–¿Dónde está mi hija Diego, dónde? –Comenzó a sacudir al
joven agarrándolo por los hombros.
–Doctor tenga cuidado el muchacho está herido, tiene una
pierna fracturada. De momento.
–No sé, suegro…creo…creo…que….está muerta, no lo sé, la
verdad todo es…muy confuso.
Orlando empujó una camilla estrellándola contra la pared y
salió de la emergencia rumbo al parque.
Orlando hijo, luego de hacer varias llamadas, se dirigió a
la morgue para averiguar sobre Vicente. Tenía escalofríos y un fuerte dolor de
cabeza.
–Buenas tardes señorita vengo a…a reconocer un cuerpo que
llegó hace unas horas.
–¿Nombre del occiso?
–Vicente Mata.
Luego de unos segundos. –Mmmm no hay ningún ingreso con ese
nombre.
–Me dijeron que podría estar aquí.
–Que podría, no que estaba.
–Señorita, es un familiar, por favor puede averiguar de otra
forma si ha llegado un cuerpo con ese nombre.
La mujer que comía chicle, resopló poniendo los ojos en
blanco y se fue a otro lugar.
–Chamo, ¿te pasa algo?
–Oficial, me dijeron que es probable que el cuerpo de un
familiar está aquí se llama Vicente Mata.
–¿Cuál es el parentezco?
Orlando dudó en decirlo vio al policía a los ojos y comenzó
a llorar. –Es…mi…pareja.
–Dices que es ¿tu novio?
–Si. -Orlando bajo la mirada y no pudo contener el llanto.
–Ya, ya cálmate, vente ya vamos averiguar de primera mano si
está aquí.
Entraron en la sala donde reciben los cuerpos.
–Epa tú, mira ven acá, el señor anda buscando familiar que
está aquí y nadie le sabe decir, se llama
–Vicente Mata. -Le dijo Orlando.
–Ajá ¿y que quieres que haga? ¿qué busque cada cuerpo a ver.
–Ajá, dale
–Han llegado decenas.
–Coño papá, busque, el pana anda desesperado desde esta
mañana. Ahí hay unos cuerpos deben ser los que han llegado ahora.
Orlando levantó la mirada y corrió donde habían tres cuerpos
apilados, se detuvo al lado de los cuerpos y se agachó.
–Shhhh deja al pana quieto. –Le dijo el policía al médico
residente.
Orlando le agarró la mano y se la llevó a los labios dándole
un beso. Las lágrimas le salían solas. Cerró los ojos y ahí se quedó.
–Chamo no te puedes quedar aquí, esta zona es restringida.
–Dijo el médico residente.
–¿Papá vas a seguir? Deja al pana, le mataron al novio
guevón.
El policía se acercó a Orlando y le puso la mano en el
hombro.
–Lo siento panita, mira, ¿él…tu novio, tiene familia? ¿son
ellos los que tienen que reclamar el cuerpo.
Orlando se levantó limpiándose con las manos las lágrimas.
–Si, su familia es del interior, tengo que llamarlos.
–Vente, vamos a salir, no podemos estar aquí.
El policía le hizo un gesto al médico y le dio un manotón en
la mejilla haciéndole señas de que lo tendría vigilado.
Orlando padre llegaba al parque, desesperado corría por
todos lados a las afueras del lugar, lo habían cerrado hasta que un encargado
habló con él.
Hubo dos muertos y dos heridos señor.
–Si pero dígame, ¿había una muchacha entre los muertos?
–Si señor.
–¿Se llama Carlota, Carlota Vásquez?
–Lo siento señor pero no se encontró documentos de la chica,
de hecho siguen buscando< aquí adentro está la policía y los bombreos.
–Déjeme entrar, yo quiero saber.
–No puede señor, los cuerpos se los llevaron a la morgue.
–Chamo déjame presentarme, soy Arévalo Gómez policía
técnico. Estoy a la orden pa´ lo que necesites chamo, lo que sea, hasta
desaparecer evidencias. -Le guiñó el ojo. –Es joda, pero si me tienes a la
orden, usted pida.
–Gracias, me llamo Orlando Vásquez.
–Verga, ¿en serio? Chamo tú eres el hijo del doctor Vásquez?
Bicho que casualidad, él trabajó aquí hace aaaañaaaaales, cuando yo entré él ya
estaba aquí.
–¿Desde cuándo estás aquí?
–Cinco años y tu papá ya tenía como 15. Es el dueño de la
clínica Asunción. Tu papá y disculpa que te lo diga parece árabe, es un agarrao
tiene esa clínica como un negocio.
Orlando tuvo una media sonrisa al escuchar eso y afirmó lo que
dijo Arévalo.
–Ese es papá, de hecho uno de los heridos del parque donde
estaba lo llevé a la clínica y mi papá me armó un zaperoco.
–Ah coño, el accidente en el parque por ahí radiaron un peo
que hubo, dos muertos, deben estar por aquí los cuerpos o están llegando.
–Buenas tardes señorita, necesito hablar con el director de
la morgue.
–¿Ajá y quién es usted? –Le dijo la recepcionista con un
dejo de fastidio sin verle la cara.
–¡SOY ORLANDO VASQUEZ Y FUI DIRECTOR DE ESTA VAINA, LLÁMAME
AL DIRECTOR YA!
–¡Verga ese es tu papá, esos gritos no se me olvidan!
–¿Y qué hace aquí mi papá? ¡MI HERMANA! –Se levanto de la
silla y fue a buscar a su padre.
–Papá ¿qué haces aquí?
–Tu hermana está aquí
Orlando se puso pálido y se le heló la sangre. –¿Era ella?
–No sé, no sé, !EN ESTA MIERDA NO ME DICEN UN COÑO!
–Cálmate papá, vamos a preguntar.
–Orlando, Orlando, ¿qué pasó? –Llegaba el director de la
morgue.
–Ay Chuo, Chuo, Chuo, mi hija, mi hija, busca a mi hija.
–¿Carlota? Ya va, vamos, acompáñame.
–Voy con ustedes. –Dijo Orlando hijo. Arévalo se fue detrás
de ellos.
-Han llegado cuerpos que no se han podido clasificar..si tu
hija está aquí, está en este lote.
–¿lote? ¿le dices a mi hija lote?.
–Orlando, trabajaste aquí por años, sabes como es esto.
Ahora estás del otro lado de la acera, cálmate, entra. Tú no. –Detuvo a Orlando
hijo.
–Soy su hijo.
–Ah coño, Junior, ¡carajo como has crecido! No te veía desde
que eras una pulga. Pasen. ¿Qué haces aquí Gómez?
–Doctor, he ayudaddo al joven desde que llegó a la morgue,
no debo dejarlo solo ahora.
Ambos, padre e hijo se acercaron a los cuerpos, solo uno era
de mujer y hacia ese se acercaron.
–Papá, abre los ojos.
–No quiero ver, no quiero verla, no puede ser mi hija.
–Papá, no me dejes a mi con esto otra vez…
No hay comentarios:
Publicar un comentario