Alonso y Amado.
Alonso y Amado estaban detenidos en la
comisaría y en la misma celda.
–No es que me alegre que se haya muerto,
pero es un alivio, y no, no la maté Amado, no soy un asesino.
–Pero cuando me llamó por el celular
colgaste la llamada mientras teníamos sexo.–¿Y que querías, interrumpir la tirada para atenderla?
–Me necesitaba y no pude hacer nada, eres culpable por eso.
–Yo no estoy al cabo de saber que se sentía mal. Mala suerte, no me puedes culpar por eso. Le tocaba.
–Le tocaba, le tocaba, lo arreglas todo así.
–Mira Amado, lo hecho hecho está, hay que seguir adelante, es terrible que haya muerto así sufriendo pero no podemos hacer nada, ahora eres libre para vivir tu verdadera vida, nuestra historia.
–Yo no sé si quiero seguir junto a ti.
–Nunca lo has sabido, no tengo que
sorprenderme por lo que acabas de decir. Mi exesposa muerta y la tuya también y
no sabes si seguir conmigo.
Adrian, el hijo de Amado llegó a la
comisaría, lo dejaron pasar hasta la celda.
–Hijo, ¡gracias por venir! Necesito salir
de aquí.
–Yo saqué a mi hijo de la casa porque es
un maricón y encima se prostituye y resulta que mi padre también lo es. ¿Tú
crees que yo quiero sacarte de aquí? ¿mataste a tu esposa para vivir con este
tipo, tu novio? Daira no es que me caía bien ni mucho menos pero lamento su
muerte y espero que no la hayas matado porque me voy a encargar de que te
quedes preso.
Alonso estaba sentado en un banco pegado
a la pared y se reía con la cabeza agachada mirando al piso.
–¿Pero que estás pensando tú, que soy un
asesino?
–No sé, todos los maricos son unos
retorcidos y enfermos.
Amado no aguantó las ganas de llorar y se
echó para atrás unos pasos. Alonso se levantó y se acercó a la reja.
–Mira Adrián, no sé que tienes en la
cabeza pero lo que acabas de decir es de una persona ignorante y falta de
estudios y cultura y creo, creo que ese no es tu caso.
–Yo a usted no lo conozco para que me
tutee, le agradezco que marque distancia.
–Como quiera. Y sí, su padre y yo somos
maricos, y somos pareja, tenemos una relación desde hace casi ocho meses. Y
desde hace varios meses le he dicho a Amado que se divorciara porque tanto este
matrimonio como el de su madre fueron una farsa. Su padre es homosexual de toda
la vida quiero que le quede claro.
–Yo no voy a discutir eso con usted. Sólo
vine a hablar con mi padre y decirle lo que le dije.
–¿Ah si? Se tomó la molestia de venir a
este sitio sólo para decirle eso, que bien.
Adrián se retiró de la comisaría sin
enterarse de lo que sucedería con su padre y Alonso.
Se comprobó que Daira había muerto de
causas naturales. Un paro respiratorio.
Cuatro horas después Amado y Alonso
salían de la comisaría, tomaron un taxi y se fueron hasta el apartamento de
Alonso para luego darle la cola a Amado al suyo.
Cuando llegaron al edificio donde ahora
vivía Amado, este le dijo para que subiera para conversar.
–Voy a vender este apartamento y me voy a
regresar a la playa.
–¿Y dónde vas a vivir?
–No sé, iré a averiguar que hay en venta
por allá.
–Pero métete por internet y averiguas.
–Yo no me sé manejar por internet, tú
sabes más de eso.
–Estás decidido a que lo nuestro se
termina aquí entonces.
–Me siento vacio, no sé que me pasa, la
muerte de Daira me arrancó una parte de mi vida. Yo sé que te tengo a ti y
tenemos una relación pero esto me movió todo, aunque dices que esto me libera
del pasado y de mi doble vida, siento que no me hallo en ningún sitio y quiero
alejarme de todo y de todos.
Hubo unos segundos de siilencio y luego
habló Alonso.
–Ya mi cuota de jalar bolas se acabó. Haz
lo que quieras Amado, yo quería una vida contigo, me monté en este autobús sabiendo
que eras casado, mala mía de seguir, pero pensaba que tú tendrías los
pantalones para dejar a tu esposa y quedarte conmigo. Así que hoy me despido de
ti.
–Pero yo no quiero perder tu amistad,
quiero seguir en contacto contigo.
–No me jodas Amado, no somos unos
adolescentes prometiéndonos no perdernos. Vive tu vida como creas que es mejor
para ti que yo haré lo mismo. No me llames, no me busques, yo estaré
organizando todo para irme unos meses de viaje y también desconectarme y
replantearme muchas cosas.
Alonso se fue del apartamento sin
despedirse, sin un abrazo, sin un beso, simplemente abrió la puerta y se fue.
Amado se levantó y fue a la nevera a buscar una cerveza. Se sentó en el sofá y
no paró de llorar. Algo en su mente lo distrajo y el llanto se esfumó. Mañana
tenía que moverse para el funeral y entierro de su esposa.
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