lunes, 7 de septiembre de 2015

Se me antoja quererte 6 #SMAQ


Alonso y Amado.

Luego del incidente en casa de Alonso, a Amado no le quedó más remedio que mudarse. Estaba indignado y dolido por la mentira de su esposa. Ya le cruzaba por la cabeza la idea del divorcio.

Luego de instalarse en su nuevo apartamento, regresó a casa de Alonso para estar a solas con él y poder conversar.



–¿Era tan difíil mudarse de aquí? No ¿verdad? Y no fue de la mejor manera, pero tenías que enterarte del tipo de mujer con la que te casaste.

–No sé que hacer, no quiero estar con ella, quiero estar contigo aquí pero no la quiero dejar sola.

–Mira Amado yo no quiero seguir hablando de tu mujer. Tengo un peo encima con mi hijo y su novio y en el trabajo hay un movimiento extraño, hay cambios en las gerencias y no se si me saquen, así que tengo la cabeza hinchada de tantas vainas. Quiero cenar contigo aquí en casa y hacer el amor.



Se pusiero ambos a preparar la cena mientras conversaban de otras cosas, de lo que iban a hacer de ahora en adelante, del trabajo, viajes, etc.

Le propuso a Amado irse a Europa un mes para relajarse y olvidarse de todo el mundo. Aunque no le dijo sí inmediatamente, le entusiasmó la idea.



Cuando la cena estuvo lista, motaron la mesa y siguieron conversando. Alonso le seguía diciendo del viaje y el itinerario, Amado sólo sonreía.

–¿Qué hacemos con Daira?

–Qué harás tú, ella no es mi mujer y por favor no me la nombres más aquí ¿sí?

Amado agachó la cabeza para luego beber un poco de vino.



Se levantaron de la mesa y se sentaron en el sofá grande de la sala. Alonso se recostó y echó la cabeza hacia atrás sosteniendo la copa por fuera del sofá. Amado se acercó y le desabrochó el pantalón para sacarle el pene y hacerle sexo oral. El pene estaba flácido pero al entrar en contacto con la boca húmeda comenzó a crecer.

Bajaba y subía metiéndose todo el pene en la boca y dejando bien humedecido el pene con su saliva. Alonso seguía con los ojos cerrados y con la mano puesta en la cabeza del sexagenario.



Comenzó a sonar un celular. Era el de Amado. –Es mi teléfono.

–¿Vas a contestar? Sigue anda que esta muy rica esa mamada.

El celular siguió sonando y Amado concentrado en lo suyo.

Alonso lo detuvo y se levantó para quitarse el pantalón, le dijo a su novio que hiciera lo mismo.

–Te lo quiero meter. –Puso a Amado sentado de espaldas a él apoyado en el respaldar del sofá y así tener las nalgas frente a él.  Se puso bastante saliva en la mano y la pasó entre las nalgas jugando unos segundos con sus dedos. Dejó caer saliva sobre su pene y poco a poco fue penetrándolo.



Daira estaba sola en el apartamento cuando comenzó a ahogarse y sin poder respirar, sentía una presión en el pecho, cayó al piso y así se arrastró para coger el teléfono y llamar a 911 pero casi no podía hablar, buscó el celular dejando la otra llamada abierta, le marcó a Amado pero no contastaba.



Mientras Alonso le estaba haciendo el amor a su novio, este gemía sin parar y abría sus nalgas con las manos para que lo penetraran completo. Volvió a sonar el celular y Alonsó lo cogió, al ver que era Daira apagó el celular y siguió penetrando a Amado.



Sin tocarse Amado se había corrido sobre el sofá pero Alonso aún no terminaba. Segundos después Alonso hacía lo mismo pero dentro de su novio. Al terminar se quedó aprisionando a Amado contra el sofá poniéndose sobre él. Unos segundos después le dijo que necesitaba moverse para revisar el celular.

–Puede que sea mi mujer.

Tomó el celular y estaba apagado, le extrañó eso pero lo encendió y revisó. En efecto teneia 2 llamadas perdidas de Daira.

–Yo sabía que era ella y no me dajaste contestar.

–Estábamos ocupados mi amor, ¿no disfrutaste la cogida?

–Si, pero estoy preocupado, ahora no contesta, tampoco el de la casa. Me voy a casa, es raro esto.

–Te acompaño, pero te vas en tu carro y yo en el mío



Al llegar al edificio, estaba la policía y un ambulancia. Estacionaron el carro y antes de entrar, un policía los detuvo.

–Buenas noches ciudadano ¿a que apartamento va? –En eso sonó su celular, era un número desconocido –Un momento oficial.

–<<Buenas noches, ¿usted es el señor Amado?>>

–<<Si, quién es?>>

–<<Es la policía científica estamos en el edificio donde vive, hay una persona dentro del apartamento pero no responde y necesitamos entrar y queremos saber si es familia de usted>>

Amado colgó la llamada y comenzó a llorar

–Era la policía, en el apartamento está Daira –miró a Alonso– Está muerta.

El policía los dejó pasar. En el ascensor Alonso abrazó a Amado que arrancó a llorar deconsoladamente.

Alonso sin sonreir, puso cara de satisfacción y abrazó más fuerte a su novio.



Llegaron a la puerta y estaban los paramédicos y la policía. Amado abrió la puerta y enseguida entraron todos. Alonso entró de último.

Los paramédicos chequearon el cadáver que estaba en el suelo y efectivamente Daira había fallecido.



En un descuido de la policía que interrogaban a Amado, y los médicos estaban llenando un informe, Alonsó entró al cuarto donde estaba Daira, se le acercó y y empujó varias veces con su pie el cuerpo.

–Ahora si estás muerta ¿no? Ya no nos vas a joder más.

–CIUDADANO USTED NO PUEDE ESTAR AQUÍ –Le puso una mano en el hombro y Alonso se volteó.

–Disculpe…

–Escuché lo que dijo señor.

–Esta mujer era mala y vengativa.

–Venga para acá que vamos a interrogarlo.



–¿Qué pasó? ¿por qué te van a interrogar a ti?

–El oficial me escucho cuando le decía a Daira que ahora si estaba muerta y ya no nos iba a joder más.

–TÚ LA MATASTE, TÚ LA MATASTE ALONSO, ERES UN ASESINO –Amado se le fue encima y comenzó a golpearlo.

–Ustedes dos van detenidos por sospecha. Acompáñenme.

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