Sin
rastro.
Le habían perdido la pista a Fabián, ni
siquiera Tom sabía del paradero a pesar de ser hombre de confianza del viejo
Silva. Jaime Linares, el detective, lograba ubicarlo pero cuando estaba a punto
de dar el golpe le cambiaban las señas. La guerrilla estaba alerta.
María Corina, con cinco meses de embarazo
estaba trabajando para el viejo Silva, aprovechaba la confianza que le tenía
para robarle información.
–Ya sé que tienes un relación con mi
escolta, no pongas esa cara, lo sé todo, pero eso no quiere decir que te haga
mía una vez que des a luz, vas a ser mía y ese niño también, lleva mi sangre,
voy a ser su padre.
“Haz
lo que te diga, síguele la corriente” –Recordaba lo que le decía Tom.
–Yo estoy con Tom por soledad, pero si
usted se va a hacer cargo de mi hijo no tengo problema, usted es familia, hasta
el padre puede ser.
–Así se habla, mi pobre sobrino ya debe
estar muerto, la guerrilla no perdona así que ese niño me tiene a mí.
Se fue por detrás de ella y la agarró por
el cuello. Su otra mano bajaba por su pecho acariciándolos, metió la mano por
entre la falda para llegar a su vagina. María Corina se tensó y cerró los ojos
mientras sentía la mano fría del aquel hombre. Volvió a recordar las palabaras
de Tom “Haz lo que te diga, síguele la
corriente”
–No te atrevas a traicionarme y no
convenzas a Tom de hacerlo, porque los mato.
María Corina no pudo aguantar y se levantó.
–¡Disculpe señor Silva, estoy embarazada y
estas cosas me ponen nerviosa, permiso.
-Se fue.
–Tu tío me dijo que no le importa lo que
pase contigo, que estás de nuestra cuenta, ¿que tal?
–¿Qué? ¿Que van a hacer conmigo?
–De momento nada, vas a estar aquí,
mientras tu tío nos paga lo que nos debe.
–¿Dónde está Carolina?.
–Yo sabía que tenía que decirte algo, la
carajita escapó al saber que la iban a botar y posiblemente matar por ya no ser
menor de edad, ya es muy vieja para los viejos de aquí. No creo que dure mucho
sola por ahí, creo que estaba embarazada, o eso dijo, algún cliente que se lo
hizo sin protección.
Fabián estaba preocupado y angustiado por
la muchacha.
–Déjame ir, te pago lo que quieras, sabes
que tengo plata, déjame ir y te doy lo que pidas.
–No eres garantía papá. Vamos a esperar.
________
María Corina llamó a Tom una vez que salió
del trabajo para verse y conversar.
–Su jefe se propasó conmigo, me metio mano,
me tocó, se atrevió a meterme la mano
aquí. -Señaló con vergüenza su entrepierna.
–Maldito sea. María Corina debo confesarte
algo y estar preparados para cualquier cosa, incluso irnos del país.
La mamá de Jesucristo se puso nerviosa,
sintió una punzada en el estómago.
–El viejo me pidió que te enamorara, te
embaucara para luego darte la estocada, pero nunca contempló que el que se iba
a enamorar era yo y no le he hecho caso a lo que me ha dicho, bueno, si
enamorarte, es lo único a lo que le hice caso. Me enmoré de ti y ahora no hay
marcha atrás.
María Corina lo vio conteniendo las
lágrimas. –Pues el viejo me dijo que sabía de lo nuestro y que no se nos
ocurriera traicionarlo. Él sabe algo Tom, sabe algo.
–Me va a tocar utilizar métodos poco
convencionales que no me gusta hacer, pero esto se fue de las manos y hay que
cortarlo de raíz.
–¿Usted que piensa hacer? No me asuste.
–Tranquila, vamos a tu casa que te dejo ahí
y yo voy a hacer lo que tengo que hacer.
Al llegar al edificio, Tom le tomó la cara
y le dio un beso en la boca.
–No voy a dejarte sola. –Le tocó la
barriga. –Yo si quiero ser el padre de este bebé.
Fabian acostado en su cama, abrió los ojos
de repente cuando en su mente apareció María Corina embarazada, el corazón
comenzó a latirle.
–¿Será que de verdad está embarazada?
Necesito salir de aquí, necesito saber de María Corina y Carolina.
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