La
vida a veces es injusta.
Emilio estaba en uno de los colegios donde
da clases de inglés esperando para entrar a otra clase. Se encontraba en la
oficina de profesores corrigiendo unos exámenes, aunque no podía concentrarse
pues en su mente tenía dos problemas; Jesucristo, el muchacho de quien está
enamorado y Lirio, su esposa que es bipolar y ha sido un viacrucis conseguir
los medicamentos para su tratamiento.
Dejó a un lado las correcciones e hizo
varias llamadas para poder conseguir las medicinas. En el interín llamaba su
esposa con un ataque de histeria porque no había comida en casa, un par de
horas después lo llamaba llorando que necesitaba verlo y así se fue la mañana.
Los cambios de humor de Lirio estresaban a Emilio que no podía aguantar.
–Cristo
ya es mayor de edad, ya no tiene excusas. Yo resulevo con Lirio, hablo con ella
para divorciarnos y me dedico a conquistarlo, a ese chamo lo amo. Tengo que
salir del clóset, sumir mi peo, me voy a
volver loco.
Emilio llevaba toda la semana escribiéndole
a Jesucristo para verse y saber de él, pero el muchacho estaba muy ocupado
resolviendo lo de la universidad. Por su parte unos amigos le habían conseguido
las pastillas que toma su esposa para cubrir un mes.
Lirio Ascanio tiene 32 años, es contadora,
casada desde hace 10 años con Emilio. No han tenido hijos pues no ha podido
quedar embarazada y bajo el tratamiento que lleva les daba miedo que su hijo
pudiera nacer con la misma condición , aparte que hay probabilidaddes de nacer
prematuro. Pero el mayor problema era la infertlidad de ella. En estos momentos
es inconstante su tratamiento y tiene episodios fuertes de depresión o euforia,
mucho sueño, dolores de cabeza y cansancio.
Luego de varios días, Emilio logró que
Jesucristo se tomara un café con él, quería contarle algunas cosas.
–Le pude conseguir a Lirio el tratamiento
de un mes y posiblemente dentro de un mes tenga otro, pero no es seguro.
–Eso es bueno ¿no? un alivio para ambos. Lo
noto decaído y cansado, ¿ha dormido bien?
–No Cristo, con lo de mi mujer he estado
estresado, más los exámenes de reparación, ha sido una locura y bueno quería
decirte otra cosa.
–Dígame, sabe que yo dentro de mis
posibilidades lo ayudo.
–Gracias chamín. He pensado mucho en estas
semanas y voy a divorciarme, quiero
vivir mi vida como gay pero quiero que sea contigo.
–Ah no pues Emilio ya yo le dije que no
quiero nada con usted más allá de una bonita amistad, yo no puedo ser novio
suyo, no se ofenda pero usted no me gusta, no es que sea feo, a ver si me
entiende, es que yo no siento lo que usted siente.
–Déjame conquistarte, enamorarte ¿si?
–No vaya a divorciarse por mi, hágalo porquee
de verdad lo quiere hacer y seguir con su vida, no me eche esa responsabilidad
a mi.
–Yo te amo carajito, no se que me hiciste
pero te amo desde que te vi entrando al colegio por primera vez, es muy loco,
eras un niño pero es así.
Jesucristo se puso rojo, le parecía
descabellada esa confesión y se puso las manos en la cara apoyando los brazos en
la mesa.
–Ay profe no me diga esas cosas que me
hacen sentir mal. Divórciese si quiere, pero no lo haga por mi o por que sienta
que hay posibilidades conmigo, yo soy un niño para usted.
–Lo de divorciarme es una decisón que ronda
mi cabeza hace años pero estás últimas semanas la he concretado.
–Es una lástima que vaya a dejar a su
esposa ahora que está delicada con su enfermedad.
–No me hagas sentir mal Cristo. Lo de ella
es crónico, no se cura, se trata.
Terminaron de tomar el café y al
levantarse, Emilio abrazó con fuerza a Jesucristo y se puso a llorar.
–Profe ya vamos a soltarnos que la gente
nos ve. -Se separaron.
–No te pierdas Cristo y no te olvides de
mi. Yo hablaré con Lirio en algún momento, debo divorciarme de ella.
_________
Pasaron dos semana ya habían terminado los
exámenes y las clases. Emilio estaba decidido. Llamó a Lirio.
–<Hola mi amor, ¿Vas a salir temprano
hoy?>
–<Si yo creo que si, ¿por qué?>
–<Estanoche quiero hablar contigo de una
cosa, pero no en casa, vamos a cenar a un resaurante. Vamos al restaurante
Aprile, ¿te parece?
–<Excelente mi amor, yo también te tengo
que contar algo así que tendremos mucho de que hablar>
–<Ok, ¿nos vemos allá a las 7 de la
noche?>
–<Seguro>
Lirio se cambió la blusa por una que tenía
en el carro y se maquilló para la ocasión, retocó su perfume y salió rumbo al
restaurante.
Entró al restaurante y vio a Emilio y lo
notificó en la entrada. Emilio se levantó de
la mesa y esperó que llegara su esposa para apartarle la silla. Estaba
nervioso.
Conversaron de sus trabajos, compartieron
un par de anécdotas para luego entrar en el tema que los traía a ese hermoso
restaurante.
–Habla tú primero mi amor para luego yo
explayarme jajaja.
–Ok. –Emilio tomó la copa y se bebió todo
el vino que había en ella.
Lanzó un suspiro y la vio a los ojos y la
tomó de la mano.
–Quiero el divorcio Lirio, me quiero
separar. -A Lirio le cambió el rostro, se ensombreció y pareciera que el
maquillaje se hubiese esfumado. Sus ojos brillaban.
–Desde hace mucho me ronda esta decisión
que hoy tomé, no puedo aguantar esta situación. -Lirio no pudo contener el
llanto y soltó su mano de la de Emilio. –No es cuestión de que se acabó el amor
o no, yo te adoro, te amo pero no puedo estar contigo más. He ocultado lo que
verdaderamente soy. Soy gay, soy gay Lirio, me gustan los hombres y así es como
quiero vivir ahora, con un hombre.
Lirio lo veía con odio mientras las
lágrimas salían sin esfuerzo.
–Lo siento, de verdad perdóname por tanto
engaño durante todos estos años. Yo no sé que me querías contar, pero quiero
que ahora hables tú.
–No vale la pena contarte nada Emilio, de
nada sirve que te cuente. -Se levantó de la silla y se dio la vuelta para irse.
–LIRIO, LIRIO ¡LIRIO!
Se volteó y con un gesto le dijo que no la
siguiera. Se fue en su carro.
–¿Va a ordenar algo más señor?
–No, la cuenta por favor. –Se sirvió lo que
quedaba en la botella y siguió bebiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario