jueves, 10 de noviembre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 7 Capítulo 4


Una gracia, que le salió muy mal.



Eduardo le quitó la franela a Victor a la fuerza mientras lo besaba apasionadamente mordiéndole los labios y la lengua.

–Tírate al piso.

–¿Me vas a violar? -Dijo Victor mordiéndose el labio y recibió una cachetada.

–Que te tires al piso. –Eduardo se desabrochó el pantalón y se lo dejó a medio muslo junto con el interior. Victor se terminó de desnudar y se puso boca abajo en el piso.

Eduardo se colocó el condón y se agachó.

–Vamos a ver a quien le vas a decir maricón de nuevo. –Penetró al muchacho sin lubricante, al primer grito de Victor, Eduardo le puso la mano en la cabeza pegándosela contra el piso. –Vuelves a gritar y te doy más duro.

Volvió a empujar y terminó de penetrarlo, con sus manos le abrió las nalgas y con toda su fuerza siguió moviéndose. Victor apretaba sus ojos y sus dientes, mientras Eduardo lo tomaba del pelo levantándole la cabeza.

–¿Te duele verdad? ¡Aguanta!



Eduardo seguía embistiéndolo con saña, retiraba el pene por completo y volvía a introducirlo mientras Victor gemía de dolor. Le hebilla del cinturón de Eduardo le maltrataba una nalga cada vez que se acostaba en el cuerpo del muchacho.

–Me tienes a punto carajito. Sácame la leche con tu boca.

Se levantó del piso y levantó a Victor halándolo de un brazo.

–Mama y trágate esa leche.

Victor tomó el pene entre su mano y lo apretó para luego metérselo completo en su boca y comenzar a moverse.

Eduardo lo volvió a tomar con fuerza del cabello y le empujó la cabeza hacia su pelvis para sostenerlo ahí mientras sentía como se descargaba en su boca. Eduardo gruñía, Victor gemía con cada chorro de semen que sentía en su boca.



Sin soltarlo del cabello lo separó de su pene y le vio la cara al muchacho que la tenía roja y los ojos aguados. Su boca salivaba.

–¿Así o quieres que te de más duro?

–Dios….que cogida me diste, me dejaste adolorido. –Se levantó y las piernas le temblaban. –¿Vamos a bañarnos?.



Eduardo enjabonó de pies a cabeza a Victor mientras lo besaba.

–No sé que carajo me has hecho marico, pero me tienes enamorao como un idiota.

–Es que esa pepita que te coges te vuelve loco.

–¿Por qué coño le tienes que decir pepita? Culo, culo. No seas tan marica vale.

–Sabes que te gusta que sea así, mírate el guebo, acabas de soltar un lechero y ya se te paró de nuevo. –Se agachó y comenzó a mamarlo hasta hacerlo correr de nuevo.



Comieron algo y luego Eduardo se fue cuando los compañeros de apartamento del muchacho regresaron.



–Marica, Eduardo me echó una cogida que quedé casi paralítica.

–Ay que envidia, tu marido es un semental, todo grandote, debe tener un brazo allá abajo.

–No mi amor, tiene un guebo normal, no me quejo, esta bien, pero es que sabe usarlo el coñoemadre.

–No sueltes a ese macho marica.

–Claro que no, ¿por qué crees que me pongo cuaima cuando una perra se acerca?



__________



Al día siguiente cuando llegaban a la peluquería, se encontraron con la desagradable sorpresa que el local se había quemado por completo, Adentro sólo había cenizas y amasijos de hierros, no había nada que pudiese rescatarse.

Victor y sus compañeros se llevaron, unos, la manos a la cabeza y otros se tapaban la boca, algunos hasta lloraban. El dueño estaba en la acera, tenía un brazo medio quemado y estaba cubiero de cenizas.

–Los bomberos nunca llegaron y no pude detener el fuego, me quedé sin nada, sin nada, sin nadaaa.

–Ya tranquilo, vamos a trabajar juntos para recuperar esto, tienes el local aún.

­No es mío y le debo un dineral, vivía del día a día y para pagarle a ustedes y ahora se quedan sin trabajo y yo en la calle.



Eduardo se encontró con Vicente para desayunar.

–Tu noviecito se la montó bien para joderme y joderte a ti. ¿Que te hicieron esos malandros?

–No bueno, nada, solo me sacaron de ahí y me llevaron al aparatamento. Fue pura joda, no iban a hacerte nada

–Ah la cosa era conmigo nada más  ¿y era joda? Que bonita la broma vale, y fuiste incapaz de decirme que era broma. Tranquilo, de tu novio ya me encargué y de sus amiguitos.

–Vicente ¿qué coño hiciste?

–Ya te vas a enterar, yo me voy.

–¿pero no vas a terminar de desayunar?

–No, invitas tú, voy a la oficina que voy tarde.



Eduardo se quedó un rato más terminando el desayuno y comiéndose lo que dejó Vicente.

Media hora después buscaba su carro para irse a la tienda, al estacionar Rodolfo, su compañero de trabajo lo esperaba en el estacionamiento que está al lado del local.

–Hola Eduardo.

–Epa, ¿qué más? ¿estás llegando?

–No, llegué hace rato, te esperaba para decirte que hoy apenas entres a la tienda te van a dar tu carta de despido.

–¿Qué? ¿por qué?

–Ah tú verás que habrás hecho y te tengo otro chisme, te iban a nombrar Gerente junior, o sea ibas a ser mi jefe pero ahora…me lo ofrecieron a mi.

Eduardo lleno de rabia entró al local, adentro estaba el Gerente que lo invitó a subir a la oficina. Dentro estaba la dueña y Vicente al lado de ella.



–Buenos días Eduardo, voy a ir al grano. Aqui tienes tu carta de despido. Nuestro abogado nos informó de tu detención en la policía y tienes un expediente abierto. Como comprenderás no podemos aceptar ese tipo de comportamientos en nuestra empresa, tenemos unos estándares de servicio y calidad. Además utilizaste a nuestro abogado para asuntos personales y eso, sin autorización no se puede hacer.

Aquí tienes. Te vas con liquidación triple, tus utilidades completas y para que no te quejes este mes que apenas comienza te lo pagamos completo, ahora puedes retirarte.

–Tengo entendido que me iban a subir a Gerente junior.

–Así es, pero se lo ofrecimos a Rodolfo, quiero que retires tus cosas, nos dejes el carnet y el celular de la empresa.



Eduardo se dio la vuelta para irse y se detuvo. Volvio a voltearse.

–Para acostarte conmigo si que no había problema ¿no Vicente? Pero ahora que te gastaron una broma y no te gustó entonces montas todo esto para joderme. Gracias.

Eduardo salió de la oficina y le entregó al Gerente el carnet y el celular.



–No es un adiós Eduardo, es un hasta luego. –Rodolfo se sonrió y Eduardo le dio un golpe en la cara que lo tumbó en el suelo. Se montó en su carro y revisó su celular personal.

–<<Mi amor, la peluquería se incendió, no quedó nada, el dueño está en la acera llorando y no se ha movido, los bomberos están aquí  y dicen que fue provocado>>

Eduardo salió del carro y regresó a la tienda pero en el camino venía Vicente.



–Ya puedes estar contento, a mi también me botaron.

Eduardo sin decir palabra le lanzó un golpe y con ese siguieron más pero ahora en el piso.

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