Jesucristo intentaba abrir los ojos, estaba
tumbado en la cama y no sabía donde estaba. Se levantó, estaba solo con el
interior puesto, mareado y el cabello despeinado.
Salió de la habitación y la luz lo
encegueció que hasta se colocó el brazo frente a su cara.
–Mire muchacho mejor entre al baño y libere
esa presión, allá abajo hay 3 damas que no tienen que ver esto y vístase
Jesucristo bajó la mirada y vio su pene
erecto dentro del interior que luchaba con la tirantez. -Era Jaime Linares, el
padre de Esperanza.
–Disculpe señor Jaime, disculpe. –Corrió al
baño que estaba dentro de la habitación.
20 minutos después aparecía en el comedor
el muchacho ya bañado y vestido.
–Buenos días, buenos días señora María
Antonia ¿cómo está?, Hola Esperanza.
–Buenos días Cristo, no tienes buena cara.
–No, es que ayer…
–Es que ayer mezcló 2 tragos y le cayó
malísimo. -Esperanza le abrió los ojos y prefirió hablar ella antes que dijera
alguna barbaridad.
–Es que ustedes los jóvenes creen que se
las saben todas. Mi princesa, tú mamá y yo vamos a ir al mercado a comprar las
verduras, se quedan en casa pero mucho cuidado con lo que hacen.
–Tranquilo papi, nos portaremos bien. Mamá
tráeme fresas por fis ¿si?.
–Si mi amor. Si se quedan a almorzar le
dicen a Ramona.
–¿Tú eres gafo? ¿le ibas a decir a mis papás
que te drogaste?. Me iban a matar o peor aún, me iban a quitar el carro.
–No me grite que la cabeza me va a
estallar, que horrible es esto, no vuelvo a probar la droga más nunca en mi vida.
–Te lo dije, que te alejaras, pero te
emborrachaste y mira. ¿Te acuerdas lo que te conté anoche?
–No, no me acuerdo nada luego de la droga.
No le diga a nadie lo que hice en esa fiesta.
–Mi amor a mi no me conviene tampoco que
nadie sepa. -Se levantó de la mesa para contarle mientras servía.
Jesucristo se estaba besando con el hombre
de barba, su lengua larga recorría cada ricón de su boca, el vello facial le
hacía cosquillas en los alrededores de su boca y mejillas.
–Quítate la franela, la ropa estorba. -Le
dijo el hombre. –Voltéate. –Jesucristo se volteó y el hombre le abrió las
nalgas para introducir su lengua en aquella zona húmeda y cálida. Jesucristo
cerraba los ojos y se pasaba la lengua por los labios.
–¡Te estoy hablando valeeeee!
–Aaay Esperanza no me empuje así que no me
siento bien…¿qué me estaba diciendo?
–Nada chico, olvídalo, come y tómate esta
pastilla.
–El barbudo me estaba lamiendo el culo y
usted me despertó. –Le dijo en voz baja Jesucristo para que no oyera Ramona.
–Que tormento con el barbudo, cualquiera
dirá, tómate esto.
Terminaron de desayunar y Jesucristo
recibió una llamada.
–<<¿Si? Aló>>
–<<Hola Cristo, ¿cómo estás?>>
–<<Profe, bien, estoy en casa de
Esperanza>>
Hubo un silencio de varios segundos.
–<<Emilio ¿Está ahí?>> -Jesucristo
escuchó gimotear a Emilio. Comenzó a llorar.
–<<¿Puedes venir a mi casa ahora?>>
–<<Eh, bueno sí, ¿le pasa
algo?>>
–<<Quiero verte, necesito verte y
hablarte>>
–<<Yo le digo a Esperanza que me
lleve y hablamos con usted>>
–<<NO, no. Tú solo por favor, no
vengas con nadie>>
Esperanza lo llevó a casa de Emilio.
–Si quieres te busco luego, avísame.
–Gracias amiga.
–De nada drogadicto jajaja.
–No me diga eso vale.
Emilio abrió la puerta, estaba demacrado
con la barba de cuatro días y desaliñado. Vio a Jesucristo y lo abrazó.
Sin parar de llorar hablaron.
–Antes de suicidrase Lirio le envió a todo
el mundo un mensaje por Facebook de que soy gay y por eso me divorciaba.
–¿Y lo botaron del colegio por eso?
–No, pero congelaron mi ascenso a jefe de
profesores y me iban a dar más aulas y me llamaron del otro colegio para
decirme que mi contrato estaba por vencerse y no lo iban a renovar, por
supuesto sin decir el motivo.
–Si yo pudiera ayudarlo sabe que lo haría,
pero tiene mi apoyo para lo que sea.
–Me ayudará mucho si vinieras a vivir
conmigo, eso me haría muy feliz.
–Ay profe, no me vuelva a decir esas cosas,
ya eso lo hablamos, además yo estoy saliendo con… -Se detuvo. Se puso a pensar
en lo que había dicho. Los sueños que ha tenido los trasladó a la realidad y su
subconsciente lo traicionó.
–¿Tienes novio? ¿Desde cuándo? Tan rápido.
Vaya…nunca fui una opción, me descartaste de una vez.
–No, no quise decir eso, no tengo novio es que…
–Estás saliendo con alguien, lo dijiste.
Jesucristo no quiso ponerse a explicarle
que había pasado y dejó que pensara eso.
Emilio se levantó. ¿Quieres beber algo?
Disculpa que no te ofrecí nada.
–¿Tiene jugo, de lo que sea?
–Si
Emilio sirvió el jugo y se sirvió en un
vaso corto una buena cantidad de vodka.
–Le voy a robar un poco de agua…
–No, no es agua. -No pudo quitarle el vaso
y el muchacho olió la bebida.
–Esto es acohol, pero si usted no toma
profe.
–Es lo único que en este momento me calma.
–Eso no es bueno para usted, con eso no va
a solucionar las cosas.
–Contigo todo sería más fácil.
–Profeeee, no, esa no es la manera de
afrontar las cosas, no me ponga esa responsabilidad. Yo no lo amo, lo quiero
mucho, más nada, puedo ayudarlo en lo que quiera pero no me pida que sea su
novio, su amante por el simple hecho de usted sentirse bien y en calma.
–Ya veo que no me puedes ayudar. Quédate a
dormir, dile a tu novio que estás con un familiar.
–No profe, no me haga esto.
–Vete Cristo, vete de mi casa y déjame en
paz. -Se bebió lo que quedaba en el vaso. –Yo veré como acomodo mi vida, no me
llames ni me escribas. Pasé de ser tu profesor preferido a que ahora me
abandones en el peor momento.
–Yo lo voy a ayudar pero no de la manera
que usted quiere.
–Vete chamín, vete antes de que cometa una
locura. Vete.
Jesucristo se fue del apartamento llorando
al ver a su profesor de todo el bachillerato hundirse en un hueco y sin querer
salir. Pero estaba decidido a ayudarlo como sea.
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