jueves, 3 de noviembre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 6. Capítulo 9


El amor tiene caminos insospechados.



­–¿Quieres una cerveza o pasamos de preámbulos?

–Vamos a lo que vinimos, luego tenemos que ir a buscar tu carro y me viene un peo.

–¿Le tienes miedo a esa niña que tienes por novio? Esa poca cosa no te representa ni un poquito.

–¿Quieres quitarte la ropa y tiramos de una vez?

–Voy, voy que carácter, pero primero quiero mamartelo, me encanta cuando tu verga crece en mi boca.

Comenzó a hacerlo. Succionaba el pene y se lo introducía todo en la boca, recorría con su lengua el pene y los testículos pero Eduardo no terminaba de tener una ereccion.

–A este muchacho le hace falta más ánimo, no quiere despertar. -Volvió a metérselo en la boca y, moviendo su mano y su cabeza mientras hacía el sexo oral logró que apareciera una débil erección. –Métemelo así, cuando me cojas se te pone duro.

Se quitó el pantalón y el interior, se fue a la cama, se sentó arrodillado y con sus manos abrió sus nalgas para que Eduardo hiciera el resto, pero al apoyar su pene  en la entrada del ano, se le bajó.

–¿Qué pasó?

–Se me bajó el guebo.

Vicente se sonrió y se dio la vuelta para volverle hacer sexo oral. Logró ponerlo duro y cundo Eduardo intentó penetrarlo su pene volvió a la flacidez.

–Hoy como que no es tu día, dame para mamártelo de nuevo, que me encanta.

Eduardo cerró los ojos y se imaginaba a Victor penetrándolo, así logró tener una erección perfecta. Vicente volvió a abrirse las nalgas. Eduardo se acercó y como por arte de magia su pene volvió la flacidez.

–Yo creo que hoy no es tu día, pero no te salvas de que me cojas, vístete y nos tomamos unas birras, estás estresado y agobiado por lo que has pasado, creo que no debí decirte para tirar hoy.

–No vale tranquilo, discúlpame tú a mi, esto no me había pasado contigo antes, me gusta tu culo y sabes que me gusta como te mueves, pero no sé.

Vicente le dio unas palmadas en la mejilla. –Yo si sé que es carajito jejeje. –se fue a buscar las cervezas.



–Déjenos por aquí señor.

–¿Y aquí vive tu noviecito?

–Si, allá en ese bloque.

–Mierda, esta vaina da miedo. Seguro que mi carro está desvaijado.

–Tranquilo que eso no va a ocurrir.



Llegaron al bloque y Victor estaba abajo esperándolos con sus compañeros de la peluquería y 6 tipos del barrio que solo verlos el miedo se te metía en el cuerpo.



–Eduardo mi carro está en 4 bloques.

–Victor por favor, busca los cauchos y móntenlos.

–Primero que este bichito se me arrodille y me pida que le devuelva el carro.

–¿Pero que idiotez estás diciendo Victor?  Devuélvele el carro a Vicente. –Eduardo se iba  a acercar a Victor pero los 6 tipos se cruzaron frente al muchacho, 2 de ellos armados y el resto con bates.



–Esta bien, esta bien, con estos malandros no se va a poder discutir. Ajá, discúlpame, ¿me puedes entregar mi carro?

–Arrodíllate.

–Estás como loco carajito entregame mi carro o llamo a la policía.

Uno de los malandros partío el vidrio de la puerta trasera con el bate.

–¿Te vas a arrodillar?

–No.

Partieron el vidrio trasero.

–Quédense con el carro, yo me voy.

Uno de los malandros, disparó y Vicente detuvo su marcha.

–El carro lo podemos quemar o vender, yo lo que quiero es que te arrodilles aquí y me pidas que te entregue el carro. Llévense a este y ya saben lo que tienen que hacer.

Eduardo no podía creer que Victor estuviera actuando así y además que tuviera de amigos a una banda de antisociales.

–¡Suéltenme, coño que me suelten!

Eduardo forcejeó pero fue inútil, 4 de ellos se lo llevaron arrastrado hacia el bloque.

Vicente se acercó a Victor. –Te vas a arrepentir de esto mariquito.

–Me voy a arrepentir de no matarte, puta. Te acostaste con mi novio.

-Y me cogió divino.

–¡Arrodíllate becerro! –El malandro le apuntó con el arma en la cabeza a Vicente, que tuvo que agacharse.

–Por favor devuélveme mi carro.

Victor sacó las llaves de su bolsillo y se las tiró en el piso.

–Todo tuyo, ahora entiéndete con ellos, ya me quito responsabilidad, no los conozco.



Vicente se levantó del piso, humillado, indignado y el rostro rojo de la ira.

–¿Le van a poner los cauchos?

Los dos malandros comenzaron a golpear a Vicente hasta que les pidió que lo dejaran.

–Vas a montá tú los cauchos papaíto, nosostros te vamos a ver.



Victor subio a su apartamento y Eduardo estaba tomando un café que le había hecho uno de los que vivía con él.

–Tu novio está bien bueno marica pero anda arrecho contigo y con todas nosotras.

–¿Le puedes decir a tus amiguitos que se vayan?

–Vayan a dar una vuelta brujas.



–¿Me puedes explicar que significa esto?

–El que se mete con mi novio tiene que tener un castigo y esa marica se acostó contigo, lo sé.

–Pero eso no te da derecho a hacer lo que hiciste, sabrá Dios lo que le están haciendo allá abajo.

Victor lo besó en la boca metiéndole la lengua. –No le van a hacer nada tranquilo, es solo un susto y a tí no te tocaron ni un pelo, no iba a permitir que te hicieran daño.

–¿Y tú quien eres? ¿El pran de la zona?

–Son ms amigos nos criamos juntos aquí y les pedí el favor para hacer este show.

Eduardo se le quedó viendo a los ojos mientras Victor sonreía.

–No puede cogerme a Vicente, no se me paró en los 3 intentos, te me apareciste en el pensamiento y no logré que se me parara.

–¿Por qué no vienes a mi cuarto y me echas una cogida de las tuyas para que veas que conmigo si se te para?

–Si va.

–Demuéstrame el macho que eres y no la mami que vi allá abajo cuando 3 malandritos te sometireon.

–Aaaay Victor te estás buscando que te de un revolcón y te deje tieso en esa cama.

–Deja la amenaza y cumple maricón.

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