jueves, 2 de febrero de 2017

SEXORAMA. Quitando algo más que caries


Historia basada en hechos reales
De esos días que te sientes aburrido y navegas por tu face, y de pronto alguien te envía una solicitud de amistad y tú dices,  –¿Quién rayos es?, pero por curiosidad le das aceptar, de pronto esa persona te escribe y comienza una escritura mutua, pasan los días y la tensión sexual se siente, comienzan las escrituras perversas y la imaginación hace lo suyo, comienzan el intercambio de fotos normales y sexuales y ambos dicen: –hay que conocerse ya–, lo conoces y luego notas que la cosa no va a funcionar, pero das una segunda oportunidad, pero te das cuenta que la persona no tiene sitio porque es un Odontólogo misionero, y lo único que te queda es hacer amistad, él te invita a chequearte como es normal en todo ser humano, dices: –Si, voy–, estando en el consultorio de mi amigo cierra la puerta con seguro y de pronto te da un beso apasionado con lengua y todo, jejeje me quede frio, luego con palabras morbosas me dijo: (con esa mirada sensual y perversa que cada uno hace para coquetear)

–quieres–, yo me quede frio digo: –si quiero–, no esperó que yo me quitara la ropa y el empezó a tocarme con una fuerza brutal que me excitó, nos quitamos la ropa y el me cargó en el escritorio me dio la mamada que nadie ha podido darme hasta ahora, me pidió que me sentara en una silla reclinable, y de pronto tocan la puerta, él con una voz molesta dice: –ESTOY ATENDIENDO UN PACIENTE–, luego me dice no tenemos mucho tiempo, él se sienta sobre mí y hace unos movimientos que yo disfrutaba al máximo, me vine y el me dice –Hijo pero apenas estamos calentando–, jajaja, luego me dice que me levante, a todas estas no había visto el pene de él,  no era muy largo pero era inmensamente ancho, yo al ver eso dije: –a este muñeco no le va entrar eso–, y el responde: –solo es un rato y ya–, acepté, de entrada me dolió tanto que hasta lágrimas saqué, el trató nuevamente y luego vuelven a tocar la puerta, él sudado y vuelve a gritar: –ESTOY ATENDIENDO UN PACIENTE–, y me ve con esa mirada fría, y me dice: –lo vas a volver a intentar o no–, yo no le dije nada pero mi cuerpo le dijo si, lo senté y me subí, me dolió nuevamente, pero ya había entrado, él hizo los movimientos correctos y todo era gloria, ambos estábamos disfrutando mucho, al salir de ese consultorio las miradas eran fuertse, pues yo había tardado casi una hora en la consulta odontológica, jejeje. Cada lunes a las 11:00 am, ese consultorio nos sirve como desahogo y aprendo más de odontología con él. Jejeje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario