Victor le pidió a Teodoro que le contara con lujo de
detalles lo que había pasado en los dos eventos para poder montar bien la
defensa con los abogados.
Desestimaron el caso de Renata. No habían pruebas, no hubo
registro fotográfico de embarazo salvo los exámenes médicos que avalaban eso.
El secuestro nunca fue denunciado, Catire no quería un escándalo más en su
carrera.
Teodoro salió sin cargos, lloró al decirle al juez que eran
hermanos separados. Catire enfurecido se le fue encima amenazándolo de muerte,
lo detuvieron por unas horas para luego dejarlo libre.
Alaska, había puesto la denuncia junto con un examen forense
donde demostraba violencia sexual. Los abogados alegaron que fue concensuado y
que ambos habían manetnido una breve relación unos años atrás cuando Teodoro
era menor de edad, algo que hizo que el abogado de Alaska se detuviera y
negociar extrajudicialmente un acuerdo.
Pactaron un precio que fue cancelado en su totalidad.
Luego de 12 horas en los juzgados, los abogados y Teodoro
salían del edificio. Eran las 10 de la noche, Teodoro y Victor se fueron juntos
en el carro de su padrino.
–Ya puedes estar feliz saliste bien librado de esto, aunque
volveremos en un mes, será solo un formalismo administrativo. Coño carajito, llevamos
ocho años lidiando con tus desmanes. ¿Cuándo piensas parar?
–Feliz estaré dentro de siete días padrino, pero más feliz
estaré si después de cenar contigo, paso la noche igualmente contigo.
Victor sin quitar la mirada de la calle mientras manejaba,
se sonreía, iba a uno de los restaurantes de Ricardo para cenar.
–Estoy viviendo con Lucas.
–No mientas, eso no ha ocurrido.
–Está a punto de suceder y no quiero llevarte a mi casa.
–La noche la podemos pasar aquí en el carro, en mi casa o en
un hotel, como prefieras.
Luego de cenar Teodoro estaba ansioso y sudaba frío.
–¿Me puedes esperar aquí? Voy al baño.
–¿te sientes bien?
–Si, sí, pero tengo que ir al baño. –Teodoro se fue con su
morral directo al pasillo donde quedan los baños del restaurante.
Pasados unos minutos Victor se levanta de la mesa impaciente
por la tardaza de su ahijado y decide acercarse al baño. Abre la puerta y ve a
Teodoro quitándose la liga del brazo.
–¿Qué haces?
–¡Nada Victor, sal de aquí, sal!
–¡Te estás drogando!
Teodoro se levantó de la poceta y sacó a empujones a Victor
que no puso resistencia.
Salió del baño sin mirar a la cara a su padrino. –Vámonos,
dame las llaves que yo manejo.
–¿Tú te volviste loco? No vas a manejar así.
–Yo sé a donde vamos a ir, yo manejo.
–Dime donde vamos y manejo yo.
Teodoro lo miró a los ojos y extendió la mano. –No vamos a
chocar, deja los nervios.
Se subieron al carro y Teodoro manejaba como si estuviera
sobrio, tranquilo y sin acelerar mucho.
–¿Me vas a decir dónde vamos?
–A un hotel, ya está pago.
–¿Ya lo habías reservado?
–Sabía que no ibas a decir que no.
Victor bajó la ventana y se quedó viendo como pasaban los
árboles.
–¿Por qué el viernes vas a ser feliz?
–Que curioso eres padrino.
Victor vio a Teodoro mientras él estaba concentrado en la
vía. –Cada vez que me dices padrino antes o después de tener sexo me entra un
escalofrío.
–A mi me da morbo al igual que a ti pero se manifiesta en un
escalofrío. –Miró al padrino y le guiñó el ojo. El viernes van a suceder cosas
importantes padrino, muy importantes.
Llegaron a la habitación. Victor, que estaba reacio a
quedarse con su ahijado fue el primero en desvestrirse para luego hacer lo
mismo con Teodoro. Le pasó la mano por la nuca y le dio un apasionado beso
mientras lo llevaba a la cama.
Se acostaron, no paraban de besarse, Victor metía su mano
entre las nalgas del chico, hasta que Teodoro se detuvo.
–¿Qué pasó?
–Hace un rato te dije que quería pasar la noche contigo.
–Ajá si, ¿y?
–No dije que quería tener sexo contigo padrino. Quiero
dormir contigo abrazados.
Teodoro comenzó a llorar mientras besaba a su padino que no
entendía muy bien que pasaba.
–¿Que tienes?
–Tengo ansiedad, lo que no tengo es tiempo Victor, mi tiempo
aquí le queda poco, eres la persona que más amo en esta vida, me dirás que
nunca te lo había dicho, pero te lo digo hoy, por ti es que aún estoy vivo, por
ti es que no me quité la vida antes de conocer a la bruja de Rebeca. Por eso me
encanta que estés con Lucas, es muy muy joven para ti padrino pero tú y él
sabrán como manejar la relación. –Teodoro no paraba de llorar, las lágrimas le
salían solas mientras él hablaba normalmente sin qe la voz se le quebrara.
–Mientras esté cerca haré lo que sea para que ambos estén
juntos padrino.
–¿Tú te estás despidiendo?
–Yo no estoy aquí padrino, yo pasé por esta vida para
conocer la maldad, sufrirla y hacerla sufrir, odiarla, amarla.
Victor abrazó a Teodoro y ambos lloraron. Victor sabía,
aunque no muy bien cómo, era la última vez que vería a su ahijado como lo
estaba viendo ahora. Y así, abrazados, ambos se quedaron dormidos.
Cuando apenas entraban los primeros rayos del sol entre la
cortina del hotel, Teodoro se levantaba para irse y dejar a su padrino ahí
dormido. Tomaría un taxi para irse a su casa. Le dio un beso en la boca y se
fue.
__________
Viernes 10:00 am.
El gran terreno estaba repleto de gente, la mayoría vecinos
del sector que querían estar presentes para la inauguración de unas nuevas
canchas deportivas, las primeras de esa zona.
Patrullas de policía, una ambulancia, refrigerios para los
visitantes, empleados de la gobernación y como siempre, Victor Landaeta, acompañaban
a un delgado y pálido Ricardo Sucre, gobernador del estado.
Pocos reconocieron al momento que se trataba del gobernador,
su aspecto había desmejorado en pocos días como consecuencia de la
quimioterapia y radioterapia.
Afuera del terreno en una esquina estaba Teodoro, hablaba
por el celular.
–<Háblame>
–<Estoy dentro con la gente, me puse como 10 filas más
atrás de la tarima, en cuanto comience a hablar me acerco>
–<Perfecto, yo te espero aquí afuera para cuando hayas
terminado>
–<Si va, pendiente>
Teodoro sacó una bolsita que contenía polvo blanco y aspiró
un poco, se tocó el arma que la llevaba en el bluyín en la espalda. Entró al
campo, se puso unos lentes.
A Ricardo lo ayudaron a subir las escaleras de la tarima,
había un enorme toldo que lo pidió pues no podía recibir sol directo por mucho
tiempo, detrás de la tarima estaban unos paramédicos por si ocurría algo.
Ricardo se colocó en el medio de la tarima donde estaba el
podio y el micrófono. Daba la bienvenida a los presentes para luego hablar del
proyecto que significó la creación de las canchas y mejoras en el barrio.
Yorman caminaba entre las personas tropezándolas pero iba despacio. Teodoro
estaba a unos metros detrás de él.
–Estas canchas son el comienzo para la transformación de
este barrio que será el proyecto piloto para la modernización de otros más en
nuestro estado.
Comenzaron los aplausos y con el ruido cuatro disparos.
Cuatro balas que impactaron en el cuerpo de Ricardo que caía al piso mientras
gerentes, escoltas y policias se movilizaban a la tarima. Yorman volteó y
comenzó a correr y se consiguió con Teodoro que lo apuntaba con el arma dándole
un tiro certero en la frente.
La gente corría hacia todos lados, otras se tiraron al piso.
Teodoro se mezcló entre la gente y huyó por un costado del terreno donde la
reja estaba rota.
Teodoro se detuvo, el corazón le latía con fuerza, pero
sonreía. Gritó con todas sus fuerzas. Se dejó caer en la tierra.
–Estás muerto Ricardo, muerto, muerto, muerto, muerto. –Se
levantó y siguió caminando, recorrió varias cuadras hasta llegar a su carro. Se
montó y manejó.
Luego de dos horas manejando llegó a a casa de Ricardo,
estacionó el carro afuera, volvió a inhalar polvo y salió del carro abriendo la
reja para entrar.
Entró a la casa, se veía enorme sin gente y todo callado,
fue a la cocina, no había nadie, las mujeres de servicio no estaban. Subió.
Entró con cuidado a la habitación de su papá y abrió el closet
que era de su madre, sacó un vestido y una peluca.
Se denudó y se colocó el vestido, luego la peluca, la peinó.
Buscó entre las cosas que habían en el mueble del lavamanos una pintura de
labios.
Terminó de acomodarse, peinó la peluca con las manos, en su
mano izquierda tenía el arma.
Abrió con cuidado la puerta de la habitaión de Ana, veía la
televisión mientras la enfermera estaba dormida.
Teodoro entró, el cuarto estaba en penumbras. Ana vio al
chico pero al trasluz vestido como Rebeca, se le tensaron los músculos y comenzó
a gritar aunque no podía hacerlo con facilidad.
–¿Qué haces aquí? Vete, veteeee, veteeeee, veteeee? –Gritaba
en su mente Ana.
Teodoro volteó a ver A la enefermera que se movía como
queriendo despertar, le dio un un tiro en la frente, Ana no paraba de moverse y
gritaba soltando sonidos confusos.
Teodoro se acercó y la tomó por el cuello, dejó el arma en
la cama y le apretó el cuello con ambas manos. Milagrosamente Ana movió un
brazo y cogió a Teodoro por la peluca, haló y cayó al suelo. Ana abrió los ojos
al descubrir que era Teodoro pero ya era tarde. Se quedaba sin aire, sin
fuerzas. Dejó de moverse, Teodoro no la soltaba.
Se agachó y se colocó la peluca, tomó el arma y salió de la
habitación. Bajó las escaleras. Y así, vestido de mujer se fue a su carro.
Manejó hasta su apartamento.
Al llegar al estacionamiento cogió su celular Victor. Lo llamó.
tenía decenas
de llamadas perdidas. Eran de
Repicaba, Victor atendió.
–<¿Fuiste tú verdad? ¿Le disparaste a tu padre?>
–<No es mi padre Victor, mi papá murió hace tiempo>
–<Teodoro ¿qué hiciste? Qué hiciste? -Mientras decia eso
no paraba de llorar.
–<Victor, ese hombre no era para ti, a ti te conviene
Lucas, él es el hombe de tu vida. Ricardo era una basura>
–<Vas a ir a la cárcel Teo, esta vez no voy a tener
compasión. Te voy a meter preso>
–<Padrino, no pierdas tu tiempo en eso, gasta tus
energías en hacer feliz a mi amigo>
Colgó la llamada. Fue en busca de François.
Me dejaste al filo del asiento Daniel, increíble capítulo... Y pensar que hay que esperar una semana, será eterna
ResponderEliminarEspera la temporada final
EliminarUffff que me had hecho llorar, que fuerte este capitulo.
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