Una
gracia, que le salió muy mal.
Eduardo le quitó la franela a Victor a la
fuerza mientras lo besaba apasionadamente mordiéndole los labios y la lengua.
–Tírate al piso.
–¿Me vas a violar? -Dijo Victor mordiéndose
el labio y recibió una cachetada.
–Que te tires al piso. –Eduardo se
desabrochó el pantalón y se lo dejó a medio muslo junto con el interior. Victor
se terminó de desnudar y se puso boca abajo en el piso.
Eduardo se colocó el condón y se agachó.
–Vamos a ver a quien le vas a decir maricón
de nuevo. –Penetró al muchacho sin lubricante, al primer grito de Victor,
Eduardo le puso la mano en la cabeza pegándosela contra el piso. –Vuelves a
gritar y te doy más duro.
Volvió a empujar y terminó de penetrarlo,
con sus manos le abrió las nalgas y con toda su fuerza siguió moviéndose.
Victor apretaba sus ojos y sus dientes, mientras Eduardo lo tomaba del pelo
levantándole la cabeza.
–¿Te duele verdad? ¡Aguanta!
Eduardo seguía embistiéndolo con saña,
retiraba el pene por completo y volvía a introducirlo mientras Victor gemía de
dolor. Le hebilla del cinturón de Eduardo le maltrataba una nalga cada vez que
se acostaba en el cuerpo del muchacho.
–Me tienes a punto carajito. Sácame la
leche con tu boca.
Se levantó del piso y levantó a Victor
halándolo de un brazo.
–Mama y trágate esa leche.
Victor tomó el pene entre su mano y lo
apretó para luego metérselo completo en su boca y comenzar a moverse.
Eduardo lo volvió a tomar con fuerza del
cabello y le empujó la cabeza hacia su pelvis para sostenerlo ahí mientras
sentía como se descargaba en su boca. Eduardo gruñía, Victor gemía con cada
chorro de semen que sentía en su boca.
Sin soltarlo del cabello lo separó de su
pene y le vio la cara al muchacho que la tenía roja y los ojos aguados. Su boca
salivaba.
–¿Así o quieres que te de más duro?
–Dios….que cogida me diste, me dejaste
adolorido. –Se levantó y las piernas le temblaban. –¿Vamos a bañarnos?.
Eduardo enjabonó de pies a cabeza a Victor
mientras lo besaba.
–No sé que carajo me has hecho marico, pero
me tienes enamorao como un idiota.
–Es que esa pepita que te coges te vuelve
loco.
–¿Por qué coño le tienes que decir pepita?
Culo, culo. No seas tan marica vale.
–Sabes que te gusta que sea así, mírate el
guebo, acabas de soltar un lechero y ya se te paró de nuevo. –Se agachó y
comenzó a mamarlo hasta hacerlo correr de nuevo.
Comieron algo y luego Eduardo se fue cuando
los compañeros de apartamento del muchacho regresaron.
–Marica, Eduardo me echó una cogida que
quedé casi paralítica.
–Ay que envidia, tu marido es un semental,
todo grandote, debe tener un brazo allá abajo.
–No mi amor, tiene un guebo normal, no me
quejo, esta bien, pero es que sabe usarlo el coñoemadre.
–No sueltes a ese macho marica.
–Claro que no, ¿por qué crees que me pongo
cuaima cuando una perra se acerca?
__________
Al día siguiente cuando llegaban a la
peluquería, se encontraron con la desagradable sorpresa que el local se había
quemado por completo, Adentro sólo había cenizas y amasijos de hierros, no
había nada que pudiese rescatarse.
Victor y sus compañeros se llevaron, unos,
la manos a la cabeza y otros se tapaban la boca, algunos hasta lloraban. El
dueño estaba en la acera, tenía un brazo medio quemado y estaba cubiero de cenizas.
–Los bomberos nunca llegaron y no pude
detener el fuego, me quedé sin nada, sin nada, sin nadaaa.
–Ya tranquilo, vamos a trabajar juntos para
recuperar esto, tienes el local aún.
No es mío y le debo un dineral, vivía del
día a día y para pagarle a ustedes y ahora se quedan sin trabajo y yo en la
calle.
Eduardo se encontró con Vicente para
desayunar.
–Tu noviecito se la montó bien para joderme
y joderte a ti. ¿Que te hicieron esos malandros?
–No bueno, nada, solo me sacaron de ahí y
me llevaron al aparatamento. Fue pura joda, no iban a hacerte nada
–Ah la cosa era conmigo nada más ¿y era joda? Que bonita la broma vale, y
fuiste incapaz de decirme que era broma. Tranquilo, de tu novio ya me encargué
y de sus amiguitos.
–Vicente ¿qué coño hiciste?
–Ya te vas a enterar, yo me voy.
–¿pero no vas a terminar de desayunar?
–No, invitas tú, voy a la oficina que voy
tarde.
Eduardo se quedó un rato más terminando el
desayuno y comiéndose lo que dejó Vicente.
Media hora después buscaba su carro para
irse a la tienda, al estacionar Rodolfo, su compañero de trabajo lo esperaba en
el estacionamiento que está al lado del local.
–Hola Eduardo.
–Epa, ¿qué más? ¿estás llegando?
–No, llegué hace rato, te esperaba para
decirte que hoy apenas entres a la tienda te van a dar tu carta de despido.
–¿Qué? ¿por qué?
–Ah tú verás que habrás hecho y te tengo
otro chisme, te iban a nombrar Gerente junior, o sea ibas a ser mi jefe pero
ahora…me lo ofrecieron a mi.
Eduardo lleno de rabia entró al local,
adentro estaba el Gerente que lo invitó a subir a la oficina. Dentro estaba la
dueña y Vicente al lado de ella.
–Buenos días Eduardo, voy a ir al grano.
Aqui tienes tu carta de despido. Nuestro abogado nos informó de tu detención en
la policía y tienes un expediente abierto. Como comprenderás no podemos aceptar
ese tipo de comportamientos en nuestra empresa, tenemos unos estándares de
servicio y calidad. Además utilizaste a nuestro abogado para asuntos personales
y eso, sin autorización no se puede hacer.
Aquí tienes. Te vas con liquidación triple,
tus utilidades completas y para que no te quejes este mes que apenas comienza
te lo pagamos completo, ahora puedes retirarte.
–Tengo entendido que me iban a subir a
Gerente junior.
–Así es, pero se lo ofrecimos a Rodolfo,
quiero que retires tus cosas, nos dejes el carnet y el celular de la empresa.
Eduardo se dio la vuelta para irse y se
detuvo. Volvio a voltearse.
–Para acostarte conmigo si que no había
problema ¿no Vicente? Pero ahora que te gastaron una broma y no te gustó
entonces montas todo esto para joderme. Gracias.
Eduardo salió de la oficina y le entregó al
Gerente el carnet y el celular.
–No es un adiós Eduardo, es un hasta luego.
–Rodolfo se sonrió y Eduardo le dio un golpe en la cara que lo tumbó en el
suelo. Se montó en su carro y revisó su celular personal.
–<<Mi amor, la peluquería se incendió,
no quedó nada, el dueño está en la acera llorando y no se ha movido, los
bomberos están aquí y dicen que fue
provocado>>
Eduardo salió del carro y regresó a la
tienda pero en el camino venía Vicente.
–Ya puedes estar contento, a mi también me
botaron.
Eduardo sin decir palabra le lanzó un golpe
y con ese siguieron más pero ahora en el piso.
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