lunes, 2 de abril de 2018

INQUEBRANTABLE 9. Capítulo 8


–¿Qué me acabas de decir? –Renata echó unos pasos hacia atrás, estaba pálida.

–Hermanita, somos hermanos, la puta de nuestra madre se acostó con muchos hombres, tu papá es Catire, mi papá era Francisco Cáceres.

–¡Déjame en paz! Eso es mentira…vete, vete por favor. –Renata no pudo evitar llorar. –Gracias a Dios que…no tuve el bebé…aunque yo. –Arrancó a llorar.



Teodoro la abrazó. –Gracias a Dios no, gracias a mi ese bebé no nació, no porque eres mi hermana, es que yo no quería ser papá. –Renata intentó soltarse pero Teodoro la abrazó con fuerza, los escoltas se pusieron alertas.



–¡Asesino! ¡asesino! ¡Por tu culpa no voy a poder tener más hijos! ¡Monstruo!

Teodoro la soltó.

–Desahógate, golpéame, bota esa rabia, te hice un favor, este mundo no es el mejor para traer más humanos.



Renata comenzó a golpearlo en el pecho y en la cara, Teodoro no se movía, sonreía. La chica le dio una patada en la entrepierna. Teodoro no se movió cerró los ojos y puso sus manos en los genitales. –La carajita golpea duro. -Renata se fue corriendo, no paraba de llorar.



Teodoro siguió caminando.

–Chaaaamo, tu jeva te dio duro ¿no?

–No es mi jeva, es mi hermana.

–Chamo que lacra. Es tu familia. -Teodoro lo agarró del cuello y lo pegó a una columna.

–No es tu peo como trato a mi hermana, pero ya que te da morbo saber, me la cogí, la preñé y le hice abortar ¿contento?.

Lo soltó y lo lanzó al piso.

–Marico, necesito meterme algo.



En la noche, Teodoro llegaba a su casa con la compra del mercado, dejó todo en el piso y buscó la droga, estaba sudando frío y el cuerpo le temblaba. Buscó la inyectadora y la llenó, se colocó la liga en el brazo para buscar la vena pero no pudo, decidió inyectarse en el empeine. Buscó la vena con cuidado y comenzó a vaciar la jeringa dentro de él. Cerró los ojos, respiró hondo. Se detuvo y sacó la jeringa sin terminar de vaciarla.



Llamó a Lucas.

–<Maaaricoooo, amigo, mi pana del alma ¿sabes que te quiero verdad?>

–<Estás borracho>

–<Algo mejor, estoy volaaando, ¿quieres venir? No conoces mi apartamento marico, vente. Le digo a los escoltas que te busquen.

–<No quiero Teo, no voy a hacer lo que tú quieras>

–<Anda vale, quiero conversar contigo, vente, luego te llevo a tu casa, en serio, vas a regresar sano y salvo>



Teodoro mandó a los escoltas a buscar a Lucas, mientras cuadró por Grindr a un escort para tener sexo con ambos, concertaron rápido, le transfirió y esperaba que llegara.

Lucas llegó antes. Los escoltas lo subieron hasta la puerta del apartamento. Tocaron el timbre.

–Gracias panas, se pueden ir, váyanse a su casa.

–Tenemos que quedarnos aquí las 24 horas, órdenes de tu padre.

–Y yo les digo que se vayan, yo les aviso mañana.



Los escoltas visiblemente molestos dieron media vuelta y dejaron a Lucas ahí.

–Pasa mariquito.

–¿Para que me llamaste y me hiciste venir?

–Para mostrarte mi apartamento, mira ¿no te parece arrechísimo?

Lucas miró lentamente hacia todos lados, en efecto le gustó lo que veía. –Está de pinga, ¿qué quieres Teo?

–Tengo tiempo sin verte marico y no sé si nos volvamos a ver, tú estás en tus vainas, yo en las mías y nos hemos alejado.

–¿En las tuyas? ¿en que andas tú? No trabajas, ni estudias, no haces nada, solo te drogas, bebes, fumas, vas a fiestas.



Teodoro le soltó una cachetada que el volteó la cara.

–Me voy. -Teodoro lo detuvo. –No, no, no, no te vayas, perdón, espera. ¿Te vas a quedar con Victor? El viejito le gustas marico, pero está duro, se siente inseguro, tú tienes 18, el casi 50 años, no lo dice pero yo sé que es eso, tienes que tener paciencia y si de verdad lo quieres, lo amas, quédate con él por siempre.

–¿Tú estás claro que con tus acciones me apartaste de ti? Yo te amaba, aunque cuando conocí mejor a Victor me gustó más y todo lo que ha hecho por mi hizo que me enamorara de él y yo sé que él no está enamorado de mi, pero me ha demostrado cariño y quiere intentarlo aunque no da el paso.

–Lo dará. Yo me alejé de ti a propósito, no te mereces una persona como yo, soy malo, asesino, no tengo escrúpulos, no me importa nada, soy capaz de matar a mi padre si me estorbara ¿quieres vivir conmigo y formar un hogar así? Yo sé que no, tú eres bueno, noble, leal, yo estuve a punto de arrastrarte conmigo. Ya no.

–Hablas como si te fueras a morir, me das miedo.



Teodoro se remangó la camisa y le extendió los brazos mostrándole las heridas de las inyecciones. –¿Esto te da una idea de lo que me depara el destino? Por mis venas aún queda sangre. Estoy contaminado.

A Lucas se le llenaron los ojos de lágrimas. –Sabes que eso es reversible, si quieres puedes salir de eso.

–No quiero salir de eso, yo construí mi destino y mi fin tiene que ser la pronta muerte. -Se sonrió.

–No me gusta que hables así.

–Yo creé y planifiqué mi vida desde que estaba en ese vientre maldito, Lucas, yo escribí mi destino.



Lucas lo abrazó y se puso a llorar. Teodoro con sus brazos a los lados de su cuerpo, se sonreía, levantó los brazos y lo abrazó también. Lo apartó y tomó su cara para darle un beso en la boca a su mejor amigo.

–Cuida mucho a Victor mi amor. Yo no sé cuánto dure, a lo mejor tres días, tres meses o tres años.

–Nooooo, no Teo, no hables así, si te mueres yo me muero.

–No hables pendejadas, eso no va a suceder, tú te quedas con Victor, vivirán juntos y serán muy felices.



Lucas no paraba de llorar viendo a los ojos vidriosos y melancólicos de Teodoro, una sonrisa tatuada en su rostro y una piel opaca sin brillo. Acarició la mejilla de Lucas que cerró los ojos, sentía la mano fría de su amigo recorrer su piel que la erizó. Sonó el timbre, Lucas abrió los ojos, Teodoro amplió la sonrisa.

–Llegó un invitado muy especial.



Teodoro abrió la puerta y dejó pasar al hombre.

–Te traje un regalo de despedida de soltero. Atlético, musculoso, buenas piernas, pectorales, lampiño. -El hombre tenía una franela blanca cuello en v que dejaba ver sus pectorales y una piel libre de vellos –Y mira tiene un buen bulto. –Teodoro le puso la mano en la entrepierna. –23 centímetros que te van a entrar completicos por ese culo, yo también me lo voy a comer. Te presento, se llama Yerson, nombre de malandro pero eso no nos importa ahora.

–Estamos perdiendo el tiempo papá, el tiempo corre.

–¿Cuál es el peo? Si tienes que cobrar sobre tiempo pues lo cobras, vayamos al cuarto.



–¿Ustedes son mayores de edad?

–Sí, ahora sí, 18 años cumplidos.

Yerson se quitó la franela dejando al descubierto unos pectorales bien formados y grandes, es moreno y una piel lisa sin marcas.



–Me da caga esto, ¿y si nos mata?

–Deja el miedo marico, asústate cuando te muestre el bate, ahí si te va a dar caga.


Teodoro se quitó la franela. Yerson se desabotonaba el pantalón de cuero. El interior guardaba un enorme paquete

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