martes, 25 de julio de 2017

DE REPENTE TU 8. Capítulo 8


Dos son compañía y otra es discordia.



Clemente le tocaba hacer la compra en el supermercado mientras Esperanza y Yovana se quedron en el apartamento limpiando, pero la heredera del imperio Caruao tenía otros planes para ese momento.



El aire acondicionado no fue suficiente para refrescar a aquellas mujeres que sudaban con el calor de su cuerpos tan juntos. Se besaban mientras se desnudaban tumbadas en la cama.

Sus pechos se rozaban, los pezones endurecidos y mojados de sudor. Cada boca saboreando la piel. Esperanza sobre Yovana, tomó el pene de su novia y lo introdujo en su vagina mientras gemía de placer.



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–¿Esta vaina será cilantro o perejil?

–Huélelo y sabrás. -Le dijo un hombre que pasaba por el pasillo de las verduras y siguió su camino.

Clemente olió las ramas que sostenía en la mano pero no consiguió adivinar, así que se llevó de las dos ramas.

Cogió varias bolsas para ir metiendo las verduras y las papas. Las cantidades que llevaba eran lejos de ser para tres personas sino para seis. Al terminar con esa parte se paseó por los enlatados. Ahí no sabía que llevar.



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Mientras Esperanza se movía disfrutando del sexo, Yovana abrió la mesita de noche y sacó un pequeño frasco.

–Toma, inhala.

–¿Qué es?

–Inhala y disfruta.

Esperanza lo hizo. Cerró los ojos y comenzó a gritar, su cara se enrrojeció y sus movimientos más bruscos y fuertes mientras Yovana se excitaba se excitaba al verla.

La chica se había excitado de más y lubricaba en abundancia, los orgasmos iban y venían.



Clemente llevó varias latas de todo y se disponía a buscar los productos de limpieza y otros alimentos.

La gente lo veía extrañado pues metía en el carrito todo lo que se le atravesaba. Lo tomaba, leía y lo ponía en el carrito.

–Esto va a salir demasiado caro, pero mi preciosa me dio su tarjeta, no me dijo que fuera comedido, yo voy a llevar todo porque la lista se me perdió y no quiero que falte algo.



Esperanza gritaba mientras le daba manotazos a Yovana que los recibía en su cara y senos.

–Como lo disfrutas carajita, así te quería ver gozando.

–¡Cógeme coño!  ¡Sigue, sigue, Dios!

Yovana comenzó a moverse mientras la sostenía por las caderas.



–Verga esto es EL MERCADO, yo creo que llevo todo. -Decía Clemente pasando su mano por la cabeza viendo el carrito lleno hasta el tope de productos.

Clemente iba pasando los productos y la pantalla sumando, iba por la mitad y ya iba por 120 mil.



–Son 275. 325 señor.

Clemante pensaba en lo que le correspondía pagar luego.

Creo que compré demasiado. -El muchacho que guardaba las cosas en las bolsas buscó un carrito para llevar todo al carro. Le dió un billete de 500 por llevarlo.



Clemente se montó en el carro contento de hacer su primer mercado para una casa que no era la de sus padres que normalmente compraba dos o tres cosas nada más.



Yovana apretó las caderas de Esperanza y se corrió dentro de ella, mientras la muchacha gritaba teniendo un orgasmo. Se bajó y se acostó a un lado de la cama.

Ambas con la respiración agitada, luego de unos segundos, Esperanza habló.



–No pensé que me gustara tanto hacerlo contigo, al principio no me acostumbraba  a que tuvieras un… -Yovana le puso un dedo en la boca para que no siguiera hablando.

–Lo importante es que lo disfrutaste como yo también lo disfruté. Voy a ducharme.

–Ok, Clemente tarda como mucho haciendo el mercado, ¿será que se fue a uno más lejos?

–Es hombre, soltero, no sabe hacer mercado. Ya regreso.



Yovana entró al baño y Esperanza se levantó de un brinco de la cama para quitar las sábanas y poner unas nuevas.

–Esto huele a sudor horrible y a sexo.

Cuando ya estaba colocando las sábanas limpias, Yovana sale del baño.

–¿Qué estás haciendo? ¿Para que cambias las sábanas?

–Porque están sucias, no pretenderás dormir así.

–¿Sucias? Si las cambiamos ayer, además es rico sentir ese olorcito.

–Si, y Clemente, se acuesta aquí y que va a pensar.

–Que tiramos.

–Pero nosotras y no con él.

–¿Tú crees que le importe?

–Me importa a mi, y yo quiero dormir en sábanas limpias.

–Llegó Clemente, que bajemos a ayudarlo.Ve tu mientras me visto.



Esperanza bajó a ayudarlo con las bolsas y luego Yovana y entre los tres subieron todo.



–¿Pero que comparste tú, todo el supermercado? Yo te di un lista.

–Se me quedó.

–Ay Dios mio, mira esto, mira la verdura está pasada, ¿no la revisaste?. Las manzanas estan golpeadas y te dije yogurt de durazno.

–Preciosa no hay mucha variedad, traje lo que había.

–Te dije que fueras al bodegón que ahí venden los importados.

–Se me olvidó

–Aja ¿y cuánto te gastaste?

–275 mil.

–¿qué? ¡Te volviste loco compraste lo que no tenías que comprar vale!

Yovana estaba callada guardando las cosas en los estantes.

–Preciosa pero traje lo que me pediste. –Yovana se le atravesó y lo miró a los ojos y con eso supo que debía callar.

–¡Con razón te tardaste un montón! No se te puede dejar solo chico!

–Preciosa disculpa, hice lo mejor que pude… -Yovana le pellizcó la espalda mientras Esperanza se llevaba unos jabones al cuarto.

–¡Y encima estos no eran los jabones!



–¿Qué le pasa? ¿por qué está de mal humor? Por falta de sexo no será.

–No, hace un rato lo hicimos.

–¿Lo hicieron? O sea que esperaron que me fuera para tirar.

–Bueno, es que estábamos limpiando y bueno. Luego se puso a cambiar las sábanas porque y que estaban sucias y tal.

–¿Tiraron sin mi?

–Ay ya Clemente, si, lo hicimos, nos provocó. Habiamos llegado a esos acuerdos.

–Es que si yo no hablo del tema no me entero que tiraron.

–¿Eso te afecta mucho? Ve al cuarto y tienes sexo con ella mientras yo termino de recoger esto.

–Somos una pareja de tres, nos debemos respeto.

–Nosotros pusimos nuestras reglas Clemente, no te me pongas ahora moralista y digno.

–Voy al cuarto, luego vienes tú que lo haremos los tres como corresponde.



Clemente fue al cuarto y cerró la puerta. Esperanza estaba en el baño. Seguía refunfuñando sola mientras recogía.

–Preciosa, ¿sigues molesta?

–No sabes hacer nada bien.

Clemente la abrazó por la espalda. –Si quieres te cojo para que veas lo que sí hago bien.

–Deja, las sábanas están limpias y acabo de acomodar la cama.

–Vamos a desordenarla.

–Ya tuve sexo con Yovana.

Clemente la soltó. –Si…ya me dijo, eso no me gusta, esperan que yo me vaya para tener sexo.

–El sexo iba a ser indistinto con uno, con el otro o los tres, no sé por qué te quejas ahora.

El muchacho se le acercó a Esperanza y la besó en la boca sosteniéndole la nuca.

–Por que te amo carajita, quiero hacerte el amor.

La llevó a la cama, la tumbó y cerró con llave la puerta.

–¿Por qué cierras la puerta?

–No quiero que nadie nos interrumpa.

–Las sábanas están limpias y se van…

–Cállate, por una vez deja de formar peo y entrégate a mi, bájale dos, estás alterada. Yovana no te coge como te gusta verdad.
–Si..me encanta como lo hace ella…pero…-Sintió como el pene de Clemente la penetraba y cerró los ojos mientras su piel se erizaba.

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