martes, 7 de febrero de 2017

DE REPENTE TÚ Primera temporada. Capítulo 2


La confesión.



Jesucristo estaba acostado junto a Emilio cerca de su hombro, en un movimiento que hizo puso su mano en el pecho del profesor que al sentir el roce no pudo evitar que se excitara y su pene comenzara a crecer.

–Mira como me pones con apenas tocarme. -El interior se quedó pequeño y estaba tenso. -Voy a quitarme el interior.

–No, no haga eso, no hay necesidad. –El muchacho vio aquel pene enorme y grueso y tragó saliva. En su vida había visto aquellas dimensiones tan de cerca.

Emilio contrajo el esfínter e hizo que su pene lubricara y corriera una gota por todo el tronco.

–Tócalo.

–No. -Decía Jesucristo que no le quitaba la mirada. –Por eso es que no quería venir, yo sabía que usted quería otra cosa y yo de bobo le hago caso.

Se sienta en la cama y a Emilio se le va la erección.

–Ya tranquilo, no te pongas así, discúlpame. -Se subió el interior y buscó un bermuda.



–Ven, ven acá. –Le tomó de la cara. –Mira chamito, tú me gustas desde hace mucho tiempo, me encantas, estoy enamorado de ti, pero sí, eres menor de edad pero hasta hoy. Quisiera empatarme contigo. Me tienes loquito.

–No, pero no me diga esas cosas, yo soy un niño para usted, además usted está casado, y yo no estoy enamorado de usted, disculpe que se lo diga así, yo lo quiero a usted mucho, ha sido mi mejor amigo desde que lo conocí y siempre ha estado a mi lado apoyándome, pero yo lo veo como un hermano mayor, el que no tuve ¿entiende?.



Emilio lo soltó y se apartó unos centímetros de él, cerró los ojos, sus labios temblaban.

–Ok, ok, Cristo, tienes razón, esto es una locura, vamos a vestirnos y te llevo a tu casa.



Al llegar al edificio, Emilio apagó el carro.

–Quiero que me disculpes por lo de esta tarde, no quise incomodarte y que te sientieras mal, es lo menos que deseo chamito, yo te quiero bonito y te quiero alegre. Si no eres para mi pues ni modo. Yo seguiré siendo tu profe, tu amigo, tu confidente, tu hermano mayor si quieres.
–Gracias Emilio, yo a usted lo quiero mucho ¿sabe? Y no quiero perder su amistad por esto que pasó hoy.

–Eso no va a suceder, anda sube que tu familia te espera.

Jesucristo se le acercó y le dio un beso en la boca. –Quiero que suba conmigo, yo necesito que esté ahí a mi lado para cuando dé mi discurso.

–¿Discurso?



Llegaron al apartamento y ambos saludaron a todos. La familia de Jesucristo conoce a Emilio desde que el muchacho estaba en el colegio. Saludó a su mejor amigo Fabián, a sus primos, tios y a su amiga Esperanza. Le dio un beso a sus padres.

Brindaron con champaña, repartieron pasapalos y dulces.



Minutos antes de la medianoche, Jesucristo pidió la atención de los presentes.

–Quiero dar unas palabras con motivo de esta celebración y es que quiero aprovechar para dar otro anuncio.

Esperanza lo vio y le abrió los ojos. Le escribió al celular.

–<¿De verdad lo vas a hacer?>

Jesucristo revisó el mensaje, vio a su amiga y movió la cabeza ligeramente afirmando.



–Bueno hoy finalmente me gradué de bachiller, a pesar del gran cambio que fue el venirme a Caracas con Ia familia y descubrir que esta ciudad es un monstruo indomable y sin riendas que si uno se descuida te come, me costó adaptarme a la ciudad, al colegio y a mi entorno donde vivo pero gracias a los amigos que conocí todo fluyó y pude atravesar obstáculos, hoy mi nuevo reto es ser odontólogo y sé que lo que viene será más dificil pero lo superaré.

Quiero agradecer primero a mi familia, a mami y a papi que me han dado el mejor ejemplo y la mejor educación que un niño pueda tener, los amo, a mi profesor Emilio que desde que llegué al colegio con apenas 10 años me ayudó a adaptarme sin ni siquiera darme clases, él estuvo en el momento correcto, a usted Fabián mi apoyo, mi cómplice, el que me sacaba a la calle cuando estaba triste y me arrancaba una sonrisa a pesar de que su vida a estado en muchos aspectos no muy optimista. Yo a usted lo quiero con el alma. A mis primos que luego de años sin verlos llegaron a esta ciudad a lo mismo, a vivir nuevas experiencias y aquí de nuevo juntos y finalmente a usted Esperanza mi gran amiga, mi cable a tierra, la que me baja de la nube a cada rato, la loca del colegio, la mejor amiga que un hombre pueda tener.

–USTEDES VAN A SER NOVIOS. –Gritó Diógenes, el papá de Jesucristo. Todos rieron menos el muchacho, Esperanza y Emilio.

–Hoy cuando ya tengo 18 años, una incipiente mayoría de edad quiero contarle a mi familia, amigos y al mundo entero, que desde que entré al colegio a los 10 años, sabía que algo pasaba en mí y con los años lo supe. Soy homosexual.

La copa de champaña que cargaba el papá de Jesucristto cayó al suelo. –¿que dijo? ¿Homosexual o heterosexual?

–Diógenes es gay, tu hijo es gay. -Le dijo una tia política del muchacho.

–¡Bravo carajo bravo! Ese es mi pana, ¡valiente no joda! –Fabián se acercó a su amigo y lo abrazó con fuerza por varios segundos.



Jesuscristo se puso a llorar y su familia y amigos se acercaron para abrazarlo. Emilio estaba apartado llorando, esperando para también abrazarlo.

Diógenes, su papá seguía en shock.



–Mi hijo es gay, ¿gay? Pero si yo quiero ser abuelo, tuve un hijo para tener descendencia, ya no voy a ser abuelo.

–Mi amor es tu hijo, acaba de realizar un acto de valentía frente a su familia, sí, nuestro hijo es gay, hay que celebrar que tenemos un hijo inteligente, sano y valiente. –Le hablaba Maria Corina, la madre del muchacho.

–Si claro, claro coño, mi hijo se graduó de bachiller. -Se apresuró para abrazarlo y cargarlo y darle varios besos en la mejilla.



–Hijo a usted lo quiero mucho, usted va a ser grande, va a ser el mejor odontólogo de este país y yo lo voy a ayudar. Se le acercó y le habló bajito. –Yo espero que eso de ser gay no le dure mucho ¿oyó? Yo quiero nietos, no me puede dejar sin nietos.

–Papi, ser gay no es algo de quitar y poner, me gustan los hombres, eso no va a cambiar.

–Ay mijo, ¿cómo le van a gustar los hombres? Eso no puede ser, eso es muy raro. Eso…ahí atrás no es para meter cosas, de ahí sale lo que ya no sirve,

–¡Papá! No hable de esas cosas. ¿No me diga que usted ahora me va a rechazar?

–No, como voy a hacer eso, usted es mi hijo. Pero me va a dejar sin nietos, sin nuera, sin boda, yo lo quiero ver casado y con muchachos correteando y ya eso no se puede.



Se le quedó viendo a los ojos, los suyos se inundaron de lágrimas.

–Vaya, vaya a celebrar con sus primos y amigos.

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