martes, 1 de septiembre de 2020

FIEBRE 3. Capítulo 7

A Braulio lo detuvieron. Román salía de los exámenes forenses.
<No hubo violencia sexual, de hecho no hubo penetración, el hombre eyaculó en el exterior>

-Joven según el informe forense no hubo violación, pero hubo un forcejeo ¿Va a poner formal denuncia del hecho? El supuesto agresor está detenido en esta comisaría, depende de usted si lo soltamos.
Román se sentó apoyando su cabeza en sus manos.
-Voy a retirar la denuncia, pero ¿Puedo hablar con él antes que lo saquen? No quiero verlo salir, me voy y lo sueltan.

-Retiré la denuncia Braulio pero no se me olvida que ibas a violarme.
-No lo hice, perdóname.
-No lo hiciste porque acabaste.
-Perdóname Román, perdóname...
-No quiero verte...solo quiero saber de ti por las tareas del colegio. 
Román se alejaba de la celda.
-ROMÁÁÁÁN Romááán...-El chico detuvo la marcha y volteó. -Gracias, gracias por retirar la denuncia.
Román siguió caminando hacia la salida.

Federico llegaba a su edificio. Mientras caminaba vio un carro estacionado con un hombre sentado en el asiento y sin camisa. Lo miraba.

El chico más cerca del vehículo se dio cuenta que el hombre estaba todo tatuado. El hombre se movía y miraba al muchacho. Cuando llegó a la puerta nota que el hombre que es corpulento y el 60% de su cuerpo estaba tatuado, se masturbaba completamente desnudo.
-Hola.
-Hola. -El hombre sonreía mientras seguía masturbándose.
-¿Te puedo ayudar? -El chico le vio el enorme pene y abrió los ojos
-Con gusto. -Federico dio la vuelta y se sentó en el asiento del copiloto.
-Me encantan tus tatuajes. -El chico le tocó el musculoso brazo y el pectoral derechos, el hombre seguía masturbándose.
-Desabróchate el pantalón y mámalo.
Federico se mojó los labios y luego se introdujo el pene, el hombre soltó un suspiro mientras se tocaba las tetillas, se metía todo el pene en la boca aunque le costaba, mientras jugaba con los testículos, tenía toda la zona depilada. Sus tatuajes eran de colores y estaban en sus piernas, pecho, abdomen y brazos. El hombre comenzó a meterle los dedos en el culo, comenzó con uno hasta meter cuatro y Federico empezaba a gemir mientras succionaba el pene del hombre que gruñía.
-Voy a acabar, voy a acabar. -El chico comenzó a mamar con más fuerza y metiendo el pene hasta el fondo de su boca, el hombre le apretó la cabeza empujando. Soltó el semen dentro del chico y hasta que no terminaron sus espasmos no lo soltó.

-Coño que mamada tan rica cabrón, tienes esa boca caliente.
-Gracias. ¿Cómo te llamas? 
-¿Es importante mi nombre? Yo no me voy a casar contigo.
-Yo me llamo Federico.
-Yo voy a Maracay, ¿Quieres venir? Voy pa una rumbita entre panas.
-¿Una rumbita? ¿En cuarentena?
-Si, ¿Cuál es el peo? Van a haber unos culitos, unos machos, música, alcohol y droga.
-¿Y sexo?
-Claro guevón.
-Yo no me meto drogas.
-Ahí vemos carajito, ahí vemos. ¿Que dices?
-Yo vivo aquí, en este edificio, subo, busco ropa y bajo.
-Préstame el baño.
-Es que yo...no puedo subir a nadie a mi casa, no te conozco.
-Me acabas de mamar está verga, ya me conoces por dentro.
Federico lo vio a los ojos. -Ok, bueno, vístete y subimos.

El chico salió del carro y esperó que se vistiera. El hombre abrió la guantera, sacó un arma y se la guardó en la parte de atrás.

Subieron al apartamento y Federico le señaló el baño de visitas. Entró, puso el arma sobre el lavamanos, se bajó el pantalón y se sentó en la poceta. No cerró la puerta.
-¿Tienes un arma? - Federico se puso nervioso.
-Si, tranquilo bebé que no te voy a hacer nada, no hay papel, tráeme uno.
El chico fue a la cocina pero el hombre vio toallas húmedas y se limpió, salió del baño y se puso a ver un mueble con varias fotos.
-Hola Gerardo Hernández.

-Aquí te traje el papel...¿Había papel?
-Unas toallitas húmedas. ¿Nos vamos?
-Voy a buscar la ropa, llamo a mi mamá y nos vamos.

Subió a su cuarto, estaba nervioso, el corazón le latía a gran velocidad y sentía que se le salía del pecho, comenzó a dudar si irse a Maracay. Llamó a su mamá.
-FEDERICO mi amor ¿Dónde estabas metido? Te he estado llamando. ¿Cómo estás? Tienes que venirte a la clínica.
-Estoy bien, estoy bien, no, no voy para allá, de hecho me voy a quedar aquí, yo paso la cuarentena en casa, yo me siento bien.
Carlota se quedó callada. -Está bien mi amor, entra en el estudio de tu papá y detrás del escritorio hay una pequeña puerta, casi no se ve, ábrela, ahí tienes dinero por si necesitas comprar comida.
-Ok mamá, gracias, mañana te llamo.

Bajó al estudio y buscó la puerta, a la primera no la vio pero al cabo de unos segundos consiguío la ranura. La abrió. Habían documentos y a un lado unas 20 pacas de dólares. Federico se sonrió y tomó 2 pacas de 100$, las metió en el bolso.
-Chamoooo nos tenemos que ir. ¿Vienes o no?
-Si, si. Me voy contigo. Estoy confiando en ti, no quiero quedarme solo en este apartamento y menos irme a quedarme en una clínica.
-¿Clínica?
-Si...es que no te he dicho...no te vayas a molestar...tengo el virus.
El hombre sacó el arma y lo apuntó en la frente. A Federico se le volvió a acelerar el corazón.
-¿Cuál es el peo? Yo también tengo el puto virus y aquí estoy. Esa mierda es una fiebrecita y pal coño. Cuando llegue contigo que eres carne fresca vas a tener a varios machos pa que te cojan. Eso sí, primero yo.
-¿Regresamos mañana?
-No papá, esa rumba dura tres días. Pero tranquilo que tú no vas a regresar.



2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Ese chamo se metio en sendo peo.
    Cada dia mas interesante. Para leer mas y mas

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