jueves, 25 de octubre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 84


-Mírame esta mierda, lleno de rosas y chocolates. -Arévalo se agachó y arrancó unos bombones y se los escondió en la chaqueta.

-¿Qué significa esto?
-¿Te lo tengo que explicar? Creo que está muy claro el mensaje, quiero volver contigo, quiero que me perdones todas las estupideces, quiero que vivas conmigo. -Sacó de su bolsillo unas llaves y se las puso en la mano. Orlando le latía el corazón más rápido de lo normal mientras veía aquellos ojos azules. Diego se acercó un poco más, le puso la mano detrás de la nuca y lo besó en la boca delante de todo el mundo. Los compañeros de clases comenzaron a aplaudir y silbar. -BRAVOOO ORLANDO, VALIENTE. 

Orlando se puso rojo de la pena y Diego se separó apenas centímetros de su boca. -Estoy temblando de los nervios con esto pero quiero dar el paso, quiero que veas que si pueden cambiar las cosas conmigo.
Arévalo estaba unos metros más allá aguantando la rabia y apretando los puños. No esperó y se acercó. Ya varios alumnos se habían dispersado.

-Mira mariquita ¿tú crees que con cuatro florecitas Orlando te va a perdonar y volver contigo? ¿A ti no te quedó claro que yo estoy con él?
-Arévalo, tranquilo, tú y yo no tenemos nada, yo no he decidido nada.
-Cooooño pero te dió unas llaves que recibiste y te clavó un beso y tú ahí quietico.
-Mira malandro vete de aquí porque esto lo vamos a resolver Orlando y yo, tú estás sobrando.
Arévalo le lanzó un golpe en la cara que lo tumbó al piso, pero Diego se levantó y le dió un golpe también. Comenzaron a forcejear mientras Orlando les gritaba e intentaba separarlos.
Se separaron y se alejaron del policía.
-Pega duro el niche ese.
-Diego, ya.
-¿Tú estás empatado con él, en serio?
Orlando no respondió pero vio a los ojos a Diego. -Deja que yo hablé con él y luego tú y yo hablamos.
-¿Me vas a dejar sin saber que va a pasar con nosotros? Quiero que seamos novios. A mi tío están a punto de meterlo preso, yo sé que eso no es la solución pero yo no quiero saber de él, mientras más lejos mejor.
-¿Y cuando salga? Porque no creo que esté preso 20 años.
-Voy a estar contigo viviendo. -Le dió otro beso en la boca, Arévalo se iba acercando mientras sacaba su arma de un costado.
-Vuelves a besarlo y te destrozó la cabeza a tiros.
Orlando y Diego se levantaron, Diego alzó los brazos, la poca gente que los veía corrió al ver el arma.
-Te crees muy macho porque tienes una pistola, suéltala y pelea.
Arévalo le disparó muy cerca del cuerpo a Diego que se asustó mientras Orlando estaba impresionado por lo que acababa de presenciar.
-Arévalo, guarda el arma. No tienes que llegar a esos extremos.
Diego se acercó a Orlando y le pasó el brazo por los hombros. -Te guste o no Orlando y yo vamos a estar juntos.
Arévalo se mordía el labio junto con la lengua mientras contenía la rabia. -Yo no estoy jugando sifrino, suéltalo o te mato aquí mismo.
-ARÉVALO BAJA EL ARMA, DEJA ESTA ESTUPIDEZ.
El policía apuntó a Orlando. -Tu cállate que luego voy a hablar contigo. -Volvió a apuntar a Diego y se acercó poniéndole el cañón en la frente.
-Yo me acosté con este carajito, no voy a permitir que ahora me lo quites mamaguevo, te voy a matar.
-¡AREVALO! ES TU HERMANO. -Orlando dijo eso y cerró los ojos arrepintiéndose de lo que había dicho.
Arévalo bajó el arma Diego miró a Orlando arrugando la frente. El policía se guardó el arma y se sentó tapándose la cara con las manos.
-¿Qué coño dijiste, qué mierda es esa?
-Olvídalo, fue lo primero que me vino a la mente para acabar con esto.
-YA LO DIJISTE GUEVÓN, SI SOMOS HERMANOS SIFRINO, DIEGO ES NUESTRO PAPÁ, ME HE ESTADO COGIENDO A NUESTRO PADRE TODOS ESTOS MESES.
Diego se le lanzó encima a Arévalo y comenzó a golpearlo hasta que vio sangre y el policía comenzó a golpearlo y lo tumbó al piso. Se sentó sobre él.
-Somos hermanos mariquito, nos corre la misma sangre, te tengo arrechera y quiero matarte pero eres mi hermano.

Diego comenzó a llorar mientras a Arévalo lo sacaban del lugar dos vigilantes.
-NO TE VAS A QUEDAR CON ORLANDO GUEVÓN, NO ME LO VAS A QUITAR.
-Orlando estaba sentado en el banco con la cabeza agachada llorando, a su mente llegaba la imagen de Vicente, su hermana y su madre.
Diego se acercó al chico, estaba adolorido.
-Así no fue como me imaginé todo esto. Tenía algo distinto en mente. Ahora resulta que ese marginal es mi hermano, esto debe ser un chiste. Cuando mi papá lo sepa.
-Ya lo sabe, y ya se hicieron el examen...están esperando los resultados.
-Esto es una aberración, ese malandro teniendo sexo con nuestro padre. No quiero ver a ese tipo más nunca y menos cerca de ti.
-Diego por favor déjame solo ¿Si?
-¿Y lo nuestro? Quiero una respuesta positiva.
-Diego.... hablamos mañana.

Luego de buscar su carro y recoger la mayoría de las flores, se fue a su casa. La reunión con su tutor de tesis la dejó para dentro de dos días.

Habló con Arévalo y se vieron en un café.
El policía no paraba de llorar pidiéndole perdón a Orlando por lo de la mañana.
-Marico yo no tengo la plata para comprarte ni 12 rosas.
-Que tonto eres. Más bien quiero disculparme contigo por decir que eran hermanos, no se me ocurrió otra cosa para que dejaras de apuntarlo.
-Le iba a dar un pepazo marico, me alegro que se haya enterado así, que le de arrechera. Hasta me robé unos chocolates pero se los di a los vigilantes pa que me dejaran quieto.
-Te volviste loco sacando esa arma.
-Que vea que no le tengo miedo. ¿Qué hiciste con ese poco e rosas? El guevón dejó a Caracas sin flores. Marico ese. ¿Ya le dijiste que no vuelves con él?
-No he hablado con él, será mañana, algunos ramos están en casa otros en la universidad decorando alguna oficina.
-¿Y que le vas a decir mañana?

Orlando miró a los ojos a Arévalo con los suyos brillando por las lágrimas aguantadas, aunque sabía la respuesta, esperaba escucharla del chico.
-Estoy con la cabeza revuelta Arévalo, pero sabes que yo lo amo, si, soy un pendejo, pero lo amo, no he decidido nada.

Arévalo se levantó de la silla encendido de la rabia.
-Cuando te vuelva a hacer otra de las suyas no me llames. A ver quién te va coger con este bate que te gusta guevón, yo no tengo los reales de ese marico, pero tengo corazón y tengo muchas cosas que dar aparte de esta verga. -se apretó el jean en la entrepierna. -pero bueno tú decidiste así que yo me alejo para ver cómo te estrellas.
-Yo no te entiendo. Primero solo querías cogerme y cero novios y ahora estás retorciéndote de los celos.
Arévalo lo agarro del cuello de la franela y lo levantó de la silla y su frente con la de el.
-Si, estoy enamorado de ti ¿Cuál es el peo? Me gustas burda y me revienta las bolas cada vez que ese imbesil te besa, pero vete con él pero te olvidas de mí.
Lo empujó y se fue del lugar llorando sin que lo viera Orlando.

Manejó su moto varios kilómetros, tantos que llegó a Valencia. No sabía que iba a hacer, se sentó en el brocal de la acera y buscó su celular, tenía varias llamadas perdidas de Jesús, su jefe. Las ignoró. Llamó a Carolina, su amiga la prostituta.
<<Hola mi reina, estoy en tu ciudad, quiero verte y echar un polvo>>
<<cariño qué sorpresa, bueno tú dime cuándo y dónde>>
<<Hoy mismo, ahora, ya te digo dónde estoy y vienes o te busco>>

2 comentarios:

  1. Este capitulo estuvo excelente... ahora que me puse al día con la novela me toca esperar

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  2. Se ha complicado esto! El pobre Arevalo, no se puede aguantar!

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