Encuentro
cercano con aquel tipo.
Era domingo y, religiosamente, Pablo iba a
trotar al Parque del Este para luego sentarse en la cafetería de siempre a
trabajar en su laptop mientras toma un café y alguna torta o cruasán. Ese
ritual dominguero le gustaba hacerlo solo. Siempre.
Se puso una camiseta que dejaba al
descubierto su pecho con unos pectorales marcados cubiertos de vellos que
rebajaba. Un short para trotar, unos zapatos especiales para tal fin y en su
bicep derecho, su porta iPod.
Montó en su auto un bolso con la ropa para
cambiarse luego, la laptop y su bebida para antes y después de trotar.
Llegó al parque y estacionó. Se acomodó el
iPod en el brazo para salir. El sol amenazaba con una mañana caliente, su barba
brillaba con la luz natural, parecía un campo de trigo. Comenzó a trotar.
Hombres y mujeres se le quedaban viendo
-como cada domingo que iba al parque- su barba llamaba la atención, su porte y
cuerpo atraían las miradas, exudaba sex apple.
Cuando ya llevaba una vuelta comenzó a
recordar el sueño que había tenido la noche anterior.
Un muchacho al que besaba y luego tenía
relaciones con él, vivía con él, dormían juntos, compartía el día a día. Pablo
sabía que a ese muchacho lo había visto en algún sitio pero no recordaba donde
y ya había soñado con él dos veces.
_______
Esperanza salió de su casa para buscar a
Jesucristo e ir a un mercado de cosas usadas para luego tomarse un café y
hablar de sus cosas.
Mientras recorrían el mercadito, repasaban
las cosas que habían hecho para la inscripción en la universidad y lo que les
faltaba hacer. Tenían que comprar algunas cosas para el semestre.
–No puedo creer que ya vamos a entrar a la
Universidad.
–Estoy loca por empezar. Me fijé en la
lista de inscritos para este semestre y solo hay dos hombres. Tú y otro, que
seguro es gay también, así que tienes chance.
–¿Y por qué usted dice que es gay? ¿Lo
conoce?
–No mi amor, pero hombre que estudie
odontolgía es gay. Es una verdad como un templo.
–Ay pero usted si es como, no sé, tan
predecible y básica, se deja llevar por los patrones.
–Pero yo no tengo prejuicio con eso, por mi,
buenísimo que sea gay o hetero, solo es un comentario, tampoco me pongas
homofóbica mijo, bien open que soy.
–Tan open que se besó con una mujer.
–Aah pero ya te acuerdas de lo que te dije,
¿ya se te limpió el cuerpo de droga y regresó tu memoria?.
–Usted si es boba, yo la escuché y le
presté atención, no me venga con tonterías ni quejadera.
–Mariquito. Me voy a llevar estas blusas y
esta gorra. Yo te regalo algo, escoge lo que quieras.
–Mmmmm no se, es que no veo nada que me
guste.
Jesucristo vio un pasamontañas rojo tejido
a mano que le llamó la atención y un lata muy vieja de un refresco.
–¿Me puedo llevar estas dos cosas?
–Si, tráelo para pagar.
Esperanza sacó una tarjeta negra.
–No sabía que usted tenía una tarjeta de
esas.
–Mi mamá me la sacó para que no tuviera
problema en la calle. Con esta te invito hoy.
–Pero no se vuelva loca ¿oyo? Mire que las
cosas no están para botar el dinero.
–Yo estoy clara mi amor, a mi madre la
retribuiré cuando sea una odontóloga profesional y exitosa igual que tú. El
gocho odontólogo jajaja.
Llegaron a la cafetería.
__________
Pablo terminaba de trotar, se lavó la cara
en un bebedero y tomó de la bebida energética que trajo. Se quitó la camiseta y
la exprimió.
–Niño, ¿todo eso es tuyo? Dios. -un
muchacho que pasó cerca de él mientras se quitaba la camiseta.
Una mujer también lo miró más de la cuenta,
él se sonrió y siguió su camino hacia el carro.
Lo encendió y puso el aire acondicionado.
Aprovechando que sus vidrios son ahumados y no se ve para adentro se quitó el
short y el interior, buscó una toalla y se secó.
Pasó la toalla por su pene para luego
tomarlo en sus manos, echar para atrás el prepucio y ver el glande. Volvió a
taparlo, su pene estaba a media erección. Buscó un mono que trajo, era rojo. De
tela holgada pero que se pegaba al cuerpo. Se lo puso sin interiores lo que
hacía que se le marcara el pene con el roce de la tela.
–Anoche volví a tener sexo. Cada vez es
mejor.
Habían pedido unos sanduches con jugo y
café. Esperanza se ahogó con un trago de jugo. –¿Cómo que volviste a tener
sexo? Me vas diciendo cuando perdiste la virginidad que no me has contado.
–Baje la voz que nos van a oir. Soñé con el
barbudo, cada vez que estoy con él el sexo es mejor y acabo, me levanto con el
boxer mojado, con semen.
–Ay no mi amor pero ¿tú vas a seguir?,
tienes sexo en los sueños con un tipo que no conoces, solo lo viste una vez
¿eres tonto?. Necesitas tirar de verdad, mira un amigo que es gay también me
habló de una aplicación gay que se llama Grindr,
entra y busca un hombre que te quite el virgo.
–¿Pero usted que va a hablar si también es virgen?
–Si pero no estoy desesperada que sueño con
eso. -Mintió, había soñado hace días con la mujer que la besó, pero no quería
contar eso para no levantar sospechas de que es lesbiana.
Mientras comían y revisaban sus celulares,
en un momento en que Jesucristo levantó la mirada vio entrar al hombre de sus
sueños. Se quedó inmóvil, lo seguía con la mirada. Esperanza contestaba unos
mensajes sin enterarse de lo que ocurría.
Pablo se sentó en una mesa diagonal a
ellos.
–Esperanza, voltee disimuladamente hacia su
derecha y vea quien está ahí.
Su amiga volteó. –Dios, que hombre más
bello, mira eso brazos y la barba, de muerte.
–Es el barbudo, mi novio, bueno con el que
tengo sexo.
–En tus sueños Cristo, nunca mejor dicho.
Pablo pidió un capuccino, un cruasán
relleno de queso amarillo y pavo y un te frío de Jamaica.
–<Hola mi amor ¿dónde andas?>
–<Hola amor, ya estoy en la cafetería,
me voy a poner a revisar con calmita los correos del trabajo>
–<Estoy aburrido en casa, ¿me acerco y
estamos juntitos?>
–<Nos vemos en la tarde bebé, ahora
quiero estar solo en mis cosas>
–<Nunca me dejas estar contigo los
domingos>
Pablo cerró los ojos. –Ya vamos a empezar.
–<Gilberto tengo 5 años, los que tengo
contigo, diciéndote y haciendo lo mismo cada domingo. Es mi momento de estar
solo, solo, sin ti, sin mis padres, sin nadie. SOLO>
–<Yo séééé…pero bueno un día es un día
cónchale, estoy que me subo por las paredes, quiero hacer el amor contigo>
–<Escoges unas horas para querer
hacerlo, cuando estamos juntos que podemos, no quieres porque estás cansado>
–<Contigo no se puede hablar, avísame
cuando te canses de estar solo, chao>
–Coño que ladilla de verdad. Disculpe,
gracias, ¿me puedes traer edulcorante porfa?, llévate este, gracias.
–Mira que brazos y que barba, ¿le vio la
sonrisa? Es perfecto. Y tiene un pene enorme.
–¿Ah si? ¿dónde se lo viste?, no me digas,
en el sueño. Cristo en los sueños se lo puedes poner de burro si quieres, deja
la estupidez.
–Yo sé que lo tiene grande, es muy real lo
que vivo con él. Mira, se va a levantar, se va a levantar, ¿dónde irá?
–¡Aaaau Cristoo! No me aprietes.
–Va al baño, va al baño. Mira va jalando un
hilo del mono, Dios ¿le vio el pene que se le ve? ¿Vio? Lo tiene grande. Voy al
baño.
–Cristo, Cristooo, ay este niño es una
vaina.
Pablo se puso en un urinario y comenzó a
orinar, a su lado un hombre terminaba y se sacudía, lo vio y se fue. Un muchacho
salía de los cubículos hacia los lavamanos. Entró Jesucristo.
Se fue hacia los urinarios pero antes de
llegar se le vino Pablo que se enredó y se dieron una vuelta, él siguió hacia
el lavamanos y muchacho a orinar o eso es lo que hizo creer.
Pablo frente al espejo se acomodó el mono y
lo ajustó con el cordón, Jesucristo se fue al lavamanos.
–Hola. -Pablo volteó a verlo, lo vio a los
ojos, ¿te conozco? -Miró con extrañeza. –Yo te he visto.
–Si, nos tropezamos en la torre donde
trabaja, le tumbé unas carpetas y el café.
–Ah sí, verdad, ¿cómo estás? Pero yo te he visto
en otro lado a ti.
–Yo bien, lo vi sentado en la mesa y me
decidí a venir. Usted y yo hemos hecho el amor.
–Ah caramba ¿ en serio? No recuerdo haber
tenido sexo contigo.
–En mis sueños, usted ha estado conmigo
cuatro veces en la cama, hemos hecho el amor y ha sido maravilloso. -A
Jesucristo le brillaban los ojos, Pablo se rió.
–¿Tú estás bien chamito?.
–Usted me gusta mucho, yo sabía que me
encontraría de nuevo con usted.
Pablo lo veía y se sorprendió al recordarlo
en sus sueños teniendo sexo, le recorrió un escalofrío por la columna. Le puso
la mano en el cuello y le acaercó la cara a la suya y besó a Jesucristo en la
boca. El beso duró segundos pero para Jesucristo fue una eternidad. Sintió como
desaparecía el olor a desinfectante y amoníaco y entraba una brisa impregnada
de frutas. Se separó.
Todo volvió como antes. Pablo se quedó a
escasos centímetros de su boca.
–Esto ya lo había vivido.
–Soy virgen, no he estado con nadie. Sólo
contigo en mis sueños.
–Tranquilo, hoy no será el día en que dejes
tu virginidad en el pasado
Jesuscristo aún no abría sus ojos y su boca
reclamaba los labios de Pablo.
–Me voy. -Pablo llegó a la puerta y
Jesuscristo lo detuvo con un: –Espera.
–No me has dicho tu nombre.
–Pablo.
–Me llamo Jesucristo.
–Chao Jesucristo.
–Pero…ya va…¿cómo voy a volver a verte si
no me has dicho tu número o dónde vives.
–¿Vives en Caracas?
Jesucristo tragó saliva y respondió. –Sí.
–No hay problema, nos volveremos a
encontrar en esta ciudad inmensa y pequeña a la vez. De todas maneras esta
noche nos volveremos a ver, en nuestros sueños.
Cerró la puerta y al cerrarse, Jesucristo
sintió un tirón entre sus tobillos. Un hilo rojo se había enredado entre sus
pies y se rompió al salir Pablo, se lo quitó y al ver la maraña de hilo rojo
recordó el que tenía en casa. Lo metió en su bolsillo.
Al reaccionar se dio cuenta que estaba
sudando y con ganas enormes de orinar, fue al uinario y al bajarse el pantalón
vio su interior humedecido, había lubricado en cantidad. Orinó y luego se lavó
las manos.
–Estuvo cerca de usted Cristo, muy cerca,
lo besó. Se llama Pablo. –Se abrió la puerta al del baño y el bullicio de
afuera lo sacó de su ensimismamiento.
Salió y al llegar a su mesa ya no estaba
Pablo.
–Esperanza, me besó, Pablo me besó.
–¿Quién es Pablo? ¿qué tanto hacías en el
baño?
–El barbudo se llama Pablo y me besó y no
fue un sueño, me besó, su lengua entró en mi boca.
–Bueno terminó de comer y se fue. Me fijé
que su pipí estaba medio parado. Tiene algo ahí.
–Ay Esperanza, me besó Pablo, mi Pablo me
besó. Esta noche voy a estar con él.
–Mijo pero no perdiste el tiempo, te van a
coger.
–No me dio su número, pero me dijo que nos
volveríamos a ver.
–¿Pero no me dijiste que se ven esta noche?
–Usted no entiende Esperanza, no entiende
nada.
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