viernes, 18 de noviembre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 7 Final de Temporada


El enemigo en casa.



Cogió el frasco de aceite con árnica se echo una buena cantidad en sus manos esparciéndola entre ambas. Sentado en el piso tomó una de las piernas colocándosela en su hombro y comenzó a masajearla con fuerza. Se la bajó del hombro y comenzó a el masaje por los pies, subía por la pantorrilla hasta llegar al muslo, estiraba más la mano y metía su mano por el interior hasta llegar al ano.

–¿Sientes eso?

–Algo.

–Voy a meter un dedo. ¿Sientes?

–Muy poco pero sigue. ¿Tienes que estar en interior para hacerme los ejercicios? Me tienes nervioso.

–Para no mancharme.

–¿Y si entra mi mamá?

–La puerta tiene el seguro. -Bernardo iba por la otra pierna.

–¿Entonces por qué no te quitas el interior? Es la tercera vez que vienes y haces lo mismo.

Bernardo se levantó del piso y como si fuera una película, Adolfo vio como en camara lenta se bajaba el interior dándole la espalda, viendo como las nalgas se abrían frente a él.

Levantó su torso poniéndose recto nuevamente y volteó. Su pene, que colgaba, se movía con el movimiento al dar la vuelta para ver a Adolfo.

–Chamo usted lo que está es bueno. ¿cómo me haces esto?

–¿No me dijiste que me quitara todo? Vamos acuéstate para voltearte.

–¿Upa me vas a coger?

–Estás como con ganas de portarte mal.

–Tengo meses que no tengo sexo, no se me para mucho. ¿Eres versatil?

–Si. Volteáte ¿sí? Que luego vienen los ejercicios y esos si no te gustan.



Bernardo comenzó a masajear la pierna izquierda recorriéndola hasta llegar a la nalga, cuando seguía de regreso metía su mano entre las nalgas de Adolfo y regresaba al muslo.

–Me quieres coger y no sabes como decirme

Terminó con la pierna izquierda y comenzó con la otra, su pene ya mostraba un total erección.

Con esfuerzo, Adolfo se levantó ayudándose con los brazos y volteó a verlo.

–Mira como te puse. En la mesita de noche hay un condón creo y lubricante, mírale la fecha.

Bernardo no le hizo caso y  seguía masajeando la pierna derecha haciendo lo mismo entre las nalgas.

–Dale, busca el condón, tú quieres y yo quiero. Mira como estás lubricando.

Bernardo se levantó del piso. Su pene soltaba un hilo de líquido preseminal que caía al piso. Levantó a Adolfo del piso cargándolo en su hombro.

Lo llevó a la cama poniéndolo boca arriba. Buscó el condón y el lubricante, Levantó las piernas de Adolfo y le dijo que las sujetara.

Era la primera vez que Jorge, ahora Bernardo, iba a penetrar a alguien en su vida, pero estaba demasiado excitado para no logralo y además lo deseaba.



Puso sus manos a cada lado de a Adolfo y, con su pene totalmente rígido fue penetrándolo despacio.

–Házlo duro, no siento.

–Quiero ir despacio, no quiero acabar ya, estoy muy excitado y es mi primera vez penetrando a alguien.

–Acércate a mi. -Le dijo Adolfo. –Me acabas de disparar el morbo con eso que me dijiste, ser tu primer culito, cógetelo. Bernardo terminó de penetrarlo y comenzó a moverse despacio. Con su barba rozaba los labios de Adolfo que comenzaba a sentir como el pene entraba y salía. Su respiración se aceleraba Y Bernardo se acercó a su boca y lo besó metiendo su lengua para jugar con la de él.

Adolfo se le erizó la piel y comenzó a eyacular. El semen salía en grandes cantidades mientras él gemía.

–Ah, ah, ah Jorge, Jorge, te amo, te amo, sigue Jorge.

Bernardo se detuvo y retiro el pene. Se levantó.

–¿Qué pasó? ¿Acabaste?

–No, no…es que…no.

–¿Qué pasó estás pálido?

–Me llamaste Jorge, me dijiste Jorge, ¡yo no soy Jorge, soy Bernardo!

–Disculpa Bernardo, se me escapó, pero no te tienes que poner así.

–Vamos a dejarlo hasta aquí, mañana vengo para hacerte la fisioterapia.

–Ya va Bernardo, Bernardo, espera coño, pero no es para que te pongas así, cualquiera dirá que somos novios.

Bernardo termnó de vestirse.

–¿Me vas a dejar aquí? No me vas a vestir?

Salió del cuarto.



–¿Ya terminaron mijo? ¿Cómo va Adolfo?

–Bien señora pero mañana regreso, para seguir, me tengo que ir hoy.



Entró a su carro. El cuerpo le temblaba.

–Me descubrió, me descubrió, sabe quien soy. Claro que sabe quien eres, eres Bernardo, Bernardo, eres Bernardo. –Le daba golpes seguidos al volante. –eres Bernardo, Bernardo, Bernardo…



–¿Ay Bernardo te me enamoraste o que? Jajajaja. Ya caiste en mis redes y apenas 3 semanas viéndonos. Me gustas mucho Bernardo, me gustas. ¿Pero le gustaré así, postrado o fue puro morbo? Si le gusto, sino no se hubiera puesto así cuando dije Jorge, ¿cómo se me pudo escapar el nombre de ese maldito en pleno sexo?



­–Mi amor ¿vas a comer? –La madre de Adolfo entraba a la habitación y se puso a recoger.

–No sé como haces para desordenar todo. -Recogió del piso el condón que usó Bernardo.

–Si tu papá ve esto te saca de esta casa. Ese hombre es tu fiosterapéuta o tu amante?

–Mamá por favor, bota eso, por favor.

La madre salió del cuarto para contarle a su padre.



 15 minutos después y gritando por la casa, llega el padre lleno de furia.

Mañana te vas de mi casa de nuevo enfermo pervertido, esta vez no regresas.

–No puedes echarme de la casa papá, soy una persona discapacitada y tengo derecho a vivir aquí y que ustedes velen por mi. La ley me proteje.

–Me limpio el culo con la ley, te vas de mi casa mañana y que alguno de tus amantes te cuide, ya eres grandecito.

–Tranquilo, yo mañana me voy, por lo menos me pueden ayudar a vestirme.

–Dile a tu madre.

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