martes, 22 de septiembre de 2015

OCTAVA TEMPORADA Se me antoja quererte 2 #SMAQ


Andrés y Amadeo.

Una habitación amplia, una cama King con una cabecera de madera con dos másiles en las esquinas. Unas sábanas blancas que reflejaban a luz hasta enceguecer.



Desnudo, boca abajo y con las manos esposadas, una en el mástil izquierdo y la otra en un hueco de la cabecera. Los pies amarrados a los pies de la cama. El hombre comenzaba a desvestirse mientras le daba nalgadas al que tenía en la cama. Le halaba el cabello y le gritaba groserías.

Una vez desnudo tomó un condón y un pote de lubricante, se montó encima y apretó el pote hasta bañar las nalgas con el gel, las apartó y sin preámbulos introdujo su pene sintiendo como abría la carne, apretada, cerrada.



Amadeo no aguantó el dolor y apretó el esfínter lo que hizo que el dolor se intensificara y soltó relajándose, pero aún sintiendo dolor. El hombre se acostó sobre él y le mordía la espalda.



Amadeo estaba incómodo, no estaba disfrutando del sexo. Siempre pensó que este trabajo lo disfutaría pues era sexo con mucha gente y encima pagándole. No se imaginó que en ese universo de gente que busca sexo pagando hay varios que les gustan cosas distintas al común.



El hombre se movía con fuerza para penetrarlo completo, mientras seguía mordiéndole la espalda hasta que se detuvo.

–Por fa no me muerdas tan duro, me duele todo.

–Yo pagué para que te dejaras hacer todo y pagué que jode.

–Si ok, pero hazlo despcio.

–Cállate la boca, te voy a soltar las piernas y te pones en posición de perrito.



Una vez liberadas las piernas, Amadeo se incorporó y se puso como le dijeron. El hombre fue al vestier a buscar algo.

¿Este tipo que irá a hacer?.



Regresó con un pequeño látigo, al estar cerca de Amadeo le pegó en las nalgas lo bastante duro para que se retorciera del dolor y cayera en la cama.

–Levántate que no he terminado. –Se montó en la cama, ahí de pie se agachó y penetró nuevamente al muchacho de una sola vez y ahora si le estaba dando con fuerza. Ahora lo halaba del cabello.

–Eres una perra, eres muy perra –Le susurraba al oído. Amadeo gemía pero no de placer.

Tomó el látigo y comenzó a azotarlo en la espalda pero no tan fuerte como antes. Unos minutos después se detiene y le quita las esposas.

–¿Ya? Terminamos?

–No mi perrita, todavía falta, arráncame el condón y ponte a mamar hasta que acabe.



Amadeo comenzó a hacerle el sexo oral pero no contaba con que el hombre le tomaría la cabeza para que se metiera todo el pene en la boca hasta que se ahogara, soltar y comenzar de nuevo y así varias veces seguidas. Cuando ya estaba a punto de correrse, le tomó la cabeza y la apretó contra su pelvis corriéndose dentro de la boca de Amadeo. No le quedó más remedio que tragarse todo aquel líquido.



–AAAHHH COÑO QUE RICOOOO. QUE PUTA ERES NO JODA. Te portaste como una buena perra.

Amadeo estaba agotado y con los ojos brillantes aguantando las lágrimas por el esfuerzo de no ahogarse.

–Ve a ducharte y te vas. –El hombre encendió un cigarrillo y encendió el televisor



Al salir del baño con la toalla alrededor de su cintura, se recostó en la cama.

–Te dije que te ducharas y te fueras así que vístete. Mira, abre ese bolso y saca una paca, es para ti.

Amadeo abrió el bolso y vio que dentro había decenas de pacas de billetes de 100, tomó uno como le dijo el señor y volvió a cerrar el bolso

Mierda este tipo debe ser un narco o un político corrupto. Terminó de vestirse. El hombre se levantó de la cama y se fue al baño a orinar. Amadeo aprovechó y sacó otra paca de billetes y lo metió en su bolso y salió del cuarto a esperar al hombre.



Dile a tu jefe que estuviste muy bueno y que pronto lo llamaré para que vengas tú de nuevo, los otros carajitos son unas niñas que no aguantan .

–Gracias se lo diré, hasta luego.

–Cuídate perrita. –Le abrió la puerta y Amadeo se fue.



En la tarde se vio con Andrés. Se estaba sintiendo mal, le dolía la espalda y su ano.



–Te noto tenso amor,¿qué te pasa?

–Hoy no me fue muy bien, me siento mal.

–¿Pero qué te pasó?

–No querrás saber, mejor cambiemos de tema, que también son malas noticias.

–A ver, somos novios ¿no? Estamos para contarnos las cosas, ver como solucionamos y apoyarnos el uno al otro.



Hubo unos segundos de silencio y luego comenzó a contarle.

–Hoy estuve con un cliente...y...el tipo era un pelo sádico.... qué incómodo contarte estome penetró a los coñazos, me pegó y me mordió.

Otro silencio invadió el espacio.

–¿Te estás dando cuenta que me cuentas lo que haces en tu trabajo y te incomoda hablar de eso? Te dije que no iba a ser fácil, te dije que te ibas a encontrar a gente mala y extraña.

–Si ya, ya me lo dijiste, no quiero hablar de eso más, el tipo por lo menos me dio una buena propina y por el mal rato le quité una paca de dinero. Cuando me dijo que tomara una, se fue al baño y me agarré otra.

–¿Quééé? ¿Te volviste loco? ¿robaste? ¿pero en qué estabas pensando tú chico? ¿Qué es eso?

–Bueno coño, ese tipo debe ser un narco o un político corrupto que más da.

–NO AMADEO, NO NINGÚN QUE MÁS DA. ¿cómo vas a robarle a alguien? Yo no me empaté con un choro.  Dame esa paca.

–¿Para qué? ¿se lo vas a devolver? Deja la guevonada.

–No, le vamos a dar un mejor uso a ese dinero, lo vamos a donar, vamos a depositarlo a una fundación.

–¿QUÉ? ¿estás loco? Esa vaina es mía.

–Amadeo, dame ese dinero.

Amadeo le entregó la paca robada. Al día siguiente depositarían ese dinero a dos fundaciones a partes iguales.



–No te soporto, eres demasiado correcto.

–Este es tu novio ¿lo tomas o lo dejas? Cuéntame lo otro.

–Pendejo, no te voy a dejar, pero me da rabia que me quites esa plata. Bueno…mi papá me botó de la casa.

–Coño...¿porque eres gay?

–Si y porque se enteró de mi trabajo por culpa de mi abuelo. Me sacó de la casa y me dijo que no volviera.

–Verga amor ¿y qué te dijo tu mamá? ¿Pero que le pasa a tu papá? Un retrógrado a la décima potencia.

–Ella hace lo que dice mi papá aunque le dijo que no estaba de acuerdo, luego me dio un dinero y me dijo que me comunicara con ella siempre.

–Bueno, por lo menos tienes dos apoyos y no te van a dejar solo.

–¿Dos?

–Ajá, ¿tú crees que este ciego te va a dejar solo en este peo? No. Tú eres mi pareja y nos tenemos que apoyar. ¿Dónde te estás quedando?

–En un hotelucho mientras consigo un apartamento o anexo.

–Mañana mismo nos ponemos a buscar apartamento y yo te ayudo a pagar la mitad

–¿Y te vas a vivir conmigo? – A Amadeo se le iluminaron los ojos.

–Ja, ja, ja no te emociones vamos poco a poco, pero si, puede ser.



Amadeo abrazó a Andrés y se atrevió a darle un beso en la calle.

–Pero hay una cosa en la que tú me vas a tener que ayudar.

–¿Qué será?

–Me tienes que enseñar a estar en ese nuevo apartamento, para no tropezarme, estoy acostumbrado a mi casa y ya sé donde están las cosas.

–Si va, eso no tienes ni que pedirlo, además, tengo pendiente enseñarte a nadar.

–Ja, ja, ja una cosa a la vez. Llama a tu mamá y cuéntale lo que vas a hacer, mantenla informada mi amor.

–Ahora lo hago. ¿Sabes algo mi cieguito? Se me está antojando quererte y mucho.

Otro beso selló la tarde para luego irse a cenar.

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