Extrañas
amistades.
Eduardo estaba detenido nuevamente por
agresión. Hubo testigos que lo denunciaron, entre ellos su excompañero de
trabajo Rodolfo. No quiso avisarle a sus padres para no preocuparlos pero si
llamó a su novio Victor.
–Estás metido en tremendo lío chamo de aquí
no sales a menos que tengas un buen abogado, eres reincidente. -Le decía el
comisario de la estación de policía mientras que pasaba revista a los
detenidos.
–¿Voy a seguir detenido?.
–Claro papá mañana te presentas en
tribunales y decidirán tu sitio de reclusión.
–Pero yo solo le di unos golpes, tampoco lo
maté.
–Está hospitalizado. No puedo seguir
hablando contigo, tengo cosas que hacer, muévete si quieres salir de aquí.
Una hora después llegaba Victor.
Escuchaba a lo lejos varias voces que
gritaban
–Hoooola poli, tienes tiempo que no te vas
a cortar el pelo, lo tienes largo.
–Largo tengo otra cosa, mami.
–Ay Jerson ¿cuándo vas a entender que ella
tiene lo mismo que tú entre las piernas?. Tú como que eres marico chico.
–Déjalo que experimente conmigo.
–BUENO BUENO BUENO, se me quedan tranquilos
todos, estamos en una comisaría, los asuntos personales afuera, ¿qué quieren?
–Comisario disculpe, vinimos a ver a
Eduardo está detenido por lo de la golpiza.
–Sólo vas a pasar tú, tus amigos o amigas
se quedan aquí
–Amigas oficial, somos amigas de ella,
bueno de él, lo que pasa es que es una marica fuerte.
–Se me salen de la comisaría y esperan
afuera.
Victor llegó nervioso hasta la celda,
dejaron salir a Eduardo para que hablaran en una oficina vacía.
–Te vamos a sacar de aquí mi amor. Tengo
una gente que se va a encargar de hablar con cierta persona para que te dejen
libre, por lo menos hasta el juicio, tenemos que buscarte un abogado.
–¿Qué gente Victor? ¿Tú con quién te la
pasas?
–Mi amor en donde vivo tengo que conocer a todos
y hacer amistades para que me protejan, yo les hago favores y ellos me ayudan.
–¿Les cortas el pelo gratis supongo?
Victor bajó la mirada. –Es un cuento largo
que ahora no puedo explicarte.
–¿TE ACUESTAS CON MALANDROS?
–¿Puedes bajar la voz? Hacemos intercambio
de favores.
–No puedo creer lo que estoy oyendo, te han
cogido un poco e malandros, ¿me imagino que usas condón con esa gente, no? Lo
dudo. ¡Chamo que bolas! ¡Debes estar
lleno de enfermedades! Y yo cogiéndote.
–¿Hemos tirado sin condón? No, quédate tranquilo.
La condición para estar con ellos es esa, que usen condón.
–¡Marico no, que bolas tienes tú! ¿y
mientras estás conmigo tiras con ellos?
Victor no respondió. –¿Me quieres dejar que
te explique? Hoy te quedas aquí. Hay
unos jefes en la cárcel de El Dorado que van a hacer unas llamadas para que
salgas y esperes el juicio en libertad pues ya tienes antecedentes.
–Eres la puta de esa cárcel, mierda Victor
¿de dónde carajo saliste tú?
–Mi amor, eso es un mecanismo de
supervivencia donde vivo, esa gente se corta el pelo en la peluquería, me ha
ayudado con mi familia y a mi. Y ahora tengo la oportunidad de ayudarte a ti,
yo te amo Eduardo eso que no te quepa duda, yo haré lo que sea para ayudarte,
lo que sea.
–Es que a mi no me interesa que me ayudes
si es de esa manera.
–No te pongas bruto. Yo te voy a sacar de
aquí.
–Déjame solo, vete, yo veré como salgo de
esto.
Victor salió de la oficina. Eduardo se
agarró la cabeza con sus manos y se revolvió el cabello para luego pasar sus
manos por la cara. Se levantó de la silla, suspiró y salió.
–¡Victor, Victor!
–¿Quéééé? Estoy aquí.
Eduardo vio al policia afuera y le hizo
señas a Victor para que entrara.
–¿Qué pasó?
Tomó por la cara a Victor y le dio un beso
en la boca, se separó unos centímetros de su boca. –Hace unos instantes tenía
ganas de entrarte a coñazos de la arrechera y de matar a todos eso carajos con
los que te has acostado. ¡Mierda! No sé que carajo me hiciste carajito, pero
estoy enamorado de ti. –Una lágrima recorría su mejilla, Victor lloraba y ahora
fue él quien lo besó.
–Yo también te amo mi amor, te pido
disculpas por no ser sincero contigo.
–Vicente mandó a quemar la peluquería
–Me lo imaginé luego que hablamos.
El policía tocó la puerta dando duro con
sus nudillos y abrió.
–Esto no es visita conyugal y menos pa 2
hombres se me salen ya.
Se despidieron y Victor se fue con sus dos
amigos.
–Tenemos que hacer una visita a la clínica
a visitar a un convaleciente.
Victor buscó a 2 amigos más y les dijo a
los 4 que se comportaran “bien maricas delante de todos” –Ay mi amor ¿más?
Entraron a la clínica preguntando por la
habitación. Desde ese momento cada persona que estaba en la clínica se enteró
que 5 gais entraron a visitar a alguien.
Cuando llegaron al piso preguntaron por la
habitación, habían amigos y familiares.
–Bueenaaaas ¿dónde está el enfermitooo?
–Disculpen ¿ustedes quienes son?
–Yo soy el marinovio de Vicente, vine a
saber de él y ellas mis amigas, permiso vamos a verlo.
–Un momento, un momento.
Entraron a la habitación y cerraron con
llave.
–Hola, ¿cómo está el piromaníaco más bello
de la ciudad?
–¿Qué haces aquí? Vete o llamo a la policía
–Tú no vas a llamar a nadie, tú vas a
retirar la denuncia y te vas a quedar tranquilito recuperándote en casa.
–Ja, eso es lo que tú crees. Tu noviecito
va a quedarse en la cárcel.
Victor se acercó y lo cogió del pelo.
–Mi marido solito casi te mata, bueno ¿te
acuerdas de los malandros que tenían tu carro en 4 bloques? Ellos si te van a
matar si no retiras la denuncia y no te van a dar un tiro, no no no, yo les
diré que hacer y bueno, así que tú decides.
–Maricón, ¿tú te crees que me van a asustar
tus amenazas de quinceañero?
Victor hizo una llamada y luego sonó el
celular de Vicente.
–Contesta. –Victor estiró con dificultad y
dolor el brazo pero Victor se lo acercó.
–<¿Qué pasó becerro? Estás con el Victor
¿no? Bueno ya te dijo lo que te va a pasar si no haces lo que te dice. Te vamos
a dejar pegao en el piso con los sesos afuera luego de partíte ese culo papá y
somos 4, fino becerro, espero que no retires la denuncia porque quiero
culito>
Vicente cerró la llamada.
–Sálganse de aquí.
–Ya te quedó claro ¿entonces? Abre la
puerta.
–Chaaaaooo mi amooor, recupérate para poder
irnos de viaje juntitos. –Le gritaba un de los amigos de Victor desde la
puerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario