lunes, 24 de julio de 2017

DE REPENTE TU 8 Capítulo 7


Pasado y presente, futuro incierto.



tres de la mañana. Luego de tres meses de espera y angustia sin saber que pasaría con él, Fabián logra escaparse sin que sus captores logren saberlo. Su muerte era inminente, su tío ya había pagado para asesinarlo y desaparecer su cuerpo.



Sin saber donde estaba exactamente, solo sabía que estaba en Colombia, camina sin rumbo por varias horas preguntando hasta llegar al consulado de su país y reportar su secuestro y su repatriación.

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El viejo Silva estaba en su despacho firmando unos documentos para la distribución de mercancia de la empresa. Un fuerte dolor en el pecho no lo dejaba trabajar, se tomó un analgésico y un relajante muscular.

Le pidió a su secretaria que ubicara a Tom urgente.



Minutos después de la huída de Fabián tanto la policía colombiana, interpol y policía científica de Venezuela irrumpen en el lugar donde estaba secuestrado Fabián Silva. Detienen a todos pero nadie sabe donde está el muchacho. Se activa un plan de búsqueda por todo el perímetro y más allá. Le avisan a los militares en la frontera y ponen en alerta a las policías municipales de las ciudades cercanas.



Fabián ya tenía horas caminando buscando el consulado, estaba cerca pero aún faltaba por llegar.

–Aquí me tiene jefe, ¿cuál es la urgencia?

­–La urgencia eres tú traidor, pensé que eras un perro fiel pero estás cuadrado con la perra de María Corina. Es una infiltrada en la empresa, creo que no recuerdas que hay cámaras en cada rincón de esta torre.

–No sé de que habla, usted la metió en la empresa.

–No me creas estúpido Tom, no nací ayer, sé lo que están tramando y casí lo logran. Ella está a punto de parir, el niño será mío y a ella la desaparezco. Va a estar en la clínica que yo le dije, ahí estará custodiada.

–Eso no va a ocurrir, yo la protegeré.

Silva saca un arma con silenciador y lo apunta.

–Hoy te mueres tú traidor, te di todo, todo, te saqué del barrio, te di trabajo, posición, dinero, ayudé a tu familia y me pagas así.

–Aproveché el momento, simplemente.

Silva se tocaba el pecho sintiendo un fuerte dolor hasta que no pudo más y se agachó no sin antes accionar el arma. Silva caía al suelo. Tom también.



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Fabián llega sudado y agotado al edificio del consulado. Frente a la entrada, va a los lados de la puerta dos hojas grandes con una foto, al acercarse se da cuenta que es él y el corazón se le acelera. Entra, hay cola pero él avanza hasta que un funcionario le detiene el paso.

–¿Adónde va ciudadano?

–Soy venezolano y hasta hace unas horas estaba secuestrado, soy Fabián Silva. -El funcionario voltea la cabeza hacia la pared y ve la foto reconociéndolo. El muchacho se desvanece y cae al suelo bajo la mirada y el murmullo fuerte de la gente que lo levanta. El funcionario pide que lo ingresen a la oficina.

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Tom se levanta del piso luego de caer y golpearse la cabeza. Se ve el hombro, la bala lo rozó, tenía una herida superficial y no le da importancia. Ve a su jefe tendido en el piso y llama a la secretaria para que pida una ambulancia.

A Silva lo trasladan a la clínica donde lo internan en Cuidados Intensivos. Tom se encarga de informarle a la gente y le avisa a María Corina que está en su casa por el embarazo que ya está a punto de culminar.

–<Dejo listo el papeleo en la clínica y salgo para allá, necesito contarte lo que pasó>.



Llega a casa de Maria Corina y le cuenta lo sucedido.

–Tenemos que irnos de aquí.

–Si pero será después que des a luz, esperemos que el viejo tarde en reaccionar, eso nos dará chance de irnos y resolver.

–Tengo que decirle a mi hijo, no quiero que se quede aquí.

–Hoy hablamos con él.

–¿Y Fabián? -Preguntó con angustia. Tom con la mayor frialdad le respondió.

–A esta hora ya debe estar muerto mi amor. Esa fue la orden

María Corina comenzó a llorar sin parar. Tom la abrazó cerrando los ojos. Una lágrima corrió por su mejilla. Sabía que María Corina aún guardaba esperanzas de reencontrarse con el muchacho y volver con él. Está claro que ella ama a Fabián y no a Tom.

–Tranquila, todo va estar bien, yo seré el padre de tu hija y quiero ser tu esposo.

María Corina se paralizó y por unos segundos su llanto se detuvo.

–¿De qué estás hablando?

–Quiero casarme contigo, ya nada te ata a nadie, me tienes a mi y yo a ti. Quiero estar contigo mi amor.

María Corina volvió a abrazarse a él. –No me abandones por favor, no me dejes sola.

–No lo haré mi amor.



Luego de 48 horas en un hotel cercano al consulado, entre averiguaciones y coordinando su traslado nuevamente a su país, regresó Fabián a la capital acompañado de dos funcionarios. Lo recibió uno de sus tíos. No confiaba en ninguno pero no era el momento de armar polémicas.

Le contaron que su tío, el que lo secuestró, aunque nadie sabía, estaba hospitalizado y su estado era delicado.

No le dio mayor importancia y lo primero que hizo fue llamar a su a migo Jesucristo y saber de su gran amor.



María Corina terminaba de arreglar las cosas de la bebé que iba a llevarse a la clínica y terminaba de arreglar la repisa del cuarto que antes era de Jesucristo. Comenzó a sentir unas punzadas en el bajo vientre y llamó a Tom.



–<Creo que llegó el momento, venga a buscarme> -Colgó la llamada y rompió fuente. No esperó. Tomó el carro y se fue ella a la clínica.

En el camino se cruzaron ambos. Tom en moto, ella en su carro. La escoltó.

–Estás loca viniéndote tú sola en el carro, tu embarazo es delicado.

–Ya estoy aqui y estoy bien, busca una silla de ruedas.

Entraron a la clínica y la llevaron directo a quirófano.



–No puede entrar señor. Usted viene en moto y está contaminado espere afuera.

Tom se fue al baño se lavó las manos y la cara.

Se acordó que el viejo Silva estaba en la misma clínica y no sabía nada de él desde hace dos días.

Se acercó a Cuidados Intensivos, estaba uno de los escoltas.

–Si quieres ve a comer, yo me quedo aquí, regresas y me voy que tengo cosas que hacer con la novia del jefe.

–Si va.



Tom entró y se colocó al lado de la cama, le tomó el antebrazo y se lo apretó. El hombre abrió los ojos y vio a Tom y se alteró.

–Es una lástima que ese infarto no te haya matado, pero no vas a seguir vivo.

Tom le apagó el respirador por unos segundos, había una enfermera atendiendo a otro paciente en la esguina de enfrente. Silva se retorcía y apretaba la sábana. El monitor pitaba hasta que solo quedó un sonido permanente y agudo. Encendió el respirador y le gritó a la enfermera. Salió de la sala.

Esperó que llegara su compañero, había entrado el médico y otra enfermera.

–Creo que el jefe se puso mal, ha entrado el doctor y otra enfermera. Avísame cualquier cosa.

Tom se fue del piso y se dirigió al de maternidad.



Pasando el centro de enfermeras vio a un muchacho sentado esperando con la cabeza apoyada en sus manos.

–¿Usted sabe quien es ese muchacho?

–No, preguntó Por la señora María Corina, la que está dando a luz y se sentó ahí. La paciente sigue en quirófano, se complicó el parto.



Tom se puso nervioso e intentó entrar al quirófano pero no lo dejaron por más que forcejeó. Fabián vio la discusión y se levantó. El escolta se resignó a esperar fuera.

–Disculpe, ¿usted es familiar de María Corina?

–Soy su novio Fabián.

El muchacho se quedó congelado al escuchar eso.

–Si, sé que estás sorprendido, aparecí en su vida el mismo día que te secuestró tu tío, yo era su escoltapero me enamoré de María Corina y desde entonces estoy con ella y su bebé. Pero…tú deberías estar muerto.

–No, no me mataron, me escapé.



Tomo recibió un mensaje. –<<Murió el jefe. Si puedes venir, hazlo>>

Cerró los ojos, apretó los labios y vio al muchacho.

–No puedo decir que me alegra verte y que estés vivo, pero esto cambia mis planes con María Corina, ella te ama, no ha dejado de hacerlo, yo fui su mientras tanto pero le dije que sería el padre de esa niña y que me casaría con ella.

–¿Voy a tener una hija?

–Si. Me tengo que ir pero regreso enseguida. Mantenme informado de lo que pasa. –Anotó el numero en un papel y se lo dio.



Media hora después el médico le explicó que había perdido sangre por la cesárea y la bebé venía ahorcada por el cordón.–En media hora estará en la habitación. –Le dijo el doctor.



Fabián se fue a comer con el dinero que le dio su tío. Al regresar ya María Corina estaba en la habitación. Llegó justo cuando iban a llevarle a la niña.

–¿Puedo cargarla? Soy el padre.

La enfermera lo vio desconfiada. –Lávese las manos y la cara y yo lo espero aquí antes de entrar.

Regresó y la enfermera le entregó el niño y entró con él.

Tocaron la puerta y entró.

María Corina miró hacia la puerta y vio a una persona cargando a su bebé, al acercarse e identificarlo, comenzó a llorar. Fabián le entregó a su hija.

–Estoy vivo mi amor, vivo y con ustedes, mis dos mujeres.

El muchacho se acercó a ella y le dio un beso en la boca y le puso la mano en la mejilla.

–Está vivo, vivo, yo lo sabía.

–Bueno, los voy a dejar solos pero le traje a la niña para que le diera pecho no se olvide.



Le dio pecho a la niña mientras Fabián, de pie, las veía juntas en ese gran acto de amor. Las lágrimas le corrían sin esfuerzo y comenzó a pasarle los dedos por el cabello a María Corina.

–No me voy a separar de las dos nunca más.


Tom estaba en la puerta viendo la escena y escuchando. No pudo evitar llorar sabiendo que había perdido a la mujer que ama.

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