujer, lo único que me une a ella es ese hermoso bebé.
Se abrazaron, ambos lloraron en silencio mienras
duró el abrazo y se despidieron con un beso en la mejilla. Fabián decidió irse
a otro supermercado mientras María Corina entraba.
Con la poca experiencia en temas de niños, Fabián
compró pañales de varias tallas, compotas, cremas, colonias, champús, teteros,
baberos, todo lo que conseguía que era para bebés, lo metió en el carrito.
Regresó al apartamento. Con la cantidad de bolsas
que cargaba tocó el timbre para que le abriera Carolina pero no contestó y dejó
las bolsas en el piso y abrió él.
El niño seguía llorando.
–CAROLINAAA, AYÚDAME AQUÍ, VEN A HACERLE UN TETERO
AL NIÑO. –Dejó las bolsas en el mesón y vio un papel con un escrito. Lo tomó y
se fue al cuarto a ver que le pasaba a su hijo.
Estaba en la cama con todas las almohadas alrededor
de él. Encendió la luz, se sentó en la cama y cargó al bebé. Se puso a leer la
carta.
Hola papi.
“Viendo lo que me depositastes decidi q quería tener
otra vida y eso boy aser. Te dejo al chamo ya q es tu hijo para que lo cuides
yo no soy buena madre, no naci pa eso yo se que tu lo vas a cuidar mejor. Me
voy al apartamento q me dijistes, no tengo donde vivir, pero no estare mucho
tiempo hay, buscare otra cosa no soy una abusadora.
Me lleve algunas cosas de la cocina y varias cosas
de tu cuarto y baño para por lo menos tener algo cuando llegue al apartamento,
me lleve un bolso también.
Gracias por todo y por esos millones. Eres buena
persona.
Un beso.”
–Soy un guevón, eso es lo que soy. Esta tipa me dejó
el paquetico en casa, muy arrecha ella. ¿Ah bebé? ¿Y ahora que hacemos? ¿qué
voy a hacer contigo bebe precioso? –Lo besó en la barriga soplándole.
–Uy tú estás cagado bebé, hay que quitarte estoooo.
¡Qué mal huele carajo!
Cambió al bebé y le hizo un tetero con la leche que
compró y leyendo las instrucciones detalladamente.
Se sentó en la cama apoyado en la cabecera y con el
bebé en brazos para darle el tetero.
Viéndolo chupando la tetina, se le aguaron los ojos
pensando en María Corina y en Fabiana. dos hijos para volcar todo el amor que
tiene para darles.
El bebé se quedó dormido tomando el tetero. Fabián
se le quedó mirando.
–Hay que sacarle los gases, eso dicen ¿pero cómo lo
hago?
Llamó a María Corina. Por unos instantes no quiso
contestar la llamada pero lo hizo.
Luego de explicarle como hacerlo, acostó al bebé de
su lado y le puso de nuevo las almohadas. Se quedó viendo como dormía.
–Te vas a llamar Gerónimo como mi bisabuelo, el
fundador de la empresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario