Débora y Alejo.
Débora y Alejo regresaban al país. Un
amigo de ambos los buscó al Aeropuerto y los dejó en su casa.
Alejo acompañó a su novia hasta su
apartamento para subir las maletas, se despidieron con la promesa de verse
mañana y reunirse para hablar sobre el trabajo y ponerse al día.
Luego de pasar varias semanas juntos,
Alejo estaba decidido que quería estar con Débora. A pesar de ser bisexual ella
lo aceptó confiando en él y ahora más que se sentía una mujer completa.
Conversó con su mamá para contarle al
detalle todo y hablarle de lo bien que se portó Alejo en España. Al rato, le
pidió a su mamá que la dejara sola un momento. Cerró la puerta de su cuarto,
encendió las luces y se quitó la ropa. Como cada mes se iba a tomar una foto de
cuerpo completo.
Luego de la foto, se acercó al espejo
grande que tiene en la pared y por primera vez luego de la operación veía como
había quedado su vulva. Luego tomó un espejo de mano y se lo acercó para ver más
cerca. Cada cosa que veía la emocionaba, con sus dedos abrió con cuidado los
labios, los tocaba y sentía la suave piel. No aguantaba la emoción y las
lágrimas le corrían. Tomó de su bolso un dilatador de forma fálica que le dio
el médico para ir ampliando el conducto,lo mantuvo dentro, se levantó y volió a
colocarse frente al espejo y llamó a su mamá.
Desiré entró al cuarto y vio a su hija
desnuda.
–Ven, mira esto ¡Qué hermosa!
Desiré no podía creer lo que estaba
viendo, se agachó para verla de cerca y volvió a levantarse.
–No puedo creer, es perfecta. Es una
obra.
–¿Verdad? Yo tampoco lo creí cuando la
vi. Mamá ya soy una mujer, ya puedo decir que soy 100% mujer.
Ambas se abrazaron y lloraron juntas.
Al día siguiente, muy temprano en la
mañana Débora llamó a Alejo para desayunar juntos en su casa. –Pero vente ya
–Le dijo.
Desiré la dejó sola en el apartamento
para que estuvieran juntos.
Alejo llegó. Débora le abrió la puerta
en bata, entró y lo abrazó dándole un beso a la boca.
–¿y esa sorpresa? Un desayuno
madrugador.
–No es cualquier desayuno mi amor –Dejó
caer su bata y quedó totalmente desnuda.
Alejó la cargó y se la llevó al cuarto.
Para cuando se quitó la ropa ya evidenciaba una erección. Sin prisas pero con
las ganas retenidas desde hace semanas, Alejó comenzó a besarla por el cuello bajando
por su pecho donde se detuvo para lamer su pezones y seguir a su ombligo y
llegar al lugar a estrenar, la calidez esperada, la humedad soñada, la cavidad
imaginada.
Alejo entró en Débora. La sensación era
extraña pero agradable, estaba disfrutando lo que sentía. Débora también, a
pesar que no lubricaba naturalmente, utilizó uno que se colocó previamente para
prepararse.
Mientras la penetraba Alejo jugaba con
la parte externa y con el clítoris hecho con piel del pene, algo que a Débora
la estaba volviendo loca. Alejo no paraba de jugar con sus dedos mientras la
seguía penetrando y besando, pero llegó el momento y se apartó corriéndose
encima de ella; su abdómen y pechos recibieron el semen de Alejo.
Unos minutos acostados de lado muy
pegados, felices, los conectó más. Más tarde, se levantaron y se sentaron,
desnudos, a desayunar.
–Tenemos muchas cosas por hacer hoy.
–Si, quiero ver como va el negocio que
ya mi mamá me adelantó varias cosas y quiero reunirme con el señor de aquella
vez cuando hicimos la inauguración para abrir otra sucursal.
–Perfecto, yo mientras voy a buscar la
mercancia que dijo tu mamá y me regreso para estar contigo y el señor, ¿te
parece?
–Muy bien novio.
–Novio, que lindo suena –Se sonrió–.
Alejo estaba en la calle cerca de donde
iba a buscar una mercancía cuando se tropieza con alguien
–Aay disculpa
–¡Epa! ¿cómo estas?
–Hola chamo, no te veo desde aquella
vez, ¿todavía sigues con el loco ese que me amenazó?
Adriano se quedó en silencio unos
segundos y luego contestó –Bueno, si, no, ahí vamos. ¿cuándo nos vemos tú y yo? Digo para
conversar.
–Ay chamo, ni de vaina contigo, no me
quiero meter en peos, además estoy empatadísimo con mi novia. Bueno te dejo,
estamos en contacto, tienes mi número, tengo que buscar unas cosas.
–Chao, te llamaré.
En la noche, luego de la fructífera
reunión con el nuevo socio para la apertura de un nuevo local, Debóra y Alejo
estaban organizando la mercancia que había traído en la mañana. Ya estaban a
punto de irse.
Al apagar todo, se acercaron a la
puerta y había un papel doblado en el piso justo en la entrada. Débora lo
recogió y lo abrió.
“No me he olvidado de ti Arquímedes”
Débora vio a los ojos de Alejo. –Esa es
la letra de mi primo –Ella arrugó el papel y se abrazó a Alejo.
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