martes, 4 de julio de 2017

DE REPENTE TU 7. Capítulo 8


Ultimatum de amor.



–<¿Qué pasó diablo?, te tengo el hierro, ¿dónde te lo llevo?>

–<A mi casa pero yo te aviso cuando vienes>

–<Son 80 palos papá y bueno la cogida que te voy echá>

–<Ok, te aviso guárdamela>

–<No te tardes bicho que tengo que pagar el hierro>



Yonaikel colgaba la llamada y recibió una. Era Fernando.

–<Hola mi amor, pasa por la oficina para darte unas cosas y necesito hablar contigo>

–<¿Conmigo? ¿de qué? Mosca con alguna vaina, no me estés inventando vainas raras>

–<Te espero y te explico>.



Desde el momento que a Yonaikle le dijeron que le darían la casa que solicitó arregló todo, legalizó el concubinato, guardó dinero y agilizó todo para que saliera el inmueble más rápido y hasta le dieran título de propiedad que salió a nombre de los dos.



Buscó los documentos y la llave del apartamento y con las mismas contrató un camión para que fuera al barrio y se llevara todo de la vieja casa a la nueva.

Montaron todo, Jessica se fue en el camión con los niños y Yonaikel en su moto.

Luego que lo tres hombres descargaron todo y lo acomodaron junto al motorizado en el apartamento, Jessica y él quedaron solos.



–Por fin tenemos nuestra casa mi amor, gracias por esto, ya podremos vivir los cuatro con más tranquilidad, esto que hiciste compensa todo lo malo de antes.

–¿Qué? No mami, las cosas no han cambiado. Yo esto lo hice pa’ mis chamos, no me voy a mudar con ustedes, yo me quedo en el rancho, yo no quiero saber nada de ti.

–¿Cómo es la vaina? Te recuerdo que tenemos un concubintao legalizado.

–Eso no me obliga a vivir contigo, solo compartir bienes en caso de separarnos que es lo que va a suceder, tú te quedas con este apartamento y todo lo que hay dentro pa que vivan mis chamos cómodos.

–¿Qué? ¿Vas a vivir con tu marido en el rancho? ¿Con qué? si ahí no quedó nada solo un colchón.

–Suficiente pa dormir y cogérmelo si eso es lo que te angustia mami.

–No sé como vas a poder vivir allá, en el barrio saben que eres marico.

–Tranquila mami, viviré con el chaleco, pero contigo ni de vaina seguiré viviendo.

–¿Y tus hijos? ¿Te vas a olvidar de ellos? Tienes la obligación de mantenerlos.

Yonaikel sacó una hoja impresa con el estado de cuenta de ahorros.

–Mira, ese dinero es pa’ mis chamos que te iré dando mensualmente, si te lo doy completo seguro te lo mamas en un mes con los machos o quien sabe en qué. Yo me encargo de darte la plata mensualmente.

–Desgraciado, maricón.

–Chao carajitos, delen un beso a papá y cuiden a mami.

–No te vayas papiiii, papiii, quédate. –A Yonaikel se le hizo un nudo en la garganta.

–Nos abandonas está bien, yo me encargaré que la Lopnna te obligue a regresar.

–Haz lo que te de la gana, bueno mis chamos, mañana vengo a traerle unas cosas.

Le dio un beso a cada uno y el más grande se quedó llorando.



Se montó en la moto y no pudo evitar derramar unas lágrimas. Llegó al supermercado.



–Extrañamente hoy esperó que Fernando se desocupara para él poder entrar a la oficina. Los empleados ya lo veían con miedo.



–Tienes mala cara, ¿te pasó algo?

–Hoy dejé a la jeva y a mis chamos en el apartamento que me dio el gobierno.

–Pero eso está bien, ¿cuál es el problema?

–Dejé a Jessica, le dejé toamierda, que se quede con todo y yo me ocuparé de mis chamos mientras estén con ella.

–Sabia decisión, eso que me acabas de decir me viene como anillo al dedo para lo que te iba a decir.

–Bien bello, con tal que no me pidas que me case contigo porque te caigo a coñazos.

Fernando se paralizó, aunque no era eso lo que le iba a decir, lo detuvo, pero igual habló.

–Lo que te voy a decir no es que te lo estoy proponiendo, te lo estoy notificando. Ya que finiquitaste tu relación te vas a venir a vivir conmigo, te traes tu ropa y lo que quieras traer, en casa lo acomodamos.

–Esa vaina me parece bien fina, porque en el rancho lo que quedó fue un colchón y un polvero más nada, el resto se le dejé a la cuiama.

–¿En serio? -Fernando estaba impresionado que no había puesto objeción de nada.

–Si, bueno, eso es lo que quieres, me estás ofreciendo viví contigo y yo no tengo casa. Eso si… -Cuando comenzó a hablar, Fernando se había agachado colocando la rodilla en el piso justo cuando Yonaikel le iba a decir que no se le ocurriera pedirle que sean novios.

–¿Quieres ser mi novio?

–Ah vaaaaaaina, ¿ves? esto es lo que no quería panita, párate de ahí déjate de mariqueras.

Fernando le tomó la mano y le iba a poner un anillo.

–No, no,no, no¿qué vaina es? ¿Ahora me vas a pedir matrimonio? ¡Párate, párate!

Fernando se levantó del piso algo frustrado. -No vale, matrimonio no. el anillo es simbólico, solo quiero ser tu novio.

Yonaikel se abrazó a Fernando y se puso a llorar.

–¿Qué pasó?

–No joda mi pana, mis chamos, los voy a extrañar burda y se quedan con ese bicha, me acabo de ir y me hacen falta demasiado.

–Ya, ya pero lo vas a poder ver cuando quieras. Yo te apoyaré en lo que quieras, hasta un abogado te pongo para que te resuelva.

–Gracias mi pana.

Se separaron y Fernando vio a los ojos a Yonaikel.–Te amo. -Vino un beso apasionado el cual el motorizado no rechazó, más bien respondió con la misma intensidad. Volvieron a separarse.

–Si, voy a ser eso, la vaina esa…vamos a ser novios, me empato contigo puej.

Fernando se emcionó lo besó, lo abrazó, lo cargó.

–Ya va, ya va, bichito esto no es así que pim pum pam noviecitos, manitas agarradas y besos en público, ni “te presento a mi novio”, nada de esas mariqueras. Seriedad, todo legal, nada de ser boleta en la calle porque me piro y te dejo el muerto.

–Prometido seremos dos panas que vivimos juntos.

–Aaaah vaina, no mi pana, eso tampoco ¿quejeso que dos panas viviendo juntos? Eso suena a marico.

­–Somos maricos Yonaikel.

–Noooo chamo, no, deja la vaina. O vas por el carril que yo voy o me largo pal coño y seguimos siendo panas.

–Esta bien, solo dos amigos, cada quien por su lado. Mira, toma, pañales, leche y arroz pa tu casa, la otra casa, porque ahora esta es tu casa también.

–Te quiero cogee papá.

–Eso es otra cosa, aquí no se tira más hasta que no nos hagamos el examen.

–¿Qué me vas a dejar prensao?

–Si, te masturbarás pero nada de nada hasta tener los resultados.

–¿Ni una mamaíta? Anda, mira como lo tengo, se está parando y va pa’rriba.

Fernando lo vio y con los ojos le dijo que si. Yonaikel se bajó el pantalón y sacó aquel pene de dimesiones imposibles.

–Trágatelo todo como solo tú lo haces papi, anda engúllete esto. -Fernando lo hizo y mantuvo el pene en su garganta unos segundos mientras su ojos se anegaban. Soltó repitió para luego mamarlo y lamerlo hasta que Yonaikel se corrió en la cara de su novio descargando una gran cantidad de semen.

–Estabas cargado.

–Y me queda leche, quiero echártela en el culo. Yo me pongo condón y te cojo.

–Tú rompes los condones.

–Anda vamos a probar.

–Fernando buscó un condón, mientras lo colocaba iba estirando para que lograra entrar y cubrir todo el pene, pero se rompió.

-¿Ves? Lo rompiste, de nada sirve.

–Mámalo de nuevo, ponlo duro.



Luego de estar haciéndolo por un buen rato, Fernando se cansó y se detuvo.

–Ya no puedo más, me duele la mandíbula

Se levantó del suelo, se acomodó el pelo y la chemise y le pidio a Yonaikel que ya se fuera.

–Llévate la bolsa y a partir de mañana te mudas conmigo.

–Si va, mañana me traigo mis vainas pa’ tu casa.



Yonaikel salió del supermercado y se iba al nuevo apartamento a dejar las cosas que le dio Fernando.

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