viernes, 11 de mayo de 2018

Y SI ME ENAMORO Capítulo 5


–¿Dónde está mi hija Diego, dónde? –Comenzó a sacudir al joven agarrándolo por los hombros.

–Doctor tenga cuidado el muchacho está herido, tiene una pierna fracturada. De momento.

–No sé, suegro…creo…creo…que….está muerta, no lo sé, la verdad todo es…muy confuso.

Orlando empujó una camilla estrellándola contra la pared y salió de la emergencia rumbo al parque.



Orlando hijo, luego de hacer varias llamadas, se dirigió a la morgue para averiguar sobre Vicente. Tenía escalofríos y un fuerte dolor de cabeza.

–Buenas tardes señorita vengo a…a reconocer un cuerpo que llegó hace unas horas.

–¿Nombre del occiso?

–Vicente Mata.

Luego de unos segundos. –Mmmm no hay ningún ingreso con ese nombre.

–Me dijeron que podría estar aquí.

–Que podría, no que estaba.

–Señorita, es un familiar, por favor puede averiguar de otra forma si ha llegado un cuerpo con ese nombre.



La mujer que comía chicle, resopló poniendo los ojos en blanco y se fue a otro lugar.



–Chamo, ¿te pasa algo?

–Oficial, me dijeron que es probable que el cuerpo de un familiar está aquí se llama Vicente Mata.

–¿Cuál es el parentezco?



Orlando dudó en decirlo vio al policía a los ojos y comenzó a llorar. –Es…mi…pareja.

–Dices que es ¿tu novio?

–Si. -Orlando bajo la mirada y no pudo contener el llanto.

–Ya, ya cálmate, vente ya vamos averiguar de primera mano si está aquí.

Entraron en la sala donde reciben los cuerpos.



–Epa tú, mira ven acá, el señor anda buscando familiar que está aquí y nadie le sabe decir, se llama

–Vicente Mata. -Le dijo Orlando.

–Ajá ¿y que quieres que haga? ¿qué busque cada cuerpo a ver.

–Ajá, dale

–Han llegado decenas.

–Coño papá, busque, el pana anda desesperado desde esta mañana. Ahí hay unos cuerpos deben ser los que han llegado ahora.



Orlando levantó la mirada y corrió donde habían tres cuerpos apilados, se detuvo al lado de los cuerpos y se agachó.



–Shhhh deja al pana quieto. –Le dijo el policía al médico residente.



Orlando le agarró la mano y se la llevó a los labios dándole un beso. Las lágrimas le salían solas. Cerró los ojos y ahí se quedó.



–Chamo no te puedes quedar aquí, esta zona es restringida. –Dijo el médico residente.

–¿Papá vas a seguir? Deja al pana, le mataron al novio guevón.



El policía se acercó a Orlando y le puso la mano en el hombro.

–Lo siento panita, mira, ¿él…tu novio, tiene familia? ¿son ellos los que tienen que reclamar el cuerpo.

Orlando se levantó limpiándose con las manos las lágrimas. –Si, su familia es del interior, tengo que llamarlos.

–Vente, vamos a salir, no podemos estar aquí.



El policía le hizo un gesto al médico y le dio un manotón en la mejilla haciéndole señas de que lo tendría vigilado.





Orlando padre llegaba al parque, desesperado corría por todos lados a las afueras del lugar, lo habían cerrado hasta que un encargado habló con él.



Hubo dos muertos y dos heridos señor.

–Si pero dígame, ¿había una muchacha entre los muertos?

–Si señor.

–¿Se llama Carlota, Carlota Vásquez?

–Lo siento señor pero no se encontró documentos de la chica, de hecho siguen buscando< aquí adentro está la policía y los bombreos.

–Déjeme entrar, yo quiero saber.

–No puede señor, los cuerpos se los llevaron a la morgue.





–Chamo déjame presentarme, soy Arévalo Gómez policía técnico. Estoy a la orden pa´ lo que necesites chamo, lo que sea, hasta desaparecer evidencias. -Le guiñó el ojo. –Es joda, pero si me tienes a la orden, usted pida.

–Gracias, me llamo Orlando Vásquez.

–Verga, ¿en serio? Chamo tú eres el hijo del doctor Vásquez? Bicho que casualidad, él trabajó aquí hace aaaañaaaaales, cuando yo entré él ya estaba aquí.

–¿Desde cuándo estás aquí?

–Cinco años y tu papá ya tenía como 15. Es el dueño de la clínica Asunción. Tu papá y disculpa que te lo diga parece árabe, es un agarrao tiene esa clínica como un negocio.

Orlando tuvo una media sonrisa al escuchar eso y afirmó lo que dijo Arévalo.



–Ese es papá, de hecho uno de los heridos del parque donde estaba lo llevé a la clínica y mi papá me armó un zaperoco.

–Ah coño, el accidente en el parque por ahí radiaron un peo que hubo, dos muertos, deben estar por aquí los cuerpos o están llegando.



–Buenas tardes señorita, necesito hablar con el director de la morgue.

–¿Ajá y quién es usted? –Le dijo la recepcionista con un dejo de fastidio sin verle la cara.

–¡SOY ORLANDO VASQUEZ Y FUI DIRECTOR DE ESTA VAINA, LLÁMAME AL DIRECTOR YA!



–¡Verga ese es tu papá, esos gritos no se me olvidan!

–¿Y qué hace aquí mi papá? ¡MI HERMANA! –Se levanto de la silla y fue a buscar a su padre.



–Papá ¿qué haces aquí?

–Tu hermana está aquí

Orlando se puso pálido y se le heló la sangre. –¿Era ella?

–No sé, no sé, !EN ESTA MIERDA NO ME DICEN UN COÑO!

–Cálmate papá, vamos a preguntar.

–Orlando, Orlando, ¿qué pasó? –Llegaba el director de la morgue.

–Ay Chuo, Chuo, Chuo, mi hija, mi hija, busca a mi hija.

–¿Carlota? Ya va, vamos, acompáñame.

–Voy con ustedes. –Dijo Orlando hijo. Arévalo se fue detrás de ellos.



-Han llegado cuerpos que no se han podido clasificar..si tu hija está aquí, está en este lote.

–¿lote? ¿le dices a mi hija lote?.

–Orlando, trabajaste aquí por años, sabes como es esto. Ahora estás del otro lado de la acera, cálmate, entra. Tú no. –Detuvo a Orlando hijo.

–Soy su hijo.

–Ah coño, Junior, ¡carajo como has crecido! No te veía desde que eras una pulga. Pasen. ¿Qué haces aquí Gómez?

–Doctor, he ayudaddo al joven desde que llegó a la morgue, no debo dejarlo solo ahora.



Ambos, padre e hijo se acercaron a los cuerpos, solo uno era de mujer y hacia ese se acercaron.

–Papá, abre los ojos.

–No quiero ver, no quiero verla, no puede ser mi hija.

–Papá, no me dejes a mi con esto otra vez…

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