miércoles, 18 de abril de 2018

INQUEBRANTABLE Temporada Final. Capítulo 3


Teodoro acostado boca abajo en la cama, con su cabeza de lado y los ojos cerrados. François, desnudo sobre el chico apenas rozando su pene aún flácido en las nalgas, iba mordiendo suavemente el craneo de Teodoro mientras bajaba por la nuca, se detuvo y pasó las yemas de sus dedos por el cuello y hombros, volvió a morder la piel mientras soplaba y seguía bajando. Mordía los hombros y continuaba por la espalda, sus dientes apenas apretaban la piel del muchacho, soltaba y soplaba y seguía bajando, sus yemas recorrían las piernas. Teodoro se erizaba, sudaba, su mente volaba a lugares desconocidos, placenteros, recorría paisajes, veía luces, gemidos a lo lejos, todo daba vueltas, era una sensación excitante que no quería que acabara. Su pene, aprisionado con el colchón crecía haciéndose espacio bajo la presión.



François llegó donte termina la espalda, apenas soplaba entre las nalgas mientras sus yemas las recorrían, acercó su boca y mordió ligeramente una, repitió y siguió, fue a la otra. Ya su pene estaba erecto y lubricaba, el fluído caía sobre la pierna de Teodoro que seguía con la piel erizada.



Mordió varias veces la otra nalga para luego abrirlas y meter su cara entre ellas, su lengua, comenzó a lamer la piel, la ponía dura intentando penetrar aquel agujero cerrado. Soplaba y mordía, bajó y tocó las testículos del chico para luego lamerlos y soplar, soplar hasta sentir como Teodoro se estremecía. Siguió bajando por sus piernas, seguía mordiendo, se detuvo y volvió a la cabeza para morder de nuevo y bajar. Llegó a la parte posterior de la rodilla y mordió, lamió, besó y siguió mordiendo, Teodoro apretó las sábanas y soltó un gemido.



El chico había eyaculado, su respiración estaba agitada, François recorría los pies con sus yemas y culminaba en los talones dándoles un beso.

–No he terminado contigo, quiero estar dentro de ti. –Le susurró al oído a Teodoro que no se movió pero sonreía.



El hombre volvió a colocarse sobre él, esta vez tomó su pene y lo llevó entre las nalgas del chico y poco a poco fue penetrándolo, abrió las nalgas y se acostó sobre él, colocó sus manos a los lados de los hombros del muchacho para luego mover sus caderas viendo como entraba y salía su pene del cuerpo de Teodoro.



Con suaves movimientos François penetraba a su amante, mientras este apretaba las sábanas y sentía el frío de su semen en su piel. No tardó en correrse dentro del chico para luego acostarse sobre él y estár así  unos minutos.

 Se dejó caer a un lado de la cama.

–Discúlpame que me vine tan rápido, me tenías muy excitado.

–¡Marico! ¿Qué disculpas? Me hiciste acabar sin tocarme, ¡esa vaina que me hiciste fue demasiado! Es la segunda vez que me haces acabar sin tocarme.



François visiblemente cansado se sonrió viéndolo a los ojos. –Me alegro que te haya gustado, yo lo disfruté tanto como tú, verte excitado, me excitó a mi y esto es el resultado, me vine.

–Marico, no me gustó, ¡me encantó! fue una vaina de otro mundo.

–Esa era la idea, que te sintieras así. –Hubo varios minutos de silencio, ambos se miraban a los ojos, observaban su cuerpos para luego besarse.



–Pensar que ya no te veré más. –Dijo Teodoro.

–¿Vas a entregarte? ¿Te vas a suicidar?

–No sé que será de mi vida, pero en un rato me voy a ver con Victor, debe estar muriéndose saber que el amor de su vida murió.

–No murió Teo, lo mataste.



El chico dejó de ver a François y fijó la mirada al techo. –Merecía morir, no es una buena persona.

–Eso no lo decides tú.

–Lo decidí,  quise que muriera y lo maté.

–¿También vas a decidir el destino de tu padrino? ¿Vas a matarlo?

Volvió a ver a François a los ojos.

–Él es tan culpable como tu padre, comisiones, sobornos, vacunas, corrupción extorsión es lo que ha hecho para abultar las cuentas de tu padre y las de él.

–Mi padrino es una persona buena que está enamorado de la persona equivocada y por ese amor hace lo que sea para estar cerca de ese amor que él sabe que es imposible.

–Ay carajito…que distinto hubiera sido todo si hubieses apartado tanto odio en tu vida.

–¿Por qué coño siempre tienes que cagar el hermoso momento que hemos tenido con consejos aleccionadores, a mí que ya no tengo remedio. Que tostón contigo vale, me voy.



Teodoro se fue a levantar pero François lo detuvo cogiéndole el brazo con fuerza.

–No seas tonto, quédate aquí conmigo un rato más, sabes que no te juzgo, simplemente te digo que las cosas pudieron ser de otra manera, lo sé que ya no vas a cambiar, relájate. -Teodoro regresó a la cama.



Unos minutos más y François ya no pudo detener al chico que se duchó y se vistió, el hombre hizo lo mismo.

Llegaron al estacionamiento. François frente a Teodoro le puso su mano en la nuca.



–Creo que llegó el momento de la despedida ¿no?

Con lágrimas en los ojos, Teodoro apenas movió la cabeza afirmando. François se acercó y le dio un beso en la boca, un beso que duró varios segundos, Teodoro puso sus manos en las mejillas del hombre que también había soltado un par de lágrimas



Se separaron, François se sonrió, con su pulgar le quitó el exceso de saliva en la boca de Teodoro

–Cuídate, pase lo que pase, hagas lo que hagas cuídate. -Le dio una palmada en la mejilla

–Tranquilo, igual tú, cuida a mis afectos, no los abandones.

–No puedo prometerte eso Teo, yo me voy a Nueva York pronto pero el tiempo que esté aquí lo haré.



Cada quien se montó en su vehículo. Teodoro antes de arrancar llamó a Victor, aún con la bata de enfermero se acomodó la parte superior mientras repicaba.

Victor atendió sin hablar.

–<No tienes que decir nada padrino, quiero hablar contigo frente a frente, vamos a vernos en casa de Ricardo, voy para allá, en una hora llego> -Colgó la llamada.



Victor se quedó con el celular en su oreja sin dejar de llorar mirando desde una de las ventanas de la clínica.

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