viernes, 12 de octubre de 2018

DOBLE CAPITULO. Final de Temporada. Y SI ME ENAMORO.

-Hola Orlando, lo siento mucho. -Diego abrazaba al muchacho mientras Arévalo no disimulaba su molestia. Diego padre abrazó a Orlando y saludó a Arévalo con un apretón de mano y se fue a saludar al que fuera su consuegro.

-Gracias Diego, gracias por venir.
-Si, gracias por venir pero ya te puedes ir. Orlando ahora está conmigo y no te quiero cerca de él.
El muchacho se volteó a ver al policía, arrugando la frente.
-Ah entonces ya no estás con mi papá, creo que tienes que informarle porque aún no se entera. - Arévalo se le fue encima a Diego pero Orlando lo contuvo pues estaba entre ellos. 
-Quédate quieto es tu hermano. -Le dijo apenas en susurro.
-¿Podemos hablar tú y yo? En privado. -Dijo Diego mirando desafiante a Arévalo.

-Yo sé que este no es el momento pero es que no me atiendes las llamadas, ni respondes mis mensajes.
-¿Qué pasó?
-Por culpa de esta caraja todo el mundo se enteró que soy gay y bueno ya no tengo nada que ocultar, unos no me hablan pero la mayoría me apoya. Quisiera que retomáramos lo nuestro.
-Tienes razón, no es el momento, se acaba de morir mi mamá y no tengo cabeza para pensar en otra cosa.
-¿Pero hay chance de que volvamos?
-No sé.
-¿Estas saliendo con el malandro ese?
Orlando lo vio a los ojos, esos ojos azules que lo cautivaron y siguen poniéndolo nervioso.
-Si, estoy saliendo con él. -Diego cerró los ojos y apretó los labios.
-¿Ya te acostaste con él?
-Esto no es problema tuyo pero si, me acosté con él y con unos cuantos más.
-Ya...sé que me quieres hacer daño y lo estás consiguiendo.
-Te voy a dejar que tengo que solucionar unas cosas con mi papá.

Orlando se acercó a su papá para firmar unos documentos para el traslado y velorio de su madre.
-Esto te lo van a pedir. Ya todo está pagado. Tu mamá seguía fumando a escondidas y tú por estar abriéndole las nalgas a cuánto hombre se te atravesaba, dejaste que todo se complicara.
-Papá, no me hagas sentir más culpable de lo que estoy. Yo sé que descuidé a mi mamá pero...-Se el hizo un nudo en la garganta, cerró los ojos y su padre lo abrazó.
-Ya...deja de llorar. Esto tarde o temprano iba a suceder. -Se separaron.
-No te entiendo, a veces te conmueves y de repente lanzas unos comentarios que me decepcionan, dame los papeles.
-¿Qué hace Diego hablando con ese policía?
-No querrás saberlo. -Orlando los veía mientras que su padre veía a este y frunció el ceño.
-No me digas que, que Diego es marico también, viejo y marico. Lo que faltaba. Reunión de locas en mi clínica.Tú me estás jodiendo, ese viejo no puede ser marico.
-Ahora yo no estoy para sacarte de dudas papá, si quieres le preguntas.

-Nené me tienes olvidado. Yo puedo entender lo de tu mamá pero me abandonaste.
-Estoy con burda de vainas en la cabeza Diego. Yo no estoy ahora para...una relación.
-Coño...no me digas esa vaina vale. ¿Volviste con ese carajito o qué? Tienes el apartamento mi amor ¿qué más quieres?
-Pana vamos a darnos un tiempo. Yo no puedo seguir.
-¿Tiempo? Eso es lo que no tengo. Mi amor yo te amo.
-Cooooño no me digas eso, no repitas eso vale, tú no.
-¿Yo no qué? Nené sabes lo que siento por ti y lo que he hecho por ti.
-Si y te lo agradezco pero ya no está bien esto que estamos haciendo.
-Ahora te pones moralista, ¿la diferencia de edad? Hay algo que no me estás diciendo.
-Diego.
-Papá, dime Papi como siempre nené.
-Diego mañana nos sentamos y te suelto el yoyo. Tenemos que hablar largo y tendido.
-Ok, mañana hablamos pero luego quiero hacer el amor.
-NOOOOO -Se escuchó el grito por todo el pasillo de la UCI.

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En la funeraria del cementerio se encontraban familiares y amigos de la mamá de Orlando, luego de las palabras del cura cremarían el cuerpo.
Se encontraban Pedro, Nelson y Nicolás, los padres de Pedro, Jesús el director de la morgue y Eduardo el hombre casado que estuvo con Orlando en la clínica.

Diego padre llegaba con su hijo. Arévalo los vio y se puso nervioso.
-Ahí está el malandro ese. Ayer me dijo que ustedes terminaron, que está saliendo...con Orlando.
-¿Te dijo eso? Yo hablé con él ayer y quedamos en hablar hoy. Él no me dijo que habíamos terminado, vivimos juntos.
-Tienes días que no va a tu apartamento, me habías dicho.
Diego se quedó callado, no quería admitirlo pero sabía que las cosas no iban bien con el policía.

Pedro abrazó a su amigo, ambos lloraron. Estuvieron varios segundos abrazados y luego se separaron.
-¿Cómo estás con Nelson? No lo veo. 
-Está en el baño, vamos bien, ahí, cómo reconociéndonos, es otro peo siendo novios.
-Poco a poco, les deseo lo mejor. -Nicolás se acercó y abrazó a su amigo.
-Ánimo mi pana, mucha fuerza.
-Gracias Nico, tenía tiempo sin verte.
- He estado full en el trabajo y asuntos familiares. ¿Estos dos están empatados?
-Sí... quién iba a pensar que este par terminaría juntos.

Diego se acercó a Orlando. Volvió a darle el pésame. -Te extraño -Orlando lo vio a los ojos y se le inundaron.
-Todo se complicó entre nosotros Diego, tú no has resuelto...
-No me hables de mi tío, pronto irá a la cárcel.
-Que bueno.
-Voy a reconquistarte.
-Hace falta más que palabras.
-Te lo demostraré con hechos.

Diego padre se acercó a Orlando y le pidió a su hijo que los dejara solos.

-Mira mocoso ni te creas que vas a tener algo con Arévalo, el es mío ¿Estás entendiendo? Te vuelves a acercar a él y te desaparezco.
-¿Usted me está amenazando?
-No, te estoy advirtiendo.
-A lo mejor no habrá necesidad que yo me aleje de Arévalo, usted solito lo dejará.
Orlando se volteó y se puso a caminar pero Diego lo detuvo tomándolo con fuerza del brazo. -¿De qué estás hablando?
-Es mejor que me suelte porque el coñazo que le voy a dar va a tumbarlo al piso.

El muchacho se fue donde estaba Arévalo.
-Yo sé que no es el lugar ni el momento pero tengo unas ganas de cogerte...lo tengo prensao.
-¿Hoy vas a hablar con el viejo?
-Coño tú le paras y le tumbas el guevo a uno con una facilidad. Si, hoy hablo con él
-Ya lo puse sobre aviso
-Maaaarico ¿Le dijiste que soy su hijo?
-No, pero me dió arrechera lo que me dijo y le dije que él solito se alejaría de ti sin yo hacerlo.
-No joda guevón, cuando hable con él me va a caer a preguntas.
-¿Estás seguro? Cuando sepa que es tu papá se va a morir.
-Chamo...marico, me he estado cogiendo a mi papá.
-Hace siglos era normal chamo, no te enrolles.
-¿Qué coño dices? Ningún normal pana. Mi papá mamándome la verga, no chamo.
-Te estoy jodiendo...pero eso era así. Pero es muy heavy eso.
-Papito, no hablemos de eso, hablemos de ti, ¿Tú estás bien corazón? ¿Quieres que me quede contigo esta noche?

Orlando se el quedó viendo a los ojos buscando los ojos azules de Diego y comenzó a llorar. -Que más quisiera yo, pero hoy tienes una noche muy larga con Diego padre.


-Ya estamos solos en el apartamento, ¿ahora me vas a decir que pasa?
Arévalo se pasa las manos por la cara y se levanta de la silla, se da una vuelta y resopla.
El policía cierra los ojos y los abre viendo a Diego a los ojos y sin ningún preámbulo le suelta la noticia.
-Nosotros no podemos tener nada porque tú eres mi... papá.
Diego se levanta de la silla sorprendido pero en seguida se ríe. Arévalo saca de su billetera lo que le había dado su madre antes de morir, le dijo el nombre y en qué trabajaba y todo lo que había averiguado los días posteriores a la confesión de su mamá.

Diego se había quedado sin palabras, su piel estaba fría, pero sentía un calor en su cabeza que el estaba generando una jaqueca, miraba a Arévalo y recordaba el momento cuando tuvo el encuentro con Mireya, la madre de Arévalo.


-Ay señor, no diga esas cosas que usted se va a casar, yo le entrego el vestido de su prometida en unos minutos y ya. Usted se va a casar, no me llene la cabeza de pajaritos.
-Quiero llenarte otra cosa, anda belleza, sabes que me gustas desde hace semanas, vamos a hacerlo y te prometo que te trataré cómo una reina, estamos solos me dijiste ¿No? Aquí mismo hacemos el amor y verás cómo vamos a disfrutar.
Mireya sin levantar la mirada terminó de coser el vestido y se levantó. Diego la abrazó colocando su mano derecha en la nalga de la mujer para luego besarla.
-Te gustan mis besos, ahora te va a gustar lo que te haré en ese sofá.
Le arrancó el vestido dejándola en ropa interior y la tumbó en el sofá.

Diego sin hablar, miraba a Arévalo, las lágrimas le corrían solas mientras lo veía a los ojos.
-Igual vamos a hacernos la prueba de ADN, pa salir de dudas, tú debes conocer quién hace esa vaina...y si eres mi papá pues...ya esto...
Diego se inclinó hacia adelante bajando la cabeza y comenzó a vomitar para luego aguantar un fuerte dolor de cabeza. Arévalo lo sentó y le buscó agua, un paño mojado en agua fría y un par de ibuprofenos.

No paraba de llorar, Arévalo tampoco.
-Esto debe ser un mal chiste, uno bien malo, una broma de tu madre, tú no puedes ser mi hijo, tú no te pareces en nada a mi... tú...tú...¿¡mi hijo!?.

Diego se levantó de la silla y comenzó a tumbar lo que se le atravesaba en el camino hasta llegar a la habitación, Arévalo le gritaba que se quedara quieto, pero Diego gritaba de rabia. Haló las sábanas de la cama y gritaba que ahí habían hecho el amor, que no podía ser. buscó un encendedor y le prendió fuego a las sábanas y a la cama. El policía intentó detenerlo pero la rabia y la frustración del hombre sobrepasaban en fuerza a Arévalo.
Mientras veía como el fuego consumía el lugar donde se había entregado a su hijo gritaba y maldecía, Arévalo intentaba calmarlo.
Diego se levantó y salió de la habitación y fue al mueble de la sala, abrió la primera gaveta y sacó un arma y se lo puso en la boca para dispararse.
-Esto es lo más sensato que voy a hacer en mi vida, acabar con ella y terminar con esta locura.

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