martes, 23 de octubre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 82

Desnudos en la cama abrazados, besándose cómo si el tiempo se agotara para ambos, sus cuerpos rozándose, sus penes juntos compartiendo el sudor de cada piel, ambos erectos. Arévalo pasaba sus manos por los abdominales de Orlando y bajaba hasta tocar su vello púbico. Gemía.
El policía bajaba a su pecho y buscaba las tetillas para morderlas, el chico cerraba los ojos y le hablaba el cabello, echaba hacia atrás su cabeza retorciéndose mientras Arévalo seguía bajando recorriendo con su lengua y boca cada músculo abdominal hasta llegar al pene e introducirlo en la boca mientras uno de sus dedos jugaba con el culo del chico.
Mojaba el dedo con saliva y volvía a meterlo y seguía mamando el pene hasta que Orlando levantó su espalda de la cama. -Te lo quiero mamar- y así en un apasionado 69, ambos disfrutaban del pene del otro, aunque Orlando le costaba meterse todo aquel enorme pene por la posición que estaba, hacia lo posible por tratarlo todo.
Arévalo ahora le introducía dos dedos mientras seguía mamando, luego tres, se aventuró con cuatro y Orlando volvió a levantarse. -ya méteme ese guevo- El policía sonrió y volteó boca arriba al chico poniendo sus piernas en su pecho. -marico me mata tu barriga dura, mira como la tensas guevón, me pones más quesúo- Acercó el pene ya lubricado y comenzó a empujar mientras Orlando le pellizcaba las tetillas aguantando el dolor de la primera embestida.
La cara del chico cambió, fruncía el ceño, se mordía el labio y pedía que siguiera penetrándolo.

Arévalo lo terminó de penetrar, cogió las piernas del chico por los tobillos y comenzó a moverse con fuerza sacando y metiendo el pene. Orlando se desconectó del entorno y comenzó a gritar y a pedirle que no parará, le diera más duro y Arévalo obedeció, tanto así que lo volteó, lo colocó arrodillado en la cama y lo tomó de los hombros para ahora moverse con más fuerza, más duro. Sacaba el pene y veía lo diatado del culo del chico y eso lo ponía más salvaje, lo tumbó en la cama y se puso sobre él. El pene entró en línea recta lo que provocó un fuerte grito de dolor pero no dejó de disfrutar. A los pocos movimientos en esa postura hizo que Orlando se viniera. Arévalo no se detuvo y lo colocó de lado para penetrarlo de nuevo levantando la pierna del chico que tenía su barriga impregnada de semen que el policía no desaprovecharía y pasó su mano para luego lamerla y pasársela por la cara a Orlando.

El policía dió varias sacudidas más hasta sentir que se venía, se puso de pie en la cama levantó los brazos tocando el techo, cerró los ojos contrajo el ano y comenzó a eyacular. Chorros y chorros caían desde lo alto sobre el cuerpo y la cara de Orlando mientras que Arévalo gritaba con cada expulsión de semen.
Se tumbó al lado de Orlando y permanecieron callados varios minutos.


-¿Tú crees que esto que hicimos está bien? Nuestras madres recién muertas y nosotros tirando como si nada. Me siento culpable.
-La vida sigue Papi. Los muertos muertos están y nosotros estamos bien vivos y hoy lo demostramos con está revolcada que te di. No te sientas culpable por disfrutar
Volvió el silencio y Orlando habló

-¿De verdad tú quieres estar conmigo? Qué seamos pareja, novios, compartir nuestras vidas.
Arévalo se volteó para verlo a la cara.
-Marico tú me gustas que jode, pero no me lances esa vaina de noviecito ahora, me la paso bien contigo, tiramos rico, era lo que más quería, pero vamos con calma.
Orlando suspiró. -Verga, conseguiste lo que querías, tirar conmigo y listo. ¿Esto termina aquí entonces?
-Chamo, chamo, chamo, coño no te me pongas como Pedro armando la casita con el perrito y el jardín mi pana porque huyo y no me ves más.
-No te hablo de eso guevón, pero coño pensé que querías algo más serio que solo tirar.
-Marico tú no querías nada conmigo porque estabas pendiente del mamaguevo de Diego y ahora que te cogí despertó en ti el amor hacia mi.
-Puedo decir lo mismo de ti pero al contrario. ¿sabes qué?, vamos a dormir porque esto va a terminar mal
-Si y yo más tarde quiero cogerte de nuevo y en la mañana otra vez.

Diego estaba en su oficina cuando de pronto escucha una bulla afuera, se abre la puerta de su despacho.
-Vino la policía y el fiscal.
Entraron y saludaron a Diego.
-Me dijeron hace 10 días que vendrían ¿Qué pasó?
-Señor Hernández hay procedimientos que cumplir, había que publicar los carteles de citación y enviarle la citación a su domicilio, una vez agotados esos recursos procedemos a lo de hoy.
-Hagánlo ya que yo tengo que salir.

Llegaron al puesto de Alfonso, el tío de Diego y le mostraron la citación y algunas de las pruebas.
-Voy a llamar a mi abogado esto es un atropello, sobrino haz algo.
-Usted está detenido señor por fraude, estafa y desvío de fondos. Se podría librar de la cárcel pero usted tiene un antecedente de estafa y evasión fiscal.
-Sobrino, no puedes dejar que me lleven, tú me conoces.
-Por eso mismo es que hice esto, te vas a la cárcel por ladrón.
-Te vas a arrepentir de pegarle a la familia, será tu ruina.
-Empecemos por la tuya, sáquenlo de aqui.
Diego regresó a su oficina, hizo unas llamadas.
<<Perfecto, yo salgo ahora>>. -hizo otra llamada. -<<Que bien, ¿Entonces todo ok en la universidad? ¿No hubo problema? Ok, ok, ya salgo>>

Arévalo cerró los ojos mientras apretaba los hombros de Orlando y acababa dentro de él, retiró el pene y enseguida fueron a ducharse. -Ya es tarde.

Se vistieron. -Me dejaste el culo adolorido, coño cuatro cogidas marico, en mi vida me habían cogido tanto en una noche.
-Esto es lo que vas a tener conmigo
-¿Ah sí? Si nos empatamos.
-Me voy, deja de decir vainas que yo no he dicho marico porque te jodo.
-Llevame a la uni en la moto, me da ladilla llevar el carro.
-Acostúmbrate al carro marico, sino dámelo a mi y lo uso de taxi.
-Ni de vaina.

Llegaron a la Universidad y un movimiento raro había en el pasillo del aula de Orlando.
-¿Qué coño pasa aquí? -Nadie entraba al salón hasta que Orlando se acercó a la puerta y sus compañeros lo invitaron a entrar.
Lo recibió una enorme pancarta que decía PERDÓNAME y en cada pupitre ramos de rosas rojas y blancas y pegado a las paredes otros ramos de rosas blancas con chocolates. Sonó su celular.
<<Todo eso es para ti y para que me perdones>>
Orlando salió del aula y al fondo sentado en un banco estaba alguien que no distinguía.
- Marico ¿Qué es esto?  ¿Quién te mandó esta mariquera tan grande.
Orlando vio al fondo -Diego, fue Diego. -Se sonrió, Arévalo se le subió la sangre a la cabeza y entró al aula.

Orlando caminaba hacia donde estaba Diego que se había levantado del banco.

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