Sabrosura
criolla.
María Corina se estaba arreglando parar ir
a trabajar dejando a Diógenes su esposo en la cama, no quería levantarse a
pesar que también tenía que salir a atender sus negocios. Jesucristo seguía
durmiendo y Fabián que se había quedado el fin de semana en casa de su amigo,
ya se había levantado.
–Buenos días María Corina.
–Buenos días Fabián,¿cómo durmió?
–No dormí, di muchas vueltas, no me dejaste
dormir, te tenía en mi cabeza.
–Fabián, no empiece con esas cosas. ¿Quiere
desayunar? ¿quiere una arepa?
–Si me la haces tú con gusto.
María Corina montó 2 arepas, mientras las
revisaba en el budare Fabián se le acercó por detrás y le puso una mano en la
cintura.
–Hueles a fruta fresca. -Le pasó la nariz
por el cuello María Corina se estremeció y se le cayó la paleta que estaba
usando. Se volteó.
–Mire Fabián por favor, respéteme, usted
está en mi casa y en la habitación está mi esposo. Usted es un niño, es el
amigo de mi hijo.
–Te puedo demostrar que no soy ningún niño.
–Le trajo hacia él acercando su boca a la suya, y justo antes de besarla ella
se soltó y fue a montar café.
–Te llevo a tu oficina.
–Yo me voy en mi carro.
–María Corina, tu carro está en el taller
–Yo me llevo el Diógenes, él no va a salir
hoy.
–Yo te llevo, le dejas el carro a tu esposo
y así si quiere salir no tiene problema. Eso sí, me dejan a mi primero y el
chofer te lleva a la oficina.
Cuando llegaron al edificio donde vive
Fabián. Antes de bajarse se acerca a María Corina para darle un beso y sus
labios tocaron la comisura de los labios de ella. –Que tengas un excelente día.
–Gracias.
Llegó a su oficina, encendió a computadora
y se fue a la cocina a tomar un café.
__________
–Buenas buenas mi gente, feliz lunes. ¿Qué
pasó carnal? ¿Mi reina hermosa cómo amaneces? Toma tu bombón del día. –Le dio
un chocolate a una de las secretarias.
–¡Ese diablo! -Se saludaron chocando los
puños con uno de los asistentes del área.
María Corina estaba en la cocina tomando un
café negro y pensando en el beso de Fabián mientras tomaba un sorbo, recordaba
el aliento del muchacho y volvía a esremecerse.
–Buenos días mi jefa hermosa, ¿usted como
que tuvo un fin de semana de meneo.
-Hizo un gesto con el cuerpo como teniendo
sexo.
–Yonaikel por favor respete.
–Jefa no se ponga así, si se lo digo porque
está como bella, la piel le brilla, los ojos le brillan y la sonrisa contagia
pues. Tome un chocolatico.
–Gracias Yonaikel. -Se sonrió
–Dígame en que le sirvo hoy jefa.
–Varias cosas. Ven a la oficina.
Entraron al despacho del director.
–Va a estos 2 bancos a depositar este
dinero. Busque los documentos que llevó la semana pasada a Boleíta, que estén
firmados y sellados por favor. Y trae el celular del jefe en el agente
autorizado aquí está la autorización para que lo retire.
–Viento jefa. ¿Algo más?
–Cierre la puerta. Quiero que me consigas
café por lo menos 2 kilos de café, ¿puedes?
–2 kilos o un saco jefa, usted pida que yo
se lo consigo. ¿Pa’ cuándo?
–Esta semana, no tiene que ser hoy.
–Eso tá listo, hago los pendientes y me
monto en eso. Hoy usté toma café con su marido.
Yonaikel Pérez es un joven de 25 años,
trabaja de motorizado en la empresa donde trabaja María Corina, también hace diligencias
y encomiendas a otras personas y en esta época de escasez busca donde sea los
productos básicos, nadie sabe como hace pero siempre consigue lo que le pidan.
También resuelve trámites de documentos. Conoce a mucha gente y con dinero de
por medio todo es posible lograrlo. Vive con una muchacha que le parío 2
varones, pero le gusta acostarse con hombres y hay uno en particular que le
gusta pero la persona está enamorado de él y eso le divierte pero también le
incomoda.
Ya en la tarde, Yonaikel se acerca al
automercado que siempre va, aunque tiene varios lugares donde busca mercancia,
pero este lugar es su predilecto.
–Mami ¿y el portu?
–¿Tú crees que puedes pasar así como si
nada al automercado? Afuera hay cola y no estamos dejando entrar más gente,
esto está full.
–Mami, yo no soy nuevo aquí, ya me has
visto desde hace meses, ¿Está el portu? Toma un chocolatico pa’ que se te quite
esa fea carita. Le pasó la mano por la mejilla y la muchacha se erizó.
–Está en la oficina.
Yonaikel entra a la oficina sin tocar y
Fernando, el Director encargado de ese supermercado estaba reunido con una de
las cajeras.
–Yonaikel, estoy reunido, ¿puede esperar
afuera?
–Jefe es algo importante y burda de
urgente.
–Jenny, sal.
–Chao mami.
El motorizado cerró la puerta. –¿Qué
quieres Yonaikel? ¿tú crees que siempre puedes venir así y entrar cuando te de
la gana?
Yonaikel se le acercó y le dio un beso con
lengua que a Fernando se le acabó cualquier argumento.
–Tú si hablas guevonadas portu.
Fernando se le aceleró el corazón y tenía
una erección.
–¿Que quieres?
Fernando Gouveia, tiene 35 años, es, junto
a su familia, dueño de 3 automercados, él es el director de uno de esos.
Soltero, homosexual de clóset y primo de Emilio, el profesor de Jesucristo.
Conoció a Yonaikel hace meses cuando se le acercó para pedirle unos productos
bajo cuerda y desde ahí entablaron amistad y otras cosas. Yonaikel lo toma como
pago por recibir la mercancia pero Fernando le gusta y mucho el motorizado.
–Dame 4 kilos de café.
–No tengo, ho hay.
–No papi, no te me pongas bruto, yo sé que
tienes.
–Es que hay poco.
–Dame ese poco papá. ¿Cuánto hay?
–10 kilos.
–Plomo, son 20 palos, te los doy ya.
–No puedo, si pudiera te los doy.
–Tú lo que quieres que te ponga en 20 uñas
y así se te quita la mariquera.
–Aquí no podemos Yonaikel.
–Siempre te cojo aquí, no sé a que viene el
arrugue ahora, anda, dame culo que me llevo el café.
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