martes, 18 de julio de 2017

De Repente Tú. OCTAVA TEMPORADA. Capítulo 2


El sentimiento oculto.



–Va a permanecer recluído en el centro de rehabilitación donde había ingresado y se escapó, por un período de seis meses que pudiera alargarse a nueve meses de acuerdo al informe que elabore su médico tratante y este tribunal estudie el caso. Tendrá tres custodios en el centro para evitar una posible fuga y en las noches permanecerá esposado en la cama, con una persona vigilando por alguna eventualidad. Una vez fuera de la institución, cumplirá con 180 días de labores sociales que en su oportunidad se le hará saber. El tribunal enviará a un fiscal del ministerio público cada 15 días para que firme un acta de presentación.

Por petición del fiscal voy a concederle el ir a su apartamento a buscar sus pertenencias que podrá llevar al centro, serán revisadas, empaquetadas y enviadas al centro.

Quiero que no se le olvide que usted asesinó a una persona bajo los efectos del acohol y las drogas, no estaba en plena facultad y reconoció el hecho, pero igual hay una víctima mortal que pesará en su conciencia. Pueden retirarse usted y su abogado.



Cuando salieron de la sala con Emilio esposado, el fiscal pidió al abogado hablar a  solas con Emilio.

–Marico, tú no te imaginas todo lo que tuve que mover para que te quedaras en el mismo centro y no te mandaran a la carcel luego de salir de rehabilitación. Tienes un abogado duro, lo que hicimos no fue normal.

­–Serán recompensados. Pero no tengo dinero.

–Tranquilo, ahora vamos  a tu casa, yo me encargaré de llevar varias cosas de ahí que cubran lo que me debes. Y bueno, puedo hacer que nos dejen solos y tú sabes, recordemos viejos tiempos.

Gilberto y Jesucristo se acercaron a Emilio.

–¿Puedo acompañarte al aparatmento? -Preguntó  Gilberto.

–No joven, solo su abogado, los policías y el fiscal en este caso yo, acompañaremos al ciudadano a su domicilio.

–¿Y podemos visitarlo en el centro? -Preguntó Jesucristo.

–Si por supuesto, el centro tiene sus normas de visita pero creo que una vez a la semana tendrá el chance de visitarlo.

–Yo no quiero que me visistes Cristo, es más, no te quiero ver más nunca en mi vida, me has hecho mucho daño, todo esto que me ha pasado es por tu culpa.

–Emilio, no me diga eso, si yo lo quiero mucho, no me hable…

–Ahora no vengas con eso carajito, ya el mal está hecho, pero cuando salga de esto te busco, te busco.



–¡ASESINOOO, ASESINOOO, VOY A APELAR PERO TU VAS A IR PRESO MALNACIDO, LA MUERTE DE MI HIJO NO VA  A QUEDAR IMPUNE. ¿YO NO SE A QUIEN LE PAGASTE Y CUANTO PARA QUE NO PISARAS LA CARCEL, YO ME VOY A QUEDAR EN LA RUINA PERO TE VOY A VER TRAS LAS REJAS ASESINO.

–Saquen a la señora de aquí por favor, no puede estar gritando en la sala señora, retírese.

–CALLESE QUE USTED ES UN CORRUPTO¿QUIEN SABE QUE HIZO PARA QUE ESTE ANIMAL SALIERA LIBRE?.

–No está libre señora, llévensela.



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–No sé porqué Emilio me odia tanto, yo no le hice nada.

–Tranquilo, Emilio está enfermo, necesita ayuda, lo que dice es desde la rabia y la frustración.

–Pero me miró con odio, usted no me odia así y eso que me quedé con su novio, bueno, no es que se lo quité, a ver si me explico, usted me entiende.

–Entendí chamo, si, me caes mal pero no te odio y ya te dije Emilio habla desde la rabia, desde su estado de narcodependiente.



Llegaron al edificio de Emilio y el fiscal trajo un camión para llevarse varias cosas del apartamento. El abogado de Emilio tenía un poder para vender el apartamento para poder pagar las deudas, así que prácticamente se quedaría sin nada.



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Ernesto Rivero es un fiscal del Ministerio Público de 35 años, soltero, tiene una niña de 18 años producto de una noche de fiesta donde se acostó con una muchcha de 21 años. Ella se desentendió de la hija y al tenerla se fue del país para no volver y Ernesto se quedó con la niña y la cuidó junto a sus padres. Conoció a Emilio en aquella fiesta en la que ambos se habían escapado de sus casas para asistir. Ernesto había ido solo y Emilio con una novia. Pero en la fiesta luego de beber y de acostarse con la chica, Ernesto y Emilio se besaron en una habitación y se masturbaron mutuamente, así empezó su amistad, para luego frecuentarse de vez en cuando para tener sexo a escondidas.

Ahora vive con su hija en un apartamento. Es gay, aunque ella no lo sabe.



El fiscal se llevó varios muebles, una computadora, electrodomésticos y algunas figuras que le gustaron. –Yo creo que con esto he quedado bien pagado.

El abogado ya se había ido para comenzar a moverse para la venta del apartamento. Ernesto, el fiscal, le dio un dinero a los dos policías para que esperaran afuera.

–Para el café y otras cosas. –les guiñó el ojo.



–No tenemos mucho tiempo, pélame ese culo.

–¿Me vas a coger?

–Claaaro,  a mi no me vas a meter nada por allá atrás dejate de vainas, tú lo sabes bien.

–Déjame buscar una caleta de ron para tomarme.

–¿Estás loco? ¿Cómo te voy a llevar al centro ebrio?

–Es solo un poco para deshinibirme y estar flojito para que me lo metas



Emilio se arrodilló en la cama y Ernesto se fue por detrás para penetrarlo luego de colocarle lubricante y ponerse el condón.

Se sostuvo el pene y poco a poco lo delizaba dentro del ano de su amigo. Emilio aguantaba, cerraba los ojos. No lo penetraban desde que lo hizo Yonaikel y casi nunca se dejaba hacer eso.

Lo penetró por completo y se detuvo y así se quedó unos segundos. Le vio la espalda a Emilio y recordó todos los momentos con él desde que eran jóvenes. No veía a su amigo desde hace 3 años, que fue la última vez que tuvieron intimidad. Comenzó a acariciarle la espalda y las nalgas mientras sus movimientos se hicieron suaves y armoniosos.

Emilio no entendía que pasaba, normalmente sus encuentros con él eran salvajes, apasionados y ahora eran tiernos y apacibles.

Ernesto se deleitaba con cada movimiento, el calor que sentía en su pene lo disfrutaba, ver a Emilio como se movía y gemía lo enamoraba, hasta que sintió que estaba a punto de venirse, le apretó las nalgas y se corrió dentro de él.



Ambos se tumbaron en la cama.

–¿Me puedes explicar que fue eso?

–¿El qué?

–Esta tirada, tú no eres así.

–¿No te gustó?

–Me encantó, pero es que no te reconozco, te cambiaron. Tú eras salvaje, arisco, morboso, sucio, ahora fue tierno, suave, profundo, lo hiciste con cuidado, me gustó, claro que me gustó pero no fue Ernesto quien me cogió. Fue mi novio.

Un silencio se apoderó de la habitación hasta que Ernesto habló.

–Vamos a vestirnos, tenemos que salir ya.

–¿Pasa algo?

–Pasa de todo Emilio, pasa de todo y me está pasando ahora, vístete.

–¿Estás bien?

Ernesto se le acercó a Emilio y lo besó en la boca. Varios segundos duró aquel beso que hasta le sujetó la cabeza y su lengua se paseaba por cada rincón de su boca. Se separaron.

–Tu decías que besar a alguien era un momento de intimidad muy arrecho, que dar un beso a otra persona para ti significaba algo más que tener sexo, era una prueba de amor, algo que te involucra con la otra persona, te conecta. Sigo sin entender que te pasa.
–Ya te respondiste tú mismo Emilio. Vámonos, se nos vienen unos meses duros para ambos.

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