Alonso y Amado.
Luego del incidente en casa de Alonso,
a Amado no le quedó más remedio que mudarse. Estaba indignado y dolido por la
mentira de su esposa. Ya le cruzaba por la cabeza la idea del divorcio.
Luego de instalarse en su nuevo
apartamento, regresó a casa de Alonso para estar a solas con él y poder
conversar.
–¿Era tan difíil mudarse de aquí? No
¿verdad? Y no fue de la mejor manera, pero tenías que enterarte del tipo de
mujer con la que te casaste.
–No sé que hacer, no quiero estar con
ella, quiero estar contigo aquí pero no la quiero dejar sola.
–Mira Amado yo no quiero seguir
hablando de tu mujer. Tengo un peo encima con mi hijo y su novio y en el trabajo
hay un movimiento extraño, hay cambios en las gerencias y no se si me saquen,
así que tengo la cabeza hinchada de tantas vainas. Quiero cenar contigo aquí en
casa y hacer el amor.
Se pusiero ambos a preparar la cena
mientras conversaban de otras cosas, de lo que iban a hacer de ahora en
adelante, del trabajo, viajes, etc.
Le propuso a Amado irse a Europa un mes
para relajarse y olvidarse de todo el mundo. Aunque no le dijo sí
inmediatamente, le entusiasmó la idea.
Cuando la cena estuvo lista, motaron la
mesa y siguieron conversando. Alonso le seguía diciendo del viaje y el
itinerario, Amado sólo sonreía.
–¿Qué hacemos con Daira?
–Qué harás tú, ella no es mi mujer y
por favor no me la nombres más aquí ¿sí?
Amado agachó la cabeza para luego beber
un poco de vino.
Se levantaron de la mesa y se sentaron
en el sofá grande de la sala. Alonso se recostó y echó la cabeza hacia atrás
sosteniendo la copa por fuera del sofá. Amado se acercó y le desabrochó el
pantalón para sacarle el pene y hacerle sexo oral. El pene estaba flácido pero
al entrar en contacto con la boca húmeda comenzó a crecer.
Bajaba y subía metiéndose todo el pene
en la boca y dejando bien humedecido el pene con su saliva. Alonso seguía con
los ojos cerrados y con la mano puesta en la cabeza del sexagenario.
Comenzó a sonar un celular. Era el de
Amado. –Es mi teléfono.
–¿Vas a contestar? Sigue anda que esta
muy rica esa mamada.
El celular siguió sonando y Amado
concentrado en lo suyo.
Alonso lo detuvo y se levantó para quitarse
el pantalón, le dijo a su novio que hiciera lo mismo.
–Te lo quiero meter. –Puso a Amado
sentado de espaldas a él apoyado en el respaldar del sofá y así tener las nalgas
frente a él. Se puso bastante saliva en
la mano y la pasó entre las nalgas jugando unos segundos con sus dedos. Dejó
caer saliva sobre su pene y poco a poco fue penetrándolo.
Daira estaba sola en el apartamento
cuando comenzó a ahogarse y sin poder respirar, sentía una presión en el pecho,
cayó al piso y así se arrastró para coger el teléfono y llamar a 911 pero casi
no podía hablar, buscó el celular dejando la otra llamada abierta, le marcó a
Amado pero no contastaba.
Mientras Alonso le estaba haciendo el
amor a su novio, este gemía sin parar y abría sus nalgas con las manos para que
lo penetraran completo. Volvió a sonar el celular y Alonsó lo cogió, al ver que
era Daira apagó el celular y siguió penetrando a Amado.
Sin tocarse Amado se había corrido sobre
el sofá pero Alonso aún no terminaba. Segundos después Alonso hacía lo mismo
pero dentro de su novio. Al terminar se quedó aprisionando a Amado contra el
sofá poniéndose sobre él. Unos segundos después le dijo que necesitaba moverse
para revisar el celular.
–Puede que sea mi mujer.
Tomó el celular y estaba apagado, le
extrañó eso pero lo encendió y revisó. En efecto teneia 2 llamadas perdidas de
Daira.
–Yo sabía que era ella y no me dajaste
contestar.
–Estábamos ocupados mi amor, ¿no
disfrutaste la cogida?
–Si, pero estoy preocupado, ahora no
contesta, tampoco el de la casa. Me voy a casa, es raro esto.
–Te acompaño, pero te vas en tu carro y
yo en el mío
Al llegar al edificio, estaba la
policía y un ambulancia. Estacionaron el carro y antes de entrar, un policía
los detuvo.
–Buenas noches ciudadano ¿a que
apartamento va? –En eso sonó su celular, era un número desconocido –Un momento
oficial.
–<<Buenas noches, ¿usted es el
señor Amado?>>
–<<Si, quién es?>>
–<<Es la policía científica
estamos en el edificio donde vive, hay una persona dentro del apartamento pero
no responde y necesitamos entrar y queremos saber si es familia de
usted>>
Amado colgó la llamada y comenzó a
llorar
–Era la policía, en el apartamento está
Daira –miró a Alonso– Está muerta.
El policía los dejó pasar. En el ascensor
Alonso abrazó a Amado que arrancó a llorar deconsoladamente.
Alonso sin sonreir, puso cara de
satisfacción y abrazó más fuerte a su novio.
Llegaron a la puerta y estaban los
paramédicos y la policía. Amado abrió la puerta y enseguida entraron todos.
Alonso entró de último.
Los paramédicos chequearon el cadáver
que estaba en el suelo y efectivamente Daira había fallecido.
En un descuido de la policía que
interrogaban a Amado, y los médicos estaban llenando un informe, Alonsó entró
al cuarto donde estaba Daira, se le acercó y y empujó varias veces con su pie
el cuerpo.
–Ahora si estás muerta ¿no? Ya no nos
vas a joder más.
–CIUDADANO USTED NO PUEDE ESTAR AQUÍ
–Le puso una mano en el hombro y Alonso se volteó.
–Disculpe…
–Escuché lo que dijo señor.
–Esta mujer era mala y vengativa.
–Venga para acá que vamos a
interrogarlo.
–¿Qué pasó? ¿por qué te van a
interrogar a ti?
–El oficial me escucho cuando le decía
a Daira que ahora si estaba muerta y ya no nos iba a joder más.
–TÚ LA MATASTE, TÚ LA MATASTE ALONSO,
ERES UN ASESINO –Amado se le fue encima y comenzó a golpearlo.
–Ustedes dos van detenidos por
sospecha. Acompáñenme.
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