martes, 2 de octubre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 72

Arévalo estaba en la funeraria velando a su madre y pronto la cremarían. La morgue donde trabaja el policía corrió con todos los gastos. Arévalo pensaba que ese dinero lo debió poner su padre ahora que sabía quien era.
No llamó a Orlando ni a Pedro ni mucho menos a Diego a pesar que llamaba al policía pero este no contestaba las llamadas ni los mensajes.
-Chamo, tu papá tiene plata, nos va a sacar de abajo.
-Te recuerdo que es mi papá, no el tuyo, el tuyo es un vago que se la pasa borracho tres cuadras más abajo del bloque.
-Coño pero no nos vas a dejar morir.
-¿Tú crees que yo estoy pensando en eso ahora guevón? Mamá se murió y tu pensando en los reales de un viejo que no es familia tuya.
El hermano de Arévalo se alejó con la cabeza agachada. Volvió a sonar el celular pero esta vez era Pedro.
--Epa Arévalo ¿cómo estás?
--Bien…ahí…llevándola, ¿qué pasó?
--Queria pedirte un favor, para ver si con tus contactos puedes localizar un carro robado.
--Papá ahora estoy en otro peo, mi vieja se murió y estoy en la funeraria.
--Wao chamo, disculpa, no sabía, lo siento mucho…bueno…hablamos en otro momento. ¿en qué funeraria estás?
--La Fe, en Catia.
--Verga, bueno, voy para allá con Nelson
--No no chamin, no vengas, no hace falta.
--Si vale, tienes que estar rodeado de tus amigos, vamos para allá.
-¿Tú sabes donde queda la funeraria La Fe, en Catia?
-En Catia. –Le dijo Nelson mientras ponía los ojos en blanco.
-Si gafo, pero si sabes donde queda exactamente.
-Ahí preguntamos.
-Marico, es Catia, nos van a asaltar.
-Deja la angustia, ya le dijiste que ibas.
-Me dijo que no hacía falta.
-Si pero coño, se le murió la mamá marico.
Luego de preguntar y perderse dos veces por la zona, llegaron. Se acercaron donde estaba el policía y ambos lo abrazaron.
-Gracias pero te dije que no hacía falta que vinieras
-Bueno pero somos tus amigos, vinimos a darte apoyo.
-Son dos carajos que me tiré, más nada.
Pedro y Nelson se vieron a la cara, Pedro se encogió de hombros y se alejaron del policía.
-Arévalo está raro, mírale la cara.
-Coño Pedro pareces gafo, la mamá murió ¿cómo quieres que esté?
-No vale…no, está raro, él no es así, voy a preguntarle. –Mientras Pedro volvía a acercarse a Arévalo, Nelson se fue a buscar algo para tomar. Su celular sonó.
-¿Silvia? ¿Qué querrá esta ahora? –Aló
-Hola Nelson ¿cómo estás? Mira quiero hablar contigo sobre algo
--¿Algo? ¿Qué será? Dime.
--No, por aquí no. En persona
--Pero adelántame algo, estás rara . –Hoy todos el mundo está raro.
Silvia, se quedó callada unos segundos y luego habló.—Quiero volver contigo.
--¿Qué? Te volviste loca, después que me maleteaste ahora quieres que vuelva. Yo estoy saliendo…verga…le digocon Pedro, con Pedro, estoy saliendo con Pedro.
--No me importa, pero quiero verte y explicarte, necesito que volvamos, te llamo luego para cuadrar chao.

-Arévalo, a ti te pasa algo, algo más que el dolor por la muerte de tu mamá…estás rarísimo, la cara la tienes desencajada, un gesto raro.
-Se me murió la vieja coño ¿cómo quieres que esté? Déjame solo.
-Cuéntame anda, sé que hay algo más. ¿Quieres que tiremos? El viejo no te hadado culito, es eso. –Arévalo se volteó a verlo y lo cogió por el cuello asfixiando al muchacho, Nelson veía la escena a lo lejos.
-Me haces daño, suéltame.
-Ve al baño y me esperas ahí.
Pedro comenzó a caminar hacia el baño, Nelson lo veía y sin saber de lo que hablaban entendió lo que iba a pasar. Pedro comenzó a latirle el corazón rápido, sabiendo que lo que vendría sería rudo y doloroso pero placentero, cada vez que tenía sexo con el policía cuando estaba molesto terminaba en una furia descargada en él. Pero igual entró al baño a esperarlo. Era de un persona, se puso nervioso ahí dentro pero se sentó en la poceta a esperar.
Arévalo entró y apretó el botón para cerrar la puerta. Pedro se bajó el pantalón al igual que el policía, que lo tomó de la cabeza y lo volteó. Su pene rozaba las nalgas del chico que no terminó de acomodarse cuando Arévalo lo penetró sin reparo. Gritó con fuerza pero le tapó la boca con la mano y comenzó a empujar. Pedro lloraba del dolor y su piel se erizaba con cada sacudida.
El policía empujaba con rabia, gruñía mientras su mano la apoyaba en el hombro del chico mientras la otra seguía tapándole la boca. El pequeño baño no dejaba espacio para moverse, el pene de Arévalo entraba y salía con facilidad pero la fuerza que ejercía no daba chance que Pedro pudiera moverse. El rostro del muchacho estaba enrojecido y ambos sudaban. Sus pantalones en los tobillos y las franelas aún puestas incrementaban el calor en el pequeño espacio.
Arévalo volvió a empujar con fuerza y lanzó al chico contra la pared dándose un golpe en la frente. Hubo un grito cuando llegó el momento de descargarse dentro del muchacho que apenas gemía. Retiró el pene y aun salía semen del glande del policía que se agachó y no pudo contener las lágrimas.
-Sabía que había algo más ¿ves? Te conozco, necesitabas sexo para drenar, cuéntame.
-Marico mi mamá me confesó una vaina justo antes de cruzar el páramo, coño la vieja sabía que se iba y me lanzó la bomba y llegó la pelona, me dejo con ganas de formarle un peo y batuquearla en esa cama, mi vieja se murió marico, se me murió.
Tocaron la puerta con tres golpes fuertes. –Abran, soy Nelson, sé que están ahí guevones, salgan.
Se levantaron del piso y se acomodaron los pantalones, tomaron unas servilletas y se secaron el sudor. Abrieron la puerta.
-Coooñoooo menos mal que estabas triste por la muerte de tu mamá, llegas a estar feliz y montamos un trio aquí en el baño.
Arévalo empujó por el hombro a Nelson y se fue donde estaba su familia.
-Verga Nelson, ya me iba a contar que le pasaba y vienes a cagarla diciendo eso.
-¿Quien viene a un funeral a tirar marico? y encima el doliente.
-Se han visto casos chamo…yo leí una novela que se llama MALAS INFLUENCIAS maaarico, en esa vaina pasa de todo hasta esto que…hice…y peor.
-Ya no me cuentes mariqueras, coño estamos saliendo o no, vas y tiras en mis narices.
-Bueno…no es nada serio…no sé, además esto fue algo como terapéutico.
-Marico, que estupideces dices, te cogió este pana y te pusiste comeflor y con una sonrisa. Cuando te cuente algo se te quita esa cara de enamorado. Silvia quiere volver conmigo.
-¿QUEE? ¿Pero que se cree la pajúa esa? Ahora si quiere contigo, claro como sabe que estoy contigo la muy zorra se encapricha contigo.
- Carajo, pero hace unas semanas  no hablabas así de Silvia, te caía bien y eran panas.
-Se tira a mi papá y ahora quiere volver, de verdad que las mujeres son una vaina. Por eso es que soy gay, espero que no estés considerando regresar con ella.
-Ve a hablar con tu amante marico y déjame solucionar este peo con ella.
-Imbécil.
-Puta
Pedro se fue molesto a buscar a Arévalo para que terminara de contarle lo que había pasado con su mamá.
-No le hagas caso a Nelson ahora el idiota está pensando si vuelve con su novia de toda la vida y la tipita esa sale con mi papá.
-Tú también tienes lo tuyo ¿no? Que fuerte esa vaina.
-Dime que te contó tu mamá.
Arévalo se pasó las manos por la cara y resopló, miró a Pedro a los ojos y así se quedó unos segundos. El chico se encogió de hombros y se sonrió tímidamente.
-Mi mamá me soltó el nombre de mi papá luego que me había contado una historia que se había muerto o ido del país que no quería saber nada de ella, un poco é vainas.
-¿Y quién es tu papá? ¿Lo conoces, lo has visto? NO ME DIGAS QUE ESTÁ AQUÍ.
-No, no…no está aquí prefiero que no esté aquí.
-Te entiendo, mira  ahí llegó tu novio, como se entere que me cogiste me mata o nos mata, chao te dejo.
Arévalo se levantó, al ver a Diego llegar se extrañó pues no le había dicho nada. Diego se acercó y Arévalo lo abrazó y comenzó a llorar.

1 comentario:

  1. Bueno, he quedado un poco corto con los personajes nuevos, pero la escena de esos dos? Pues hijo, de que calienta, calienta.
    xoxo

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