La culpa.
Emilio siguió bebiendo. Había pedido otra botella, mientras
bebía le escribía a Jesucristo.
–<Le pedí el divorcio a Lirio y me dejó con la palabra en
la boca sentado en la mesa del restaurante, me siento muy mal>
–<Tengo tantas ganas de abrazarte y besarte, que duermas
conmigo, hoy me haces mucha falta. Estoy borracho>
–<No quiero llegar a mi casa, quiero manejar y manejar
hasta donde me lleve el camino>
Y así siguió escribiendo hasta terminar la botella. Pidió la
cuenta y se levantó de la silla para pagar con la tarjeta de crédito.
–Señor, ¿quiere que le pidamos un taxi? No está en
condiciones de manejar.
–Tranquilo que yo manejo, igual no tengo ahora rumbo, voy
donde me lleve la vía.
–No debería irse en ese estado.
–Cóbreme y déjeme ir por favor. Hoy le pedí a mi esposa el
divorcio porque soy un marico, un maricón cobarde, eso es lo que soy.
Firmó como pudo el voucher y salió a buscar su carro. Se
montó y manejó. Manejó hasta llegar a Ocumare de la Costa y de ahí se fue a
Cata. Amanecía y llegó a la orilla de la playa, se quitó los zapatos y se sentó
en la arena a ver romper las olas frente a él.
Sus recuerdos lo llevaron a la adolescencia, cuando
experimentaba con sus amigos de la secundaria; se masturbaban en grupo, se
tocaban los genitales, se duchaban juntos y hasta en ocasiones llegaron al sexo
oral. Meses antes de casarse tuvo sexo con un par de hombres.
Luego del matrimonio fue muy esporádico los encuentros con
hombres, si acaso 3 o 4 durante los 10 años de casados. Ya en el colegio luego
de varios años trabajando conoce a Jesucristo de apenas 10 años. Desde que lo
vio sintió una conexión que con los años comenzó a convertirse en atracción y
después amor.
10 años lidiando con la enfermedad de su esposa y llevando una
doble vida casi nula que se limitaba a ver películas porno gay, masturbarse
escondido viendo videos y muy de vez en cuando sexo con hombres.
No paraba de llorar mientras veía el mar como cambiaba de
color con el amanecer. Sus pies ya estaban arrugados y el pantalón mojado a
mitad de pierna, llegaban los primeros pescadores y decidió regresar a Caracas.
Llamó por teléfono a su esposa pero no contestó, la llamó al
celular y estaba apagado. Llamó a Jesucristo y no contestó la llamada y le dejó
otro mensaje.
–<Estoy en Cata, voy a Caracas a mi casa, te sigo
extrañando carajito. Contesta>
A las 10 de la mañana abría la puerta de su apartamento.
Dejó las llaves y los zapatos en la mesita y se fue a la habitación, ahí estaba
Lirio dormida, en un sueño profundo. Emilio se acercó para decirle que había
llegado pero ella no reaccionó, al ver la mesita de noche vio un blister de
pastillas. Eran para dormir. Vio que respiraba y se quitó la ropa para ducharse
para luego desayunar e irse al trabajo.
Cuando ya estaba listo para marcharse, se acercó a su esposa
y le dio un beso en la frente. Cogió las llaves del carro y se fue de la casa.
Luego de dos días en que Lirio no le dirigía la palabra a su
esposo, ambos salieron del apartamento rumbo a sus trabajos.
Antes del mediodía Lirio ya estaba en casa y tenía una
crisis que controló tomándose los medicamentos y algo para el dolor de cabeza.
Se sentó en la mesa del comedor con su laptop y revisaba
Facebook, escribió en su muro pero no lo envió. Tomó papel y lápiz y escribió
una nota, luego la puso en la nevera pegada con un imán. Le dio a la tecla
enter y publicó en su muro lo que había escrito.
Se quitó la ropa y la ropa interior. Tomó una silla del
comedor y se subió a ella justo en la ventana para montarse. Se agarró de la ventana
y sin pensar se lanzó al vacío cayendo en el techo del estacionamiento que con
el impacto, se partió y cayó sobre un carro, el estruendo se activó varias
alarmas que terminaron de alertar a los vecinos.
________
Cuando Emilio salió de su última clase en el colegio
enciende el celular y le entran varios mensajes de voz y mensajes de texto.
Todos informándole sobre la muerte de su esposa.
Luego de horas entre la policía y la morgue llega a su casa
aturdido. Se sienta en el sofá y comienza a llorar desconsoladamente, saca del
bolsillo la nota que había dejado su esposa en la nevera y la vuelve a leer por
cuarta vez.
“Fui la mujer más engañada en la vida, ¿cómo no me di cuenta
antes? El amor me cegó, lo tenía en mis narices, todo me lo decía y no quise
verlo, soy una tonta y te pido perdón por no darme cuenta a tiempo y dejar que
me casara. Ya no tengo razones para vivir. Mis desequilibrios mentales me
atormentan y no logro controlarme. Lo que me contaste supera la buena noticia
de que seríamos padres pero no quiero que mi hijo nazca en un hogar con una
enferma y un gay. Hasta pronto mi amor”.
Rompió el papel en mil pedazos y abrió la laptop que traía y
entró en facebook para nuevamente ver el mensaje que envió:
“Hola amigos, familiares y conocidos de Facebook, hoy será
la última vez que escribo en esta red social pues luego de enviar esto me iré a
un viaje sin retorno. El día que le iba a dar la noticia al hombre que tanto
amé por más de 10 años de mi tan esperado embarazo, él me dice que quiere divorciarse
porque es gay. Me deja embarazada y luego me dice que es marico.
Yo no veo más razones para permanecer a su lado y en este
plano, así que me despido con un hasta luego para vernos en otro plano. Besos a
todos”
Había etiquetado a gente del colegio, amigos en común,
familiares de ambos y hasta colegas de ella de su trabajo.
Las llamadas y mensajes por facebook le llovían a Emilio,
desde insultos hasta mensajes de consuelo. Cerró su cuenta y tomó una botella
de ron que tenía guardada, aún sabiendo que al día siguiente tenía que lidiar
con el velatorio y entierro.
Le escribió a la única persona que en ese momento podía
calmarlo; Jesucristo.
–<Hoy mi esposa se suicidó por mi culpa, te necesito a mi
lado mañana, no me falles por favor> Emilio no paraba de llorar. Tenía sobre
sus hombros la muerte de dos seres.
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